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La acidificación será un problema para el cultivo de mejillón a partir del 2050

Somos Mar VILAGARCÍA / LA VOZ

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Martina Miser

Los investigadores señalan que los índices de PH han bajado y lo seguirán haciendo, dificultando así la disposición de carbonato cálcico para que el mejillón forme su concha

25 may 2024 . Actualizado a las 04:45 h.

Prepararse para el cambio climático, buscar las mejores formas de adaptarse a los nuevos escenarios. Ese es uno de los objetivos del programa TransformAr, una iniciativa a la que Galicia, junto con otras seis zonas de Europa, se ha sumado para intentar avanzar cómo afectarán los nuevos escenarios climáticos a cultivos como la almeja y el mejillón. Este viernes, en Vilagarcía, participantes en este programa han asistido a un taller centrado en analizar el índice de resiliencia del sector del mejillón en la ría de Arousa, calculado por el grupo de investigación REDE de la Universidade de Vigo, y se han debatido qué soluciones de adaptación habría que priorizar en el caso del cultivo de las bateas.

Pero antes de hablar de posibles soluciones, Xosé Antón Álvarez Salgado, del CSIC, expuso cuáles son los factores de riesgo del cambio climático y los retos a los que tiene que hacer frente el sector bateeiro. Atendiendo a los datos climáticos recabados en Ribeira y Vilanova —el exterior y el interior de la ría—, indicó que factores como la temperatura del aire y la temperatura superficial de las aguas ya han variado. El viento, señaló, va a provocar una intensificación de un 10 % de los afloramientos, pero va a provocar también que se registren más temporales, especialmente en la zona externa de Arousa. Pero quizás uno de los elementos que más deban ser tenidos en cuenta sea el PH de las aguas, que varía entre la zona externa e interna de la ría. En los últimos años, explicaba Xosé Antón Álvarez Salgado, los índices del PH han ido bajando, y seguirán haciéndolo. Eso influye en el carbonato cálcico que el bivalvo necesita en el proceso de formación de su concha, que se ralentiza. Las proyecciones realizadas indican que «la acidificación no es un problema hoy, no lo será en el 2050, pero a partir de ahí sí lo va a ser», especialmente en la zona interior de la ría. 

Pero además de intentar adelantarse a los problemas, en la sesión celebrada en Vilagarcía se intentaron establecer aquellas soluciones que se consideran prioritarias. En ese sentido, parece que la investigación y la tecnología son los dos factores en los que se confía. Consideran importante «reforzar la captación de datos climáticos y oceánico-meteorológicos mediante el desarrollo de sensórica a un coste asequible». También consideran urgente «desarrollar y adoptar herramientas analíticas de predicción detallada para anticipar las necesidades de eventos futuros». Son varias las medidas propuestas por los participantes en esta jornada de discusión y debate: diseñar planes de contingencia coordinados y adaptados a eventos meteorológicos intensos; establecer acuerdos de ayuda mutua con explotaciones cercanas para proporcionar operaciones de ayuda; fomentar la innovación tecnológica para la adaptación proactiva de operaciones; definir umbrales de afectación de la producción para la activación de respuestas; incorporar soluciones basadas en la naturaleza como medida de protección de los cultivos...