Mi perro es un héroe

Susana Acosta
SUSANA ACOSTA REDACCIÓN / LA VOZ

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CAPOTILLO

Así es Brus.Tras una dilatada trayectoria buscando a gente en Angrois, a Marta del Castillo y a los niños del caso Bretón, ahora disfruta de un retiro familiar en su casa de Pontevedra

19 oct 2020 . Actualizado a las 17:05 h.

Un auténtico héroe. Así es Brus, un braco alemán de 13 años. Y lo es por muchos motivos, no solo porque se ponga al pie de la cuna velando el sueño del hijo pequeño de Marta o le ponga las patas encima de las piernas de su hermano para que lo acaricie. Es un héroe porque este perro ha formado parte del equipo de rescatadores de Angrois. Su hocico se coló entre los hierros del tren Alvia que descarriló antes de llegar a Santiago aquel terrible 24 de julio de hace ya siete años en busca de personas que se hubieran quedado atrapadas. También participó en la búsqueda del ADN de Marta del Castillo y de los niños del caso Bretón, los hermanos de Córdoba de apenas 2 y 6 años, que nos destrozó a todos el corazón lo que su padre llegó a hacerles. Solo por eso Brus ya es un perro especial. Se merecía una jubilación más que feliz. Y fue en Salcedo (Pontevedra) donde la encontró. En una casa familiar donde se pasa el día persiguiendo ovejas y jugando con su compañera Lúa, un golden que lo acogió desde el primer momento estupendamente. Tanto que ahora duermen los dos juntos: «Ella dormía dentro de casa e intentamos por todos los medios que Brus también lo hiciera. Pero no quiso, a lo mejor estaba dentro hasta las dos o tres de la mañana y luego ya empezaba a rascar la puerta porque quería salir y se metía en la caseta que teníamos entonces. Estaba acostumbrado a dormir fuera, así que le construimos una más grande. Y ahora duermen los dos juntos en ella», dice su orgullosa dueña, Marta Martínez.

Brus tuvo una dilatada trayectoria profesional. Estuvo ocho años siguiendo rastros: «De hecho tardaron cerca de doce meses en dárnoslo, porque aún seguía en activo mientras no lograban que el perro que lo iba a sustituir alcanzara el nivel de profesionalidad que tenía Brus en ese momento». Porque en cuanto Marta y su marido Pablo lo vieron en la televisión supieron que ese perro tenía que estar con ellos: «Salió en El Hormiguero, en la sección de los perros de Dani Rovira, y sin decirnos nada nos cruzamos la mirada y los dos supimos que lo queríamos. Y ya enviamos el correo electrónico a Héroes de Cuatro Patas, la asociación que se encarga de buscar hogar a estos perros». Pero antes de que Brus llegara a Salcedo, esta familia recibió la visita de un policía para saber si el futuro hogar de este perro reunía las condiciones adecuadas para él. Y así fue. Un día los llamaron para que lo fueran a recoger: «Mi madre me dijo que si estábamos locos, si no había perros por la zona como para tener que ir a Madrid. Pero yo le dije que ese perro era especial. Y lo fue».

EL COLLAR DE RECUERDO

Tanto que hasta su guía, Javier, les pidió quedarse con un recuerdo suyo: «Le dio mucha pena despedirse de él y nos pidió si podía quedarse con su collar. Se lo había regalado cuando empezaron a trabajar juntos. Ahora le enviamos vídeos y fotos de él para que vea lo bien que está». También les explicó la gran trayectoria y el importante trabajo del perro, de ahí que quisieran buscarle el mejor hogar: «Nos dijeron que con lo de Marta del Castillo y con lo de los niños de Córdoba lo pasó mal porque detectaba el rastro, pero no era capaz de encontrarlos y se ponía muy nervioso. Tenían que tranquilizarlo».

Esta familia está encantada con Brus: «Es una de las mejores decisiones que hemos tomado. Es supercariñoso con los niños. En realidad, con todo el mundo. Le encanta que lo acariciemos. Es un bendito». Está tan acostumbrado a su buena vida que Marta le consiente todos los caprichos: «El sofá es su perdición. Desde el primer momento en que llegó. En cuanto ve que está la puerta abierta ya entra y se tumba en él. Incluso si estás sentada, te va echando fuera de él, para poder tumbarse a gusto».

También dice que le encanta comer pan: «Sí, normalmente a los perros no les gusta. Pero a él, sí. Y ahora a Lúa también. Cuando viene la panadera siempre les reserva un par de trozos y se los da, y ellos felices». Brus ya forma parte de esta familia de Salcedo. En esta casa no se imaginan la vida sin él, aunque saben que ya peina canas: «Tiene trece años y me dijeron que este tipo de perros duran sobre 14 años, pero yo lo veo muy bien. Está muy activo. Y seguimos a rajatabla todas las revisiones veterinarias. Lo único que tiene es artrosis y le tenemos que dar una pastilla en cada cambio de estación. Si por algún motivo nos retrasamos, pues se le nota más parado, pero en cuanto se la damos, ya vuelve a ser el mismo», corriendo detrás de las ovejas y esperando a que los hijos de Marta vuelvan del cole.

«Ayudó en el rescate de un percebeiro en A Guarda»

Vespa es ahora feliz rodeada de naturaleza. Sus tres patas no le impiden a este pastor belga malinois caminar un par de horas por los bosques de Navarra. Y todo gracias a la clínica Akivet y a la protectora Alma PPP, de Vigo. Ellos fueron los que decidieron luchar por salvarle la vida a esta perra, que había participado en el rescate de un percebeiro en A Guarda, y que llegó en muy mal estado, con graves heridas en una pata. La curaron y Héroes de Cuatro Patas le buscó dueño. Luis Miguel Pérez y Eva Piriz no lo dudaron en cuanto la vieron en televisión. Ya tenían a Zape, de la misma raza, y conocían sus necesidades: «Ahora tenemos dos niños, uno de cuatro patas y otro de tres», dice Luis.

«Miki participó en Afganistán: se tiraba en paracaídas»

Miki es otro héroe. Y aunque ahora goce de una más que merecida jubilación en su casa de Madrid, su familia no olvida la dilatada trayectoria profesional de este pastor belga malinois que formó parte del Ejército y participó en Afganistán en el rescate de personas: «Se tiraba en paracaídas», comenta su dueño, Diego Marlasca. Pero todo eso ha quedado atrás y ahora se ha convertido en «un saco de mimos», y solo se lanza al vacío si tiene una cama a la vista o un sofá: «Lo adoptamos hace tres años porque queríamos honrar la vida de trabajo que ha tenido», explica este joven, que cuenta que desde el primer día que llegó ya supo que estaba en casa: «Fue en Navidad y nada más entrar por la puerta se fue al árbol, que era de plástico, y nos meó allí», se ríe.