Incluso si no hiciera retroceder a la UE un cuarto de siglo, la revisión que se pretende acometer en el Tratado de Schengen para restaurar los controles fronterizos es un placebo.
El eurodiputado socialista ha puesto en duda la «necesidad» de reformar Schengen en contra de uno de los principios básicos de la Unión Europea, la libertad de circulación.
«Para el Gobierno alemán, la libre circulación es intocable», declaró un portavoz en relación a la propuesta lanzada por Roma y París ante crisis migratorias.