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Las orcas y el desastre de su efecto imitación

Álvaro Soto MADRID / COLPISA

SOMOS MAR

Ejemplares de alguno de los cinco núcleos familiares de orcas ibéricas (foto de archivo)
Ejemplares de alguno de los cinco núcleos familiares de orcas ibéricas (foto de archivo) Cedida

El cambio de comportamiento de los cetáceos deja en 3 años más de 500 interacciones en el Estrecho y Galicia y 3 barcos hundidos

28 may 2023 . Actualizado a las 04:45 h.

Las orcas y los barcos han convivido durante siglos en las costas españolas, pero desde marzo del 2020, la coexistencia pacífica se ha tornado en turbulenta. En los últimos tres años, principalmente en el Estrecho de Gibraltar y en Galicia, pero también a lo largo de la costa de Portugal, se han contabilizado 500 interacciones entre estos animales y las embarcaciones. La última ha ocurrido esta misma semana, cuando cuatro tripulantes a bordo del velero Mustique, de 20 metros de eslora, pidieron ayuda a Salvamento Marítimo después de que uno de estos cetáceos abriera una vía de agua y causara severos daños en el timón del velero, que navegaba en Tarifa.

Antes, el 4 de mayo, las aguas de Barbate vivieron uno de los episodios más virulentos registrados hasta ahora. Tres orcas, una grande y dos pequeñas, embistieron (aunque los expertos prefieren usar la expresión interactuaron con) un yate. «Las pequeñas agitaban el timón por detrás, mientras la grande retrocedía repetidamente y embestía el barco con toda su fuerza por el costado», relató a la revista Yatch el alemán Werner Schaufelberger, capitán del yate que se vio involucrado en el incidente.

El marino relató que las orcas pequeñas parecían imitar a la mayor. «Observaban la técnica de la grande y con una ligera carrera hacia arriba, también embistieron contra el barco». Los guardacostas españoles rescataron a la tripulación y remolcaron hasta Barbate el barco, que no obstante, se hundió a la entrada del puerto. Fue este el tercer naufragio a causa de las orcas en estos tres años.

Los científicos se han cuestionado los motivos de este cambio de comportamiento de las orcas, animales que el cine convirtió en ballenas asesinas difundiendo una etiqueta que no se ajusta a la realidad. «Son cetáceos de la familia de los delfínidos, de hecho son los delfines más grandes. No son ballenas y, desde luego, no son asesinas», señalan desde el grupo Orca Atlántica, que estudia el fenómeno.

Los expertos esbozan una respuesta en la línea de la percepción del navegante Schaufelberger: se ha producido un probable efecto imitación después de un incidente en el que se vio involucrada una orca a la que los investigadores han llamado Gladis Blanca.

Criaturas sociales

En la mayoría de los casos denunciados, recogidos ahora por la publicación Live Science, las orcas se han abalanzado sobre el timón de una embarcación y lo han mordido, doblado o roto, señala el artículo, que recuerda que las orcas son criaturas sociales que pueden aprender y reproducir fácilmente comportamientos realizados por otras.

 «Las orcas lo están haciendo a propósito, por supuesto, y aunque desconocemos con certeza las causas de esta situación, la hipótesis que cobra cada vez más fuerza es que el origen de este comportamiento defensivo sea algún tipo de trauma», explica Alfredo López Fernández, biólogo de la Universidad de Aveiro, en Portugal, miembro del Grupo de Trabajo Orca Atlántica y autor de un artículo sobre el cambio de actitud de estos animales.

La Gladis blanca sufrió un «momento crítico de agonía» —una colisión con un barco o se quedó atrapada durante una pesca ilegal— que activó una variación en su manera de actuar. «Esa orca traumatizada es la que inició ese comportamiento de contacto físico con el barco», destaca López Fernández. El investigador, sin embargo, no cree que las orcas más veteranas estén enseñando a las jóvenes a acercarse a los barcos. «El comportamiento se ha extendido a las jóvenes por imitación y más tarde, entre ellas, porque consideran que es importante para sus vidas», agrega el biólogo.

Subpoblación protegida y en peligro

La explicación que ofrece López no es la única que los especialistas han puesto sobre la mesa. En agosto pasado, José Carlos García-Gómez, catedrático de Biología Marina de la Facultad de Biología de la Universidad de Sevilla, que también pertenece al Grupo de Trabajo Orca Atlántica, expuso, en declaraciones recogidas por Diario de Cádiz, que la interacción con los barcos es «un aprendizaje de padres a hijos para enseñar y entrenar a las crías en la caza del atún», en un momento en que esta especie, tras años en peligro de extinción, «tiene ahora mucho género».

Los encontronazos entre las orcas y los barcos han aumentado la preocupación sobre esta especie. El último censo de orcas ibéricas, realizado en el 2011, solo registró 39 de estos animales, que están catalogados con la calificación de peligro crítico en la lista roja Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). «Si esta situación continúa o se intensifica, podría convertirse en una preocupación real para la seguridad de los navegantes y en un problema de conservación para esta subpoblación de orcas en peligro de extinción», advirtieron los investigadores.

Subpoblación única

Que las orcas del Estrecho de Gibraltar son distintas de otras subpoblaciones del Atlántico nororiental lo han revelado los estudios realizados de fotoidentificación, ADN, marcadores genéticos de microsatélites, etcétera. Y son las únicas que han mostrado ese comportamiento anómalo.

Desde el 2020, que fue cuando se detectó este comportamiento disruptivo —que en Galicia tuvo su primer episodio con un velero de la Armada cerca de Corrubedo— han muerto ya dos orcas. Aunque los expertos admiten que desconocen las causas, lo cierto es que esto «no había acontecido en años anteriores con tanta frecuencia», recoge la página de Orca Atlántica.

Los especímenes de esta orca están protegidos tanto en la legislación española, la portuguesa y varios convenios internacionales.