La UE lleva al Reino Unido a un tribunal de arbitraje por prohibir pescar lanzón
SOMOS MAR
El veto impuesto expulsa a la flota comunitaria de caladeros compartidos
26 oct 2024 . Actualizado a las 04:45 h.Áreas marinas protegidas (AMP) sospechosamente coincidentes con zonas en las que faena la flota comunitaria. Cierre de 4.000 kilómetros cuadrados al arrastre de fondo. Medidas técnicas que complican la operativa habitual de los pesqueros... Desde que no está en el club comunitario, el Reino Unido no ha dejado de poner chinitas en el zapato de la pesca de sus antiguos socios. Molestas, pero no especialmente dañinas. Vistiéndolas siempre de verde y colocándole el pin de la sostenibilidad en la solapa del traje, Londres ha ido aplicando una serie de medidas restrictivas a su flota que, curiosamente, perjudicaban más a la flota extranjera a la que ha dado derecho de acceso mutuo a sus aguas. Cambios que la Unión Europea había ido aceptando estoicamente, sin salirse de los marcos del Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA) que firmó tras el brexit. Pero ha dicho ‘hasta aquí llegamos' con el asunto del lanzón. El asunto es que en febrero de este año, la Administración británica anunció su intención de vedar la captura de esa especie (Ammodytes tobianus) en las aguas inglesas del mar del Norte inglés y en las escocesas a partir de abril. Y a finales de marzo ejecutó la medida de forma unilateral. Una decisión que impedía pescar en esas zonas a la flota comunitaria, que curiosamente atesora 97 % del total admisible de capturas de lanzón frente al 3 % de la flota británica.
Ya entonces, la Unión Europea llamó a consultas al Reino Unido, toda una sorpresa para el sector, dado que era la primera vez que Bruselas activaba el mecanismo de solución de discrepancias previstas en el TCA por una cuestión de pesca. Como quiera que no se ha llegado a un acuerdo «mutuamente aceptable» por la vía diplomática, la UE decidió ayer solicitar el establecimiento de un tribunal de arbitraje que se encargue de resolver la diferencia.
Consejo científico
Los Veintisiete cuestionan que el Reino Unido pueda prohibir unilateralmente la pesca de lanzón, pues ese veto impuesto en las aguas inglesas del mar del Norte y en las aguas escocesas «impide a los barcos de la UE explotar esta pesquería sostenible» expone Bruselas en un comunicado. Porque, según el pacto que firmaron tras el brexit, «cuando se trata de gestionar recursos compartidos, todas las decisiones tomadas por la UE o el Reino Unido deben ser no discriminatorias, proporcionadas a los objetivos y estar basadas en el mejor asesoramiento científico disponible», indica la Comisión Europea. La UE y el Gobierno británico fijaron las posibilidades de pesca del lanzón a partir del dictamen científico del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES), «que permite la explotación de las poblaciones de peces a niveles que posibilitan que se reproduzcan a su máxima capacidad y mantener niveles de población saludables», añade.
Lecciones de sostenibilidad a la UE, las justas, pues esta «actúa para proteger y restaurar los ecosistemas marinos para una pesca sostenible y resiliente en el marco de la política pesquera común», pero siempre «en consonancia con sus compromisos en el marco» del pacto entre ambos. Que es lo que no ha hecho Londres. Por tanto, el establecimiento del tribunal de arbitraje es el siguiente paso en el procedimiento de resolución de disputas que recoge el TCA.
El lanzón —bolo bermello en galego— es un pescado parecido al pión (Hyperoplus lanceolatus) que se come en Galicia, de unos 20 centímetros de largo de media que sirve de alimento a otras especies y se usa como cebo. No reviste interés para la flota española, pero sí para la de otros países comunitarios que la dedican a harina. En el 2022, los productores comunitarios facturaron 52 millones de lanzón por 257.000 toneladas.