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El patrón del Villa de Pitanxo no soltó la red pese a los avisos para evitar el naufragio

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Joe Gibbons / The Telegram

Según uno de los supervivientes, tampoco dio la orden de abandonar el barco

08 mar 2022 . Actualizado a las 19:35 h.

El patrón del Villa de Pitanxo, el pesquero de Marín que se hundió el pasado día 15 de febrero a 250 millas de Terranova, no atendió las advertencias que desde el parque de pesca le hacían los marineros para que soltase la red, lo que podría haber permitido corregir la escora y, en última instancia, evitado el naufragio que acabó con la vida de 21 personas, de las que 12 todavía permanecen desaparecidas.

Eso habría declarado, según fuentes jurídicas, uno de los tres supervivientes, Samuel Kwesi Koufie, palabras que habrían dado pie a la Audiencia Nacional a abrir una investigación sobre las posibles responsabilidades penales en el hundimiento. El ghanés habría narrado que el problema surgió durante la maniobra de recogida del aparejo, en condiciones meteorológicas muy adversas. El buque, tras un golpe de mar, comenzó a escorarse a babor. La tripulación, entonces, habría solicitado al patrón, Juan Rial, que soltase la red para que la embarcación recuperase la estabilidad, pero no lo hizo. El agua anegó varios compartimentos, el motor se paró y el pesquero acabó hundiéndose por la popa.

El patrón tampoco habría dado la orden de abandonar la embarcación, ni la de colocarse los trajes de supervivencia. De hecho, según las fuentes consultadas, él y su sobrino eran los únicos tripulantes que tenían vestida esa prenda, pues al resto de la tripulación no les dio tiempo a colocárselo.

También ha trascendido que la balsa salvavidas de la que fueron rescatados los tres supervivientes y cuatro cadáveres —cuya identidad no ha trascendido— estaba agujereada y más de alguno de los cuerpos que habrían rescatado del agua se escurrió por ese orificio.

Ya a su llegada a Marín, Samuel Koufie había relatado a los medios que permaneció de pie, en vaqueros, durante cinco horas —el tiempo que tardó en alcanzar el área del naufragio el Playa Menduíña Dos— en la balsa salvavidas intentando que el agua no superase las rodillas, tal y como había visto en la película El último superviviente, lo que le permitió salvar la vida. La otra balsa, que se autozafó, apareció vacía.

Contradicciones en la declaración

Las contradicciones en la declaración del patrón, Juan Padín, y en la de su sobrino, Eduardo Rial, con lo dicho ante la Guardia Civil de la Comandancia de Pontevedra por el marinero ghanés es lo que ha llevado a la Audiencia Nacional a iniciar esa investigación que, de prosperar, podría implicar un delito de homicidio por imprudencia por cada uno de los 21 marineros fallecidos o contra los derechos de los trabajadores. También está en tela de juicio la cuestión de cómo se gestionó a bordo del Villa de Pitanxo la existencia de contagios por covid entre los tripulantes, ya que en algunos de los cuerpos rescatados en aguas de Terranova se constató la presencia del virus.

En este sentido, familiares de los desaparecidos solicitaron si se habían hecho consultas al centro radiomédico, pero no han obtenido respuesta, como tampoco del número de personas que tenían puesto el traje de supervivencia.

El marinero ghanés emitió ayer un comunicado, a través de su abogado, declinando confirmar lo que ha trascendido de su declaración. Señala que hasta ahora se ha abstenido de hablar para que su «testimonio llegue a buen termino en sede judicial». «No quiero que gire sobre mi persona esta tragedia tan grande por respeto a mis compañeros y para que sean las autoridades las que definan las responsabilidades», sentencia.