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La falta de transporte regular disuade a los cefalopoderos de faenar en Mauritania

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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MONICA FERREIROS

Solicitan poder descargar en Senegal u otro país por las dificultades logísticas

04 jun 2024 . Actualizado a las 04:45 h.

De la antigua flota cefalopodera gallega —ahora dedicada casi en exclusiva a la merluza y otras especies demersales— hoy subsisten 13 buques. La mayoría faenan con licencias privadas o en el marco de acuerdos con terceros países en la costa africana. Pero, de un tiempo a esta parte, a los que trabajan amparados por un pacto entre la UE y un tercer país se les complican las cosas. Los barcos van alternando los caladeros de Senegal, Mauritania y Guinea Bisáu, con los que hay acuerdo de asociación pesquera. Sin embargo, una conjunción de eventualidades hace que puedan quedarse sin ninguno de esos caladeros.

En Senegal, a pesar de que en abril pagaron las licencias para faenar durante los meses de abril, mayo y junio, todavía no han recibido la autorización para poder entrar en sus aguas y extraer merluza y otras especies demersales. «Está sobre la mesa del ministro». Es la explicación que ofrecen las autoridades senegalesas de Pesca a los armadores, explica Francisco Freire, presidente de la Asociación Nacional de Armadores de Buques Cefalopoderos (Anacef). Y en el mismo sitio deben de seguir a estas alturas del trimestre, y a punto de tener que pagar unas nuevas.

Mauritania es otra de las alternativas que tienen estas embarcaciones. Hay permisos para cuatro buques, pero de un tiempo a esta parte han surgido complicaciones logísticas. Anteriormente, la flota descargaba en Nuadibú y mandaba las capturas congeladas en contenedor hasta el puerto de Las Palmas a través de la línea regular que tenía la naviera Boluda. Pero esta se vio envuelta en un problema con las autoridades mauritanas, que le reclamaban una deuda que consideraba que no era suya, y retuvieron durante más de un mes a uno de sus portacontenedores (cargado, por cierto, de pescado de esta flota, entre otras mercancías).

Una vez liberado el Lola B, Boluda dejó de operar esa línea y, aunque hay otras que van, no lo hacen con la periodicidad ni regularidad que necesitan estos barcos. Buques que, además, por cuestiones económicas, necesitan introducir el pescado por Las Palmas —donde la mayoría tienen su base oficial, por más que la oficiosa sea Marín— y beneficiarse así del incentivo comunitario que Europa otorga por tratarse de una región ultraperiférica. «Se levamos o peixe por estrada a través de Alxeciras directamente a Marín, perdemos a subvención e xa non sae a conta, porque as que se pescan alí son especies de pouco valor», explica Freire.

Descargas en otro país

Por eso han solicitado a las autoridades que se modifique el acuerdo de pesca para permitirles descargar el pescado capturado en Mauritania en Dakar (Senegal) u otro país del entorno con línea regular con Canarias, para poder faenar en ese caladero y aprovechar las licencias. Esta fue una vía que ya explotó con anterioridad, cuando se sucedían los bloqueos en la frontera de Mauritania y el Sáhara occidental y los camiones quedaban durante días parados en el paso de Guerguerat sin poder llegar a Algeciras. A raíz de esos problemas, que originaron cuantiosas pérdidas a los armadores, se permitió descargar directamente en Dajla.

Algo similar es lo que reclama ahora la flota congeladora, pues de otra manera no puede trabajar en Mauritania. Les quedan las aguas de Guinea-Bisáu, país con el que la UE acaba de renovar el convenio de pesca y donde, además, pueden capturar algo de pulpo y calamar que no puede extraer en otro sitio.

El problema es que el protocolo actual vence dentro de once días, el 15 de junio, y, a pesar de que han demandado una prórroga para no tener que salir del caladero en tanto la UE no apruebe el nuevo, todavía no les han dado respuesta. Así es que se temen que el próximo día 15 tengan que dejar Bisáu, con las licencias de Senegal aún sobre la mesa del ministro sin firmar y sin disponer de contenedores para enviar el pescado si optan por ir a Mauritania. ¿La alternativa? El amarre.