Colas en la administración de la calle Barcelona de A Coruña que vendió el gordo: «Hay que seguir intentándolo»

Caterina Devesa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MIGUEL MIRAMONTES

La vía recupera la normalidad tras el subidón de la jornada de premios: «Veu por aquí un dos afortunados, vai axudar ás fillas co premio», indican en el bar de al lado

23 dic 2022 . Actualizado a las 21:04 h.

«Yo ya venía a comprar aquí antes de que diesen el gordo eh», dice una de las mujeres que en la mañana de este viernes hizo cola en La diosa de la fortuna, la administración número 27, situada en la calle Barcelona 56, que repartió el gordo entre A Coruña y Cambre, un total de 450 décimos que se traducen en 180 millones de euros. El subidón de vender el primer premio atrae a más clientes en una jornada de resaca para los loteros y afortunados. «Hay que seguir intentándolo, por lo menos cayó en la zona y todos nos alegramos», indicó otro vecino, que también esperaba a ser atendido.

Entre venta y venta, los loteros pudieron salir a tomar un café, o en el caso de María del Mar, que trabaja para los hermanos José Luis García y Cristina, una tila.«Seguimos muy contentos. Es que es el gordo. Yo es que sigo temblando. Fue un subidón total y hoy mucho trabajo. Vienen muchos a por devoluciones y otros a comprar», indicó la mujer, que no tenía ese boleto. «Ese número no lo cogí, pero bueno, tengo alguna devolución».  A su vuelta, la fila para adquirir boletos en el negocio seguía. «No te hablo más hasta que me vendas un premio», bromeó un conocido con ella, que lucía la camiseta del primer premio, que también llevaba Cristina. Mientras José Luis atendía a otro cliente. «Estamos felices, pero ya más tranquilos. El jueves fue una locura, no paró de venir gente. A última hora vinieron algunos de los afortunados. Por la mañana estuvo Asunción con su hijo, y a la tarde llegaron un par más, pero la mayoría estaban por O Temple, ya que casi todo fue para El Gaucho I».

Entre los vecinos de la zona que sí adquirieron el ya famoso 05490 se encuentra un habitual del bar Otero Blanco, situado casi al lado de la administración. «Nós sempre mercamos aí, pero  non nos tocou, pero si a un cliente. É un home rumano de 70 anos, que leva aquí moitos. Estivo antes tomando algo», señaló el responsable del local, Alfredo, mientras que otro hombre sentado en la barra manifestó que el afortunado «vai axudar ás filas cos cartos». En concreto, desde el negocio expresan que el premiado pretende destinar parte de los 400.000 euros que obtendrá por el décimo en terminar de pagar el piso de una de sus hijas. «Unha vive en Santiago e aínda está pagando a hipóteca, así que vaille dar os cartos para que a a liquide. A outra ten algunha deuda en Rumanía e tamén a vai axudar», manifestaron.

Cerca de ese bar, en otro café, estuvo en la mañana de este viernes Miguel Ángel Sánchez, del Sindicato de Trabajadores de Limpieza, que compró el boleto premiado hace unos veinte días. «Estoy a tónicas, que lo celebramos bien», apuntó el hombre, que apuntó que después se iba a trabajar. En la agrupación solo él y otro compañero compraron el décimo que se llevó el gordo.  «No era uno de los números a los que jugamos todos. Del otro ganador no sabemos nada, desapareció», dijo entre risas. «E a min vendérome o acabado en 80, en vez de en 90, xa lles vale», señaló otro vecino, que manifestó: «Non creo que volva tocar aquí na do Neno, pero hai que probar». 

La administración que repartió los millones está en la entrada de las galerías de la calle Barcelona, donde solo perviven unos pocos negocios. «A mí no me tocó, pero normal, no juego. Me alegro igual de que haya caído en la zona», comentó Daniel Castro, dueño de Tatuart. En frente de ese local, está una pescadería.«Nosotros compramos ahí la lotería, pero teníamos otros números, así que hay que seguir trabajando, pero felices. Es una alegría para el barrio». Un barrio que es uno de los más humildes de A Coruña y en el que crecieron numerosos coruñeses que hace veinte años recorrían la calle Barcelona cuando era una de las vías de moda. Después, con el cierre de las tiendas de Inditex, la zona sufrió un declive que se tradujo en el cierre de muchos locales. Poco a poco, y de la mano de la apertura de pequeños comercios, buena parte de ellos regentados por extranjeros, ya que el Agra do Orzán es uno de los más multiculturales de la ciudad, la emblemática calle se ha ido recuperando. Con el premio del gordo, vecinos y vendedores, reciben un empujón de ilusión para, como siempre han hecho, seguir trabajando.