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«¿Qué hago yo mañana si en la playa no hay ni un kilo de almeja?»

e. a. VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

Elena Fernández

Las mariscadoras piden poder compatibilizar el marisqueo con otra actividad sin perder el pérmex ante una crisis sin par

22 jun 2025 . Actualizado a las 18:19 h.

«¿Qué hago yo mañana si en la playa no encuentro ni un kilo de almeja?» La pregunta que Rita Vidal, mariscadora de Carril, lanzó desde el público del Foro Mar, que la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) organizó en Vilagarcía, resume la inquietud de un colectivo que se encuentra sumido en una crisis grave, sin precedentes. Que está, por más que suene a letanía, «en peligro de extinción». La pregunta —más retórica que otra cosa— también evidenciaba la desesperación de las mariscadoras ante la falta de soluciones que las autoridades estatales y autonómicas presentes habían aportado para resolver un problema del presente y no un reto de futuro: la falta de marisco en las playas. Una falta que se hace sentir en el resto de la cadena, explicó María Porto, presidenta de la agrupación de mariscadoras de Carril, que habló de un comprador de la lonja que colgaba los hábitos.

Porto, dispuesta a acabar con la idea de que las mariscadoras «cobran mucho, trabajan poco y viven de ayudas» no tuvo reparos en proyectar una nómina correspondiente a los meses de enero y febrero de 753 euros, «de los que hay que descontar 522 de seguridad social y 100 euros por dos meses para la compra de semilla». El resultado: 131 euros por dos meses de trabajo.

La misma directora general del ISM, Elena Martínez Carqués, presente en el foro, había admitido antes que «es difícil vivir con 500 euros al mes». Vivir y encontrar relevo para un colectivo que, como recogen las estadísticas, se está yendo. Y como dijo la directora territorial de Mar de la Xunta, María José Cancelo, «cando se gañan cartos, a xente vai ao mar», para ilustrar que se trata de una crisis de productividad. El problema es, precisamente, que «el mar ya no da para vivir». «Pero nos negamos a rendirnos», señaló María Porto parafraseando a Rita Vidal. Quieren seguir ejerciendo su profesión, pero que esta pueda ser compatible con otras actividades mientras dura el bache.

Esa es la propuesta que Eduardo Abad, presidente de UPTA España, expuso en el foro: «Non é normal que un mariscador perciba 300 euros; ninguén vive con 300 euros. Hai que facer compatible ter o pérmex e traballar no mar con poder desenvolver outra actividade por conta propia ou allea». Pero eso requiere cambios normativos. Mariscar no está reñido con trabajar en otra actividad. Es compatible, por ejemplo, con dar charlas o conferencias, actividades de turismo marinero o la artesanía. Pero para desarrollar otras actividades y seguir beneficiándose del coeficiente reductor de la cotización —los del mar pagan menos de Seguridad Social que otros autónomos— los ingresos por la extracción de marisco deben ser mayores que los de la segunda ocupación. Eso podría resolverse pasando al grupo 1 y perdiendo esa bonificación en las cuotas sociales, pero el problema es que se arriesgan a perder el pérmex (permiso de explotación) porque no cumplen los requisitos de actividad.

«As normativas téñense que adaptar aos tempos», recalca Abad, que expone que es preciso que la Xunta modifique la orden que regula el permiso de explotación para dar respuesta a esta situación que confían sea coyuntural. Pidió que el ISM realice también una adaptación de la Ley de Seguridad Social para atender una situación que se da fundamentalmente en Galicia.

Abad está convencido de que esa compatibilidad se conseguirá en tiempo récord, como en el foro de hace dos años se logró desbloquear el aumento de los coeficientes reductores de la edad de jubilación al colectivo.

La directora del ISM avisa de que muchas enfermedades profesionales se declaran como comunes

En el Foro Mar de hace dos años en Cambados, la directora general del ISM, Elena Martínez Carqués, explicaba que la Dirección General de Ordenación de la Seguridad Social había enviado escritos a las mutuas y los servicios públicos de salud aclarando que determinadas dolencias, como túnel carpiano, lumbalgias o dedo gatillo, eran enfermedades profesionales del marisqueo, aunque este no figurase expresamente entre los ejemplos de actividades proclives a padecerlas. Y durante un tiempo funcionó. Bajas laborales se tramitaron como enfermedad profesional y no por contingencia común. Pero «algo está fallando», admitió Martínez Carqués, que en las estadísticas del organismo comprueba que «no se están declarando como enfermedades profesionales, sino como comunes».

Por eso cree que es importante modificar el catálogo de enfermedades profesionales e incluir expresamente el marisqueo en aquellas dolencias más habituales de la actividad. En este sentido, señaló que por primera vez la sanidad marítima está en el grupo de trabajo llamado a cambiar esa relación. Aunque el trabajo va «para largo», es importante porque en diez años, dijo, se van a revisar los coeficientes reductores de la jubilación, y es preciso que las enfermedades profesionales se recojan bien para que el de la pesca y marisqueo siga mereciendo el descuento por actividad «penosa, dura y peligrosa», dijo.

Adela Quinzá y Nieves Lorenzo, respectivamente directora y jefa del Área de Medicina del Trabajo y Ergonomía del ISSGA (Instituto de Seguridade e Saúde Laboral de Galicia), coincidieron con Martínez Carqués en que hay infradeclaraciones de enfermedades profesionales y explicaron el trabajo del organismo para ayudar a los médicos a reconocer esas patologías ligadas al desarrollo de la profesión del marisqueo y a las trabajadoras a dónde acudir y qué hacer para que una dolencia vinculada al ejercicio de la actividad no pase por una contingencia común.