Foro Voz Día da Muller: «Todas xuntas non temos fronteiras»

mARTA lÓPEZ CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

Ana García

Ocho mujeres reflexionaron en Vimianzo sobre igualdad, conciliación y desarrollo profesional

07 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

María José Pose, Carmen Vázquez, Ana Mouzo, Rocío Espasandín, Rosa Blanco, Irma Macías, Natalia Lema y Mónica Rodríguez. Ocho mujeres, ocho voces, ocho testimonios pronunciados el pasado miércoles ante un auditorio vacío. Una pena, pues las historias allí narradas habrían hecho reflexionar a más de uno. Este Foro Voz Día da Muller, coorganizado por La Voz de Galicia y el Concello de Vimianzo y moderado por la periodista de La Voz Melissa Rodríguez, sirvió para tejer el gran discurso de la mujer rural a través de la mirada de ocho protagonistas de diferentes edades y sectores.

«Estamos condicionadas dende o nacemento», esgrimió la concejala de Igualdade, María José Pose, al abrir el foro. Una «responsabilidade» para ella, según dijo, pero también una gran ilusión. Reflexionó sobre la presencia de la mujer en la política local, cada vez más normalizada, pero todavía sin grandes referentes femeninos en primera línea. «Estamos mellor que hai dez anos, pero queda aínda moito por facer», apuntó Pose, enorgullecida por las tres alcaldesas que tiene la Costa da Morte en este mandato.

A la Administración local, dijo la concejala, le corresponde garantizar una igualdad efectiva entre hombres y mujeres, partiendo por la utilización de un lenguaje inclusivo y por el impulso de iniciativas de concienciación, como el jardín vertical construido con motivo del 8-M y que será inaugurado mañana (12.00).

María José Pose despidió su intervención con un reconocimiento -a las mujeres rurales y a su fortaleza- y con un deseo: «Que chegue un día no que a igualdade sexa tan normal que non teñamos que falar dela».

Las maestras de los 70

Tras ella, la maestra jubilada Carmen Vázquez hizo memoria de esas primeras escuelas inhóspitas en las que tuvo que dar clase a inicios de los 70. «Escuelas de difícil desempeño», las llamaban: incomunicadas, con cartones en las ventanas rotas y en las que había que encender braseros para mantener medianamente calientes a los niños, que llegaban empapados en los días de lluvia.

Como estaban en tan malas condiciones, no se podía ni habilitar un cuarto para que durmiesen las maestras como Carmen entre semana, así que se quedaban en la casa de algún vecino. Y ojo con que no se enterasen de que estaban solteras, «porque senón buscábanche un mozo», explicó. Las niñas iban menos a clase que los niños. Renunciaban a tener una educación para cuidar a sus hermanos pequeños y que así los padres pudiesen trabajar. «O anonimato e a marxinación definiron a historia das mulleres. Non podemos esquecer ás que sobresaen e sobresaíron», alegó.

El deporte mixto

Temas como la conciliación, el lenguaje sexista o el desarrollo profesional fueron surgiendo según las protagonistas de la tarde iban saliendo al estrado. Ana Mouzo, jugadora y capitana del Fisober, fue repasando su trayectoria en el fútbol sala. Todo fue bien mientras era una niña. Los compañeros la integraron enseguida y, lo más importante, le pasaban el balón durante los partidos. «Xa na Secundaria ves que empezas a molestar», explicó, y no entre sus compañeros, sino de cara al exterior. Comentarios despectivos, improperios lanzados desde las gradas, tener que pedir permiso a los árbitros para poder jugar en equipos mixtos y, finalmente, iniciación en clubes femeninos. «Síntome orgullosa de poder falar disto. Debería haber un 8-M tódolos días», continuó Mouzo, antes de concluir con un alegato final: «Pedídelle aos vosos fillos, netos, sobriños que lle pasen o balón ás nenas».

De valor, de presentimientos y de emprender habló la zasense Rocío Espasandín, afincada en el concello vimiancés. Estudiar nunca fue lo suyo, ella misma lo reconoció durante su intervención, pero siempre se sintió atraída por el trabajo en el campo. Vio cantidad de tierras desaprovechadas y se animó a montar su propio invernadero, a pesar de que al principio no contó con toda la confianza que le hubiese gustado. «O traballo no rural está moi mal visto», apuntó, pero poco a poco fue haciéndose hueco y ahora le ayuda también su marido en la producción. «As mulleres fomos e somos moi escravas, porque temos que asumir moito máis, como os traballos da casa ou o coidado dos nenos. E non debería ser así: somos iguais que os homes», reflexionó.

Repetir más adelante

La primera alcaldesa que ha tenido Vimianzo, Mónica Rodríguez, cerró el acto comprometiéndose a fijar fecha para otro coloquio como este y agradeciendo a todas «polo seu traballo e a súa experiencia». «Todas xuntas non temos fronteiras», expresó la socialista.