Patrocinado porPatrocinado por

«Nos van poniendo cancelas en el mar»

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Las nuevas zonas marinas protegidas
La Voz

El Reino Unido propone declarar zona marina protegida varios espacios del norte de Escocia, de donde serán expulsados algo más de una decena de barcos gallegos

19 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosemary Bank Seamount es uno de los espacios marinos del norte de Escocia que el Gobierno de Reino Unido quiere incorporar al listado de zonas protegidas de la Red Natura. Como ese hay otra veintena de lugares entre el mar del Norte y el océano Atlántico que aspiran a formar parte de la misma relación. La flota gallega se ha echado a temblar ante esta más que posible declaración como zonas marinas protegidas para preservar sus hábitats, pues en ellas se encuentran caladeros frecuentados por los pescadores galaicos.

Juan Carlos Corrás, gerente de la asociación Pescagalicia, con barcos de arrastre y artes fijas que faenan en Gran Sol, entre otros, explica que la propuesta del Reino Unido está ya muy avanzada, que el sector envió ya sus alegaciones, pero que probablemente se apruebe la declaración a finales de este año. ¿Qué pasará a partir de entonces? Que la pesca estará más restringida en esas zonas marinas. En la de Rosemay Bank Seamount quedará prohibida toda actividad de artes de fondo demersales, tanto fijos (nasas y rascos) como móviles (arrastre) y «es la que más nos preocupa porque nos afectará de lleno», relata el gerente de la asociación. La declaración como zona marina protegida expulsará de allí a unos 15 barcos de artes fijos de Pescagalicia, aproximadamente la mitad de los que suelen faenar por el norte de Escocia y mar del Norte.

Esos pesqueros de artes fijos tampoco podrán faenar en la futura zona protegida de The Barra Fan and Hebrides Terrace Seamount, al oeste de Escocia.

Juan Carlos Corrás criticó esta propuesta del Reino Unido, sobre todo porque para proteger hábitats marinos vulnerables (como las esponjas) en espacios muy concretos y reducidos se amplía el veto a las actividades pesqueras en un áreas mucho más amplias en las que «no tiene sentido prohibir todo». «Nos van poniendo cancelas en el mar, cada vez estamos más acotados», denuncia el también armador.

Corrás ya se pone en la situación de que serán expulsados de varios caladeros del norte de Escocia. «Supongo que iremos a otras zonas, pero cada vez limitan más nuestra actividad, está claro que la producción será menor», reflexiona. El gerente de Pescagalicia augura que se producirán «roces» porque las autoridades están obligando a las distintas artes a compartir cada vez menos caladeros.

Más sondeos en Porcupine

Además de tener afrontar la futura declaración como zona marina protegidas de varios caladeros, la flota gallega, como el resto de europeas, debe andar con ojo este mes en la cuenca de Porcupine, en Irlanda, donde está ubicado un rico banco de cigala, entre otras especies. Corrás explicó que opera por la zona un barco de investigación que está realizando sondeos sísmicos en busca de hidrocarburos. Los pesqueros tienen orden de no acercarse al buque durante este mes. Las prospecciones se realizan ahora, criticó Corrás, justo cuando acaba de finalizar la veda de la cigala, en mayo, y los barcos podían faenar a partir de junio. Además, el gerente de Pescagalicia explica que los sondeos pueden dañar la pesquería, pues se emiten ondas sonoras en el fondo marino, «petardean a las especies, que se pueden ver alteradas», añade.

Si aparece gas, fin de la pesca

Y eso sin contar con que las prospecciones hallen bolsas de petróleo o gas natural, pues entonces sí se acabará la actividad pesquera en esa zona próxima a Gran Sol, advierte Corrás.

Pescagalicia tiene allí ahora un pesquero, pero Porcupine es un caladero frecuentado por la flota escocesa, irlandesa, francesa... Además de cigalas, hay rape, gallo y merluza, entre otros. Los actuales no son los primeros sondeos que se efectúan en Porcupine con un permiso del Gobierno irlandés para buscar hidrocarburos.

Ese caladero también se vio afectado por la construcción del cable submarino de telecomunicaciones entre Norteamérica y Europa.