El sapiens se apareó con el neandertal ya desde su primera salida de África

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

CIENCIA

El encuentro entre especies
L.P.B., O.A.

El cruce inicial ocurrió hace 100.000 años, mucho antes de lo supuesto

19 sep 2019 . Actualizado a las 16:48 h.

Unos huyeron del hambre y de la sequedad extrema hacia el norte, y otros del frío, hacia el sur. Eran dos especies distintas. Unos eran sapiens y otros neandertales y ambos se encontraron en un lugar por determinar, muy posiblemente en Oriente Medio, en un éxodo común en el que compartieron algo más que experiencias. Ocurrió hace algo más de 100.000 años y de esta unión amorosa surgió el primer cruce documentado entre los ancestros de los humanos modernos y de una población primitiva de neandertales procedentes de Siberia que se había aislado de la rama europea.

Esta hibridación inicial ocurrió 50.000 años de la que hasta ahora se conocía y prueba, además, que el sapiens salió de África antes de lo que se había supuesto. Este primer éxodo también fructificó, ya que hasta ahora se pensaba que había sido un intento fallido. Así lo prueba un estudio genético en el que se analizaron los genomas completos de un neandertal y un denisovano de las montañas siberianas de Altai, que se compararon con la secuencia del cromosoma 21 de un neandertal de la cueva asturiana de El Sidrón y de otro de Vindija (Croacia). El estudio, liderado por el Instituto Max Planck de Alemania y con participación de investigadores del CSIC y de la Universidad Pompeu Fabra, se publica en Nature.

«Este encuentro coincide con un máximo glaciar que empujó a los neandertales hacia el sur y expulsó a los sapiens de África, ya que en los máximos glaciares se produce un deterioro de la zona del Sáhara, que se vuelve más seca. Tiene sentido que ambas especies coincidieran en el tiempo en un encuentro asociado a estos cambios climáticos», explica Carles Lalueza-fox, uno de los investigadores que ha participado en el trabajo.

«El descubrimiento tiene una clara implicación en el modelo evolutivo. Sabíamos desde hacía décadas que hubo una salida temprana de sapiens fuera de África, por los restos encontrados en los yacimientos israelíes de Skhul y Qafzeh, pero al no tener datos paleontológicos fue considerara por muchos como una emigración fallida, al no haber ido más allá de Próximo Oriente», apunta Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Pero este grupo primitivo fue más allá. Se extendió hacia Asia, aunque no a Europa, y muy probablemente se extinguieron luego, ya que su huella no se encuentra en los humanos actuales, como sí lo está la de los que protagonizaron la emigración posterior, de hace 50.000 años.

Los investigadores ya sabían desde el 2010, gracias al estudio Genoma Neandertal, que hace unos 50.000 años la población humana antepasada de los europeos y los asiáticos actuales se cruzó con los neandertales. Como resultado de ese flujo genético, los humanos modernos no africanos portan un 2 % de secuencias genéticas neandertales. Pero del primitivo aporte, que ocurrió 50.000 años antes, no ha quedado huella ni en los sapiens ni en los neandertales europeos, que en algún momento quedaron aislados de sus compañeros siberianos. Las pruebas hacen sospechar a los investigadores que los intercambios sexuales entre especies fueron más frecuentes de lo que hasta ahora se pensaba. «Los cruces debieron haber ocurrido muchas veces a lo largo de la evolución humana en lo que parece ser un motor del proceso adaptativo», subraya Lalueza-Fox.

En esta línea abunda Sergi Castellano, investigador del Instituto Max Planck y codirector del trabajo: «Se cruzaron múltiples veces a lo largo de miles de años». En la actual investigación no se pudo determinar, pero es probable que en estas relaciones íntimas interviniera una tercera especie: los denisovanos.