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En busca de leyes para el alta mar

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

XAIME RAMALLAL

Arranca en Nueva York la cumbre que debería cerrar el BBNJ, el tratado jurídicamente vinculante para proteger los océanos de las actividades humanas

22 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Anda el mundo buscando leyes para ordenar y poner normas en el alta mar y Gobiernos de todo el orbe quieren que esta vez sea la definitiva. Que la cumbre que se está celebrando en Nueva York bajo el auspicio de Naciones Unidas (ONU) sea la que alumbre definitivamente el BBNJ (siglas en inglés de Marine Biodiversity of Areas Beyond National Jurisdiction), un tratado que será jurídicamente vinculante y que dictará leyes para aquellas zonas que están más allá de las 200 millas de jurisdicción nacional, las ZEE o zonas económicas exclusivas.

El BBNJ será como una especie de Constitución para una vasta superficie de la parte azul del planeta: el 95% del océano. Para esa porción de mar sin ley se implementarán herramientas de gestión y se regularán las intervenciones humanas. ¿Sin ley? Ahí es donde levanta la mano el sector pesquero para recordar que su actividad sí la tiene. Que, de hecho, es la única que la tiene. Tanto es así que a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Unclos) se la conoce como Ley del Mar.

Por eso trata de que el BBNJ no le mueva los marcos. Así, en las semanas anteriores al inicio de la cumbre —del 20 de febrero al 3 de marzo—, la patronal de la pesca europea, Europêche, ha sacado a colación el mandato «claro» otorgado por la ONU a los negociadores del BBNJ: «Este proceso y su resultado ‘no deben socavar' los instrumentos y marcos legales relevantes existentes y los organismos globales, regionales y sectoriales relevantes». Es decir, que el BBNJ tiene prohibido mover los marcos a la pesca, que ya tiene sus organizaciones regionales de pesca (ORP) y su Ley del Mar, su acuerdo sobre peces altamente migratorias, sus medidas del Estado rector del Puerto, etcétera.

Pero a pesar de que los mojones está bien destacados, la pesca no las tiene todas consigo y teme que se los cambien de sitio, si es que no le entran hasta la cocina de su gestión. Y todo por la interpretación que se da a aquel ‘socavar'. Para unos significa no pasar y para otros lo contrario, hasta el punto de que entienden que hay que crear una autoridad superior a las ORP de gestión pesquera, que imponga su criterio en las áreas marinas protegidas (AMP) y hasta plantean exigir a los barcos una evaluación de impacto ambiental.

Y por ahí la pesca no está dispuesta a pasar. Para este sector el alta mar está estrictamente regulada, como quiso hacer ver la FAO —con éxito regular, eso sí—. Europêche, además de reclamar más presencia de expertos pesqueros en le debate, pide que las pesquerías queden al margen del BBNJ, y este en plano de igualdad con las ORP, estableciéndose una relación de colaboración. De esa forma, las áreas marinas protegidas que entren en terreno de una organización de pesca serán gestionadas por esta, y no por el tratado de alta mar.