Amigos desde 1.º de EGB

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MAAR

ELLOS SE VIERON «NACER» Hay amistades que se hacen en pañales y nos ven crecer, cambiar de cole, de pinta o de ciudad, casarnos o tener hijos. Pero superar los 30 y los meneos de la vida unido a la pandilla de los 6 no es lo habitual, dicen los expertos, quienes apuntan que los amigos duraderos tienden a aparecer en la adolescencia, «cuando te haces tu propia imagen de ti mismo».

04 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La EGB nos ha dejado tantas cosas que a ver quién para de contar. Pero si hay algo especialmente especial de los líquidos tiempos del Burmar Flax son los amigos que ni el viento de las Lomces se llevó. Aquí saca pecho la pandilla de Miguel Porvén. Ellos, como quien dice, se vieron nacer. Este grupo de amigos entrado en la treintena las aprobó todas, en términos de amistad, desde primero de EGB. ¿Qué compartís?, pregunto. «Todo, la vida -dice Miguel-. A todos les gusta el fútbol... menos a mí». Tienen su deporte, su cena de Navidad, su Fin de Año, sus despedidas largas de soltero, lacón en carnaval y unas xuntanzas instituidas como Xornadas de Lecer: «Las hacemos todos los años en casa de Tito, con churrasco, torneos de fútbol y partidas de ajedrez», cuentan quienes aprendieron la amistad en el cole («Nos conocimos en Salesianos, la mayoría con 6 años, y es curioso, porque de los Salesianos salieron muchas pandillas así»). Hoy, que no perdonan un fin de semana sin verse, comparten recuerdos de Santa Cristina y Sada, «¡y de cuando la montamos en Salamanca!, en la despedida de soltero de Rubén, lo disfrazamos de panecillo suizo, fue épico», recuerda Miguel, que en la foto mira a un oráculo mordaz al que podéis oír en Mugupiensa, su canal de YouTube. A ese cráneo pensante habría que preguntarle el secreto de una amistad «duracell». Cada uno tiene «su rollo, su trabajo, unos novia, otros hijos, pero el contacto sigue siendo semanal. Incluso diario. «Hablamos todos los días por WhatsApp. Tenemos nuestro grupo, Solo Machos, jajaja». No comments. Así es y será.

«En los grupos de amigos suele pasar como ocurre en la familia, cada uno tiene un papel que no cambia con el tiempo, porque la forma en que empiezas a interactuar en él te marca y es difícil cambiarla, por más que cambies tú. Si en mi pandilla, por ejemplo, yo era el cabra loca del grupo con 12 años lo seguiré siendo con 33. En el grupo cada uno es como es y es así para siempre», dice Miguel. Formado en Psicología infantil y social, advierte que la proximidad, la afinidad y la costumbre dan la clave de una relación de grupo a prueba de años y circunstancias. «Influye que hayamos ido al mismo cole, que vivamos en una zona céntrica, que no se haya complicado la relación con líos de pareja...». El grupo, a pesar de sus picos, de sus idas con vuelta («Algunos se fueron a estudiar fuera o emigraron pero siempre vuelven», apunta Miguel) sigue unido y sumando. «A los 17 o 18 años hubo una especie de parón», pero un buen equipo sabe cómo remontar.

«NO ES ALGO MATEMÁTICO»

Conservar a los 30 o los 40 años los amigos que hicimos a los 6 años «no es algo habitual», advierte la psicopedagoga Ana Pravia y Elena Borrajo, experta en relaciones de apego. «Es difícil ?nos guía Ana?, porque con 6 años sueles tener el grupo que te da la clase y de pequeño aún no tienes tu propia imagen de ti mismo».

¿Hay una etapa de la vida que sea más propicia al vínculo de la amistad? «Cada persona es un mundo y la amistad no es algo matemático», matiza Ana, «pero en general ocurre en la adolescencia. Es ahí cuando empiezan a hacerse las amistades duraderas, en torno a los 12 o 13 años uno empieza a plantearse quién es, más allá de cómo le ven sus padres. Uno comienza a preguntarse “Qué pinto aquí”, “Quién quiero ser” y con quiénes quiere relacionarse para formarse esa identidad». «Las relaciones de amistad no dependen de una sola variable ?concuerda Elena?, dependen de la combinación de lo individual, las circunstancias y el entorno, pero en la adolescencia es cuando empezamos a reforzar las relaciones con iguales, que amplían o desplazan las del ámbito familiar». La forma en que estructuramos nuestras relaciones y las vivencias compartidas son, según las expertas, lo que modela la amistad. Y las amistades grandes no tienen edad. ¿Seguimos haciendo amigos nuevos a partir de los 40 o empezamos a ceñirnos a lo que hay? «Los amigos se siguen haciendo a los 50, a los 60, a los 70, a los 80 y hasta a los 90», dice Ana Pravia. «Y lo que nos une a unos y otros puede ser muy diferente. Como personas somos una suma de facetas diversas». Y no resta ampliar horizontes en los dominios de la amistad.

A veces la suerte de una amistad para siempre está echada en la guardería. Es más infrecuente aún, advierte Elena Borrajo, «porque antes de los 3 años no hay amistad, no hay un interés social, no se tiende a cooperar».

César Delgado

Fue en párvulos, hace ya 35 años, cuando la vida de Ángeles Santos se cruzó con la de Vanesa Varela. Las dos tenían tres añitos e iban al colegio Atocha de Betanzos. No estaban solas. El destino les regaló otras dos amigas: en su clase las estaba esperando Bibiana Ares, que llegó con una hermana debajo del brazo, Inés.

Son las cuatro fantásticas. Una pandilla de amigas de toda la vida. De las que están para disfrutar los momentos felices, «el más emocionante fue la boda de Inés, la pequeña», recuerda Ángeles. Pero no salen corriendo en los malos. «Es ahí donde se ve una amiga», asegura Vanesa. «Ahora vivimos en distintos lugares, dos están en Santiago, una en A Coruña y otra en Bergondo, pero seguimos siendo las mejores amigas», cuenta con un brillo en los ojos Ángeles. Sentadas en las escaleras del campo de Betanzos, donde perdían la noción del tiempo los domingos por la tarde charlando y comiendo pipas, Ángeles y Vanesa recuerdan todos sus cumpleaños, sus comuniones o cuando les llamaban la atención por patinar al lado del palco de la música. Compartieron clase hasta COU. «Después cada una se fue a la universidad a una ciudad diferente, pero siempre buscábamos un momento para vernos». De vez en cuando, pasaban el fin de semana en Lugo, donde estudiaba Bibiana. «Lo de juntarnos y dormir juntas lo seguimos haciendo. Cuando hay una cosa importante hacemos una intervención como en Cómo conocí a vuestra madre», reconoce Vanesa. No perdonan las fiestas de agosto de Betanzos, «siempre estamos juntas para el globo», ni el brindis de Nochebuena antes de cenar. Tienen un grupo de WhatsApp bautizado como Friends por Vanesa, «¡me encanta esa serie!», apunta.

No están de acuerdo en todo, pero «si hay que ir a un concierto de Bon Jovi porque a las demás les gusta y a ti no, pues se va», dice Ángeles. «Somos tan amigas que hasta nuestras madres se hicieron amigas. ¡Cuántas tardes se pasaron esperando por nosotros mientras jugábamos hasta las mil! Me acuerdo de que íbamos cada dos minutos a preguntarles: ‘¿Podemos quedarnos cinco minutos más?’», recuerdan.

A veces también discuten, es lo que tiene la realidad, «pero como las buenas amigas, no estamos más de un día sin hablarnos». No saben cuál es el éxito de su unión, pero sí saben que «aunque tenemos otras personas cercanas que conocimos a lo largo de nuestras vidas, en el trabajo o en la universidad, nosotras cuatro seguimos siendo las mejores amigas, ¡igual que cuando teníamos tres años!».

Años y pipas para la amistad.