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Diez naufragios que enlutaron la Costa da Morte

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

SOMOS MAR

Proa de Os Tonechos en la playa de Aviño. De ese naufragio solo apareció un miembro de uno de los tripulantes.
Proa de Os Tonechos en la playa de Aviño. De ese naufragio solo apareció un miembro de uno de los tripulantes. MANOLO

LA MEMORIA DEL MAR | Ochenta hombres murieron en los últimos grandes accidentes marítimos de la comarca

07 abr 2022 . Actualizado a las 21:22 h.

Sus nombres forman parte de la memoria colectiva porque evocan un reguero de vidas perdidas, de viudas y de huérfanos y porque han contribuido a agrandar la leyenda de la Costa da Morte. Entre O Bonito de Fisterra (año 1960) y O Bahía, en las Sisargas, pasaron 44 años y no solo los medios marcan la diferencia, sino el trato dado a las víctimas y, especialmente, a sus familias. El palangrero fisterrán se esfumó con sus 11 tripulantes y la vida de las personas que con ellos vivían cambió radicalmente. Muchos de los más de 30 huérfanos fueron enviados a internados en Sada, las chicas, y Cádiz, los niños, en tanto que gran parte de las viudas se vieron obligadas a emigrar por carecer de medios de vida. Cuando el barco de Redondela se fue a pique cerca de las Sisargas, ya en el 2004, la propia ministra de Agricultura se acercó a Corme, donde se montó el centro de operaciones y las familias esperaban noticias arropadas por autoridades y psicólogos. El dolor no fue menos, se ahorraron algunas penalidades a mayores.

La cofradía y el Concello de Fisterra homenajearon a los desaparecidos del pesquero Bonito.
La cofradía y el Concello de Fisterra homenajearon a los desaparecidos del pesquero Bonito. XESÚS BÚA

En esos diez grandes naufragios que hubo en la zona o en los que se vieron implicados vecinos de la comarca, murieron 80 hombres y buena parte de ellos no pudieron ser enterrados. El año más fatídico fue 1991. La primavera y el otoño fueron especialmente trágicos. Solo en los meses de abril y octubre se perdieron 30 vidas de marineros y los cuerpos de la mitad de ellos no pudieron ser encontrados. El primero fue el Beti Donosti, con base en el puerto de Camariñas, que salió de Almería el 23 de abril y se perdió para siempre en el mar de Alborán.

 El Beti Donosti desapareció con todos sus tripulantes. La antigua lonja de Camariñas lleva su nombre
El Beti Donosti desapareció con todos sus tripulantes. La antigua lonja de Camariñas lleva su nombre MANOLO

Hubo un verano bastante tranquilo, pero octubre resultó desolador. En los primeros ocho días hubo tres naufragios importantes. Abrió la veda de las tragedias el Frank C, un palangrero que se fue a pique en el Gran Sol. Solo cuatro días más tarde, Os Tonechos se hunde en los bajos de Baldaio. Llevaba 9 tripulantes de entre 17 y 42 años de edad y ninguno de ellos logró sobrevivir. De hecho, ni sus cuerpos aparecieron, solo se pudo identificar la pierna del muchacho por un calcetín tejido por su abuela. Para mayor drama tiempo después apareció en Gijón un cuerpo que se atribuyó al patrón y armador y como tal se enterró en Malpica. Sin embargo, poco después hubo que realizar la operación contraria porque la identificación fue fallida.

Aún la Costa da Morte no había recuperado el resuello del naufragio malpicán cuando La Xana, un barco de Muros, se fue contra los bajos de Moador, en la Punta da Barca. Iban ocho personas y solo tres consiguieron saltar a tierra.

Tres tripulantes de La Xana lograron saltar a tierra. Cinco murieron
Tres tripulantes de La Xana lograron saltar a tierra. Cinco murieron MANOLO

La costa muxiana había de ser, tiempo después, escenario de otro de los grandes naufragios que se recuerdan. El Panchito se fue al fondo en el Coído de Cuño, en Touriñán (año 2000). Fue posible recuperar solo cuatro cuerpos y el quinto tripulante sigue desaparecido. Entonces era la época de la serie de televisión Mareas Vivas y el barco era de Laxe, por lo que el accidente tuvo una gran repercusión, ya que había ocurrido en Portozás, que revivía la pérdida del Nuevo Nautilus, otro barco que tardó mucho tiempo en encontrarse. Cuando finalmente lo localizaron fueron los familiares y el sector los que buscaron fórmulas para reflotar el buque. Allí murió un chico de solo 15 años, el más joven de los fallecidos en la zona.

Remolque de los restos del Panchito
Remolque de los restos del Panchito

Funeral por los náufragos del Nuevo Nautilus.
Funeral por los náufragos del Nuevo Nautilus. XOSE CASTRO

En el último gran accidente, el de O Bahía, año 2004, se emplearon muchos medios técnicos y el pueblo de Corme se volcó con las familias, reconociendo un dolor muy cercano. Hubo incluso una especie de hermanamiento entre ambas localidades y una plaza cormelana recuerda ese siniestro en el que murieron 10 hombres, uno de los más trágicos de la zona.

Desembarco de uno de los 6 muertos recuperados del cerquero O Bahía, que se fue a pique el 2 de junio del 2004 en el entorno de As Sisargas y en el que hubo 4 desaparecidos
Desembarco de uno de los 6 muertos recuperados del cerquero O Bahía, que se fue a pique el 2 de junio del 2004 en el entorno de As Sisargas y en el que hubo 4 desaparecidos JOSE MANUEL CASAL

Hundimientos lejanos, pero próximos

El accidente del Casón, en Fisterra en 1987, fue el que se saldó con el mayor número de muertos, ya que fallecieron 23 personas, todas ellas extranjeras. La lonja fisterrana se convirtió en una improvisada morgue, pero el drama no había hecho más que empezar, puesto que la falta de información sobre la carga del buque de bandera panameña hizo estragos no solo en la zona sino en el resto de Galicia. En la Costa da Morte hubo un éxodo hacia A Coruña y Santiago por el temor a una nube tóxica y la cosa se complicó más cuando parte de la carga fue enviada a San Cibrán.

El embarrancamiento del Casón provocó la huida de muchos vecinos
El embarrancamiento del Casón provocó la huida de muchos vecinos FUENTES

Fue un naufragio de fuera de la comarca, pero que impactó directamente en la gente de la zona. Más de lejos pilló el hundimiento del palangrero Frank C, que se llevó la vida de dos vecinos de Carballo, padre e hijo, además de otros 13 gallegos. El único superviviente es de Malpica. También se salvó solo una persona en el Zafir, que se fue a pique en las costas de Italia. Entre los desaparecidos había un vecino de Fisterra y otro de Corme. Ni el barco ni los cuerpos se recuperaron a pesar de los esfuerzos de las familias.

Ana Garcia

«Eu empatizo persoalmente co patrón do Villa de Pitanxo»

Marcos Alfeirán perdió a su padre, Antonio, y a un hermano, que heredó el nombre paterno, en el naufragio de Os Tonechos y a dos tripulantes en el hundimiento del Nuevo Luz, del que era armador y patrón, en el 2011. Además, ha rescatado más de un cadáver en otros accidentes marítimos, por lo que se puede decir que le ha tocado vivir todos los puntos de vista que se pueden dar en este tipo de situaciones, ya que ha sido familiar de dos víctimas, pero también investigado. Por este motivo «empatizo persoalmente co patrón do Villa de Pitanxo», dice. Cree que sabe cómo puede sentirse en estos momentos y tampoco confía demasiado en que se aclaren debidamente las causas del accidente, porque, «a xente que investiga non sabe para que lado se vira un temón, veñen de Madrid e non saben de que vai o mar», señala.

Como hijo y hermano de desaparecidos en el mar, señala que este tipo de tragedias hace que vuelva a revivir ese trauma, el que tuvo de niño, aunque no le hizo desistir de dedicarse al mar, y el del accidente que sufrió el barco que él comandaba justo 20 años después. De ese día recuerda que le salió el instinto de supervivencia y se pudo agarrar a la popa.

BASILIO BELLO

«Os afundimentos sempre te fan recordar o que tes pasado»

«Pensas que pasaría ou que non pasaría e, sobre todo nas familias». A Roberto Carlos Santiago Charlín el naufragio del Villa de Pitanxo le ha hecho rememorar lo que ha vivido como hijo de un marinero fallecido, en el Nuevo Nautilus, pero también en los percances que él mismo ha vivido como marinero, el primero en el 2005, cuando el barco en el que trabajaba se fue a pique, y el segundo, en el 2010, cuando resbaló y cayó al mar desde la cubierta del Chubasco II. Él y su hermano Marcos son los dos únicos huérfanos del Nuevo Nautilus de Laxe que trabajan en la pesca.

Por su experiencia se da cuenta del calvario que deben estar pasando las familias de los desaparecidos, porque en la suya tuvieron esa vivencia. «Se aparecen os corpos aínda a familia pode facer un enterro, e é un pouco máis normal, pero cando non os encontran é moitísimo peor», explica. De todos modos, entiende que buscar náufragos en la zona de Terranova es muy peligroso, aunque considera de deberían seguir adelante. No tiene demasiada confianza en que sean hallados todos los cuerpos porque aunque nunca estuvo allí sabe que es un área en la que resultan muy complicadas las búsquedas. Como marinero tiene claro que en cualquier momento puede producirse un accidente.