Seis años de la tragedia del Orzán: «Seguimos sufriendo su pérdida, solo nos alivia el orgullo de tener un hijo así»
A CORUÑA CIUDAD
Los policías fallecidos durante el rescate de un joven eslovaco recibirán un nuevo homenaje en la coraza
27 ene 2018 . Actualizado a las 19:46 h.Hoy se cumplen seis años de la muerte de los tres jóvenes policías que se echaron al mar del Orzán, con olas de cinco metros, para salvar la vida de un estudiante eslovaco, Tomas Velicky, que también falleció. Sobraba cruzar dos palabras con Javier, José Antonio y Rodrigo para saber que iban a actuar como actuaron. Se parecían mucho. Los tres habían soñado desde pequeños con ser policías y lo que hicieron aquella madrugada del 27 de enero del 2012 solo fue enseñar una patita de todo el coraje que tenían. Desde entonces, sus familias solo escuchan buenas palabras de sus hijos, hermanos o esposos. A Raquel, la hermana de José Antonio Villamor, dentro del profundo dolor, le gusta hablar de las muestras de cariño que reciben «de todo el mundo». Da igual que pasen los años, decía ayer: «Siempre nos llaman para animarnos. No saben lo que eso nos reconforta».
«No podemos olvidar los besos que la gente nos daba por la calle, los constantes homenajes por parte de todas las instituciones, las muestras de dolor y cariño de sus compañeros, que a día de hoy no han dejado de acordarse de nosotros», dice Raquel Villamor. Para la hermana de Rodrigo, «nadie muere del todo mientras se le recuerde».
Carmen, la madre de Javier López, comparte la pena junto a su marido Aquilino. Pero les reconforta «el orgullo de tener un hijo así». Hablan de él en presente y, como el resto de las familias de los fallecidos, sienten «un profundo agradecimiento» por las muestras de apoyo y solidaridad que nunca han dejado de llegar a su hogar desde aquel día.
El rescate
A las 5.30 horas de esta pasada madrugada se cumplieron seis años de la tragedia del Orzán. En aquella noche fría y oscura las autoridades habían activado la alerta naranja por olas de hasta cinco metros. Pero un grupo de jóvenes eslovacos, entre los que se encontraba Velicky, bajaron a la playa después de una noche de fiesta para celebrar el final de los exámenes. El estudiante se acercó a la fuerte resaca y un golpe de mar se lo tragó, sin darle tiempo a reaccionar.
José Antonio Villamor, de 34 años y natural de Friol, y Rodrigo Maseda, de 35 y de Burela, estaban en la zona vestidos de paisano, pues minutos antes habían ayudado a un militar francés que se estaba bañando en medio de un mar embravecido. Dos jóvenes los avisaron de que Velicky estaba en dificultades y acudieron en su auxilio. Intentaron el rescate en vano. La secuencia de golpes de mar devolvió a tierra a Velicky, lo volvió a llevar y con él a los dos agentes del 091 y a Javier López, de 38 años y vecino de A Coruña, que acudió a ayudarlos.
Ya no volvieron a ser vistos con vida. De inmediato se montó un amplio operativo de rescate por mar, tierra y aire, sin resultado. Fue el océano el que devolvió sobre las nueve de la mañana el cuerpo de Javier López, frente al Millenium. Hubo que esperar seis días, hasta el 2 de febrero, para que el mar dejase salir de sus profundidades los cadáveres de José Villamor y Rodrigo Maseda en la misma ensenada del Orzán. Casi un mes después de la tragedia aparecía el cuerpo del joven eslovaco. Su padre, Peter Velicky, viajó a A Coruña y se volcó con las familias de los policías: «Gracias por el valor y el sacrificio de vuestros hijos», les dijo. Los agentes son recordados desde aquel fatídico día con un monumento, un lazo tendido al mar en su honor en la coraza del Orzán. Hoy, a las 11.30 horas, familiares de los funcionaros policiales acudirán a la coraza para rendirles un nuevo y sentido homenaje.
Un antes y un después
La muerte de los tres agentes también movió voluntades y sirvió para mejorar los recursos policiales. Cuando aquello sucedió, los sindicatos policiales denunciaron «el nulo o escaso» equipo con el que salían los agentes a patrullar. Expresaron su malestar con estas palabras: «Trabajamos en A Coruña, no en Cuenca, y aquí hay mar, un mar bravo. Solo con un poquito de sentido común nos daríamos cuenta de lo necesarios que son una cuerda de cien metros y un par de chalecos». «Estamos convencidos de que, si nuestros compañeros desaparecidos llevasen en el coche una cuerda de alpinista, no estaríamos llorando las muertes de nuestros compañeros».
El propio titular del Juzgado de Instrucción número 4 de A Coruña, que se ocupó del caso, mencionó entre sus subordinados a pie de playa los escasos recursos. Hoy, los coches patrulla ya llevan esas herramientas que hace seis años faltaban.