Desde las playas del sur hasta A Mariña de Lugo, pasando por Carballo que lo tiene de patrón y por A Coruña donde es tradición consagrada, no hay otra celebración tan extendida. Desde la aldea más pequeña hasta las grandes capitales, en cualquier rincón donde había algo que quemar y un trozo de carne o una sardina que pasar por las brasas, esta noche mágica, al margen de que cayese de lunes para martes, fundió a la comunidad en la velada más intergeneracional