¿A quién felicitan primero Isabel Blanco, Mario Vaquerizo, Gómez Noya o Alba Lago?

Sandra Faginas y Paulo Alonso

YES

PACO RODRÍGUEZ

Ese primer segundo después de las uvas tiene un destinatario. Cuatro caras conocidas nos cuentan para quién es ese instante y cómo pasan la Nochevieja

31 dic 2015 . Actualizado a las 13:58 h.

Ese segundo después de las uvas, ese instante después del ¡Feliz Año! y los primeros besos... ese momento es siempre para alguien. Es justo para esa persona a la que nos dirigimos rápidamente con el teléfono en la mano o que incluso tenemos en línea por el WhatsApp mientras dan las campanadas para enviarle el primer mensaje. ¿Y tú a quién felicitas primero? La actriz Isabel Blanco responde rápidamente mientras planea la que será una fiesta entre amigos. «Ha habido años en que decidí escaparme y salir de viaje, pero este tiene toda la pinta de que lo celebraremos con una fiesta entre amigos». Ella pasará el Fin de Año con su pareja (hubo años también en que la acompañaron sus sobrinos pequeños) y tiene claro que después de las uvas esa primera llamada es para su madre y para toda la gente «de siempre».

Con la copa de champán en la mano Isabel se descorcha en todas las tradiciones que cumple: «No me digas nada no vaya a ser; soy terrible con eso, así que hago todo, todo...: lo de llevar algo rojo, lo de poner el anillo en la copa y sobre todo tengo que concentrarme para tomarme todas las uvas, las voy comiendo enteritas y despacito, pero muy muy concentrada». 

Para ella el 2015 ha sido un año espectacular «muchísimo mejor que el 2014» y el próximo lo recibirá con el glamur que se merece: «Suelo arreglarme, claro, y este año pienso recibirlo bailando como corresponde. Mientras no me pongan Boney M todo va bien [se ríe], pero esa noche no es para desganados. No hay nada peor que ver a la gente cantar con desgana». El año pasado, en un gesto heroico, nada más acabar las uvas salió a correr durante tres cuartos de hora enfundada con un gorro de invierno, pero este ya se encamina en otra versión más festiva porque el 2015 ha sido un año para celebrar por todo lo alto. «Al 2016 solo le pido que me deje vivir y reír, que ya se engloba todo en esa frase, que me deje vivir que así ya me siento millonaria», responde. «Este año que termina me dominó el corazón totalmente, fue espectacular sobre todo porque fui tremendamente feliz en mi trabajo, grabando, haciendo lo que yo quería no lo que a veces viene impuesto, pero sobre todo porque en el verano desconecté por completo y me dediqué a vivir mi vida, la personal, la que no está orientada tanto al trabajo». Isabel lo dice con una sonrisa y con ese control suizo que siempre le pone a todo: «Pero con los pies en la tierra ¿eh?». «Para mí que mi gente esté bien es lo único importante, me siento muy afortunada porque tengo la suerte de dar y recibir mucho amor», confiesa.

Muy familiar

Amor y más amor en familia proclama Mario Vaquerizo a los cuatro vientos. El mismo amor, eso sí, que hay que tener al consumo y a festejar, porque a él no hay espíritu navideño que le gane. «Soy muy patriarca, muy familiar, me encanta estar con la gente que quiero y disfrutar de ellos de forma egoísta, pero también hay que consumir, celebrar, que si no la economía se estanca y nos vamos todos a tomar viento». El Fin de Año de Alaska y Mario tiene música de fondo como la de Fangoria «Piensa en positivo no seas negativo», un lema que Vaquerizo sigue a rajatabla. Y le ha ido más que bien. «El 2015 ha sido un año perfecto, últimamente no puedo decir otra cosa porque cada año es mejor que el anterior, por eso a este no le puedo pedir más. Que me toca la lotería, fenomenal; que me hago millonario, fenomenal; que me contratan para una supercampaña publicitaria, fenomenal... Pero pedir más sería un abuso». Su brindis será con cerveza, cómo no, en casa de su amiga Topacio Fresh. Allí se reunirá toda la pandilla de amigos, pero él y Alaska van a cenar igual con la familia. «Yo por primera vez desde que murió mi hermano voy a tomar las uvas -cuenta Mario-, el duelo ya ha pasado y han sido muchos años sin celebrar, ya me toca retomar la tradición, no soy supersticioso, pero para no atragantarme siempre pelo las uvas y les quito las pepitas». «A mí esa noche no me gusta salir, jamás lo hemos hecho, pero el plan con los amigos íntimos me parece lo mejor, estar rodeado de buenas personas y que luego pase lo que pase, pero en Nochebuena cenamos primero todos juntos: con mis padres, mi suegra, mi hermana Martita y mi mujer. Con tanto cariño ya no me hace falta llamar ni mensajear a nadie más». Mario está pasando por una época de esplendor -«siento que  todo está en su sitio, a los 41 años uno ya sabe lo que necesita», pero aun así abraza los cambios. «Es que siempre son para mejor». Que así sean.  

Como en casa 

MARCOS MÍGUEZ

Nada mejor que un Fin de Año en casa para Javier Gómez Noya, que en enero hará unas maletas que no dejará de llevar por el mundo durante los doce meses siguientes. El plan hogareño le acompaña con una única excepción reciente en pareja, también en Galicia. «Quizá la fiesta más curiosa la pasamos en una casa de turismo rural en A Cañiza, porque cenamos en un restaurante muy chulo, pero donde no había televisión, y las uvas las seguimos por la radio», explica el pentacampeón mundial de triatlón. Familiarizado con las nuevas tecnologías, utiliza el teléfono y las aplicaciones de mensajería para felicitar el año a sus más próximos. «Llamo a los amigos más cercanos y también a la familia, a los tíos y primos. En casa contactamos por teléfono con la gente más más cercana, pero ahora la verdad es que cada vez soy más de felicitar por WhatsApp a mucha gente», confiesa el deportista ferrolano.

En Mourente, a las afueras de Pontevedra, disfrutará Gómez Noya de la última cena del 2015. «Ceno habitualmente en familia, aunque alguna vez pasé el fin de año fuera con mi novia. Esta vez lo disfrutaremos en casa de mis padres, con mi hermano, su novia, dos primos, mi novia Anneke y yo».

En absoluto maniático, ni en las carreras ni en la vida, el triatleta más laureado de la historia carece de rituales para la última noche del año. «No soy una persona supersticiosa. Tampoco en Fin de Año. Pero sí es cierto que intento mantener un pensamiento positivo mientras tomo las uvas». Porque además le funciona. Cierra un 2015 asombroso, en el que encadenó su tercer título mundial consecutivo, el quinto en su palmarés, que lo convierte en el mejor de todos los tiempos. Así que tiene fácil elegir lo mejor de los últimos doce meses: «Haber entrado en la historia del triatlón al lograr el quinto Mundial, algo que no había hecho nadie antes».

De cara al 2016, un año en el que aparece marcado en rojo el 18 de agosto, el día de la prueba olímpica de Río de Janeiro, elige rápido un anhelo deportivo, que engloba en deseos más amplios. «Siempre pido la paz en el mundo, pero no se cumple. Así que pediría tener salud y conseguir el oro en los Juegos». El único metal que falta en un palmarés que incluye la plata de la anterior cita, en Londres 2012.

Un lazo rojo en la mano 

El Fin de Año que recuerda con más cariño la presentadora Alba Lago fue de los primeros, cuando era adolescente y se arreglaba para ir de fiesta. Este le tocará por primera vez pasarlo lejos de su familia porque trabaja en Madrid y ellos están en Vigo. «Los llamaré con la última uva, los voy a echar mucho de menos porque hasta ahora he pasado siempre la Nochevieja con mis padres y mi hermana en casa». A Alba le gusta celebrar con cierta intimidad, el mejor plan para ella es una cena familiar, con música, algún baile muchas risas y una sobremesa larga, aunque no duda en que saldrá de casa bien entrada la madrugada. Como la mayoría se moja en lo de las tradiciones y se aplica en lo de llevar puesto algo rojo («suelo atarme un lazo en la muñeca») y cenar impecablemente vestida. ¿Algún propósito? «Escribir una novela... pero ya os contaré». Brindemos por el mejor 2016.