Patrocinado porPatrocinado por

Cerco al clan de los Coyos

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

El «Kunlun», vinculado a Vidal, abordado por autoridades australianas tras ser acusado de piratería.
El «Kunlun», vinculado a Vidal, abordado por autoridades australianas tras ser acusado de piratería.

El expediente sancionador abierto a la empresa Vidal Armadores a raíz de la operación «Sparrow» estrecha el cerco a una familia a la que siempre se ha vinculado con la pesca pirata

28 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Por mucho que los responsables de la operación Sparrow hablen de varias empresas gallegas implicadas en la pesca ilegal en el Antártico, en realidad todo ese entramado de sociedades que han registrado conduce a una única marca: Vidal Armadores. Y ese nombre, en Ribeira, donde tiene su sede, tiene una cara al frente, la de Antonio Vidal Suárez, Tucho el Coyo, supuestamente uno de los últimos free riders de los océanos que quedan en la pesca gallega.

Dicen que últimamente Tucho no está tan locuaz como suele serlo en los círculos que frecuenta. Que la Sparrow lo ha dejado tocado tanto empresarial como anímicamente. Pero bueno, también dicen que tuvo un palco en el Bernabeu y su hijo Toño lo niega con un tajante «eu son do Barça». Y esa fue la única declaración que se mostró dispuesto a hacer a este periódico.

Aunque en muchos foros ya se da por multado a Vidal Armadores con 11,4 millones -resultado de multiplicar las 19 infracciones graves a la Ley de Pesca detectadas en la operación por 600.000 euros, la cuantía más alta con que se castigan las faltas así tipificadas-, la verdad es aún está en una fase muy inicial el expediente sancionador que se le ha abierto tras examinar los más de 3.000 documentos que los inspectores se llevaron de los locales que la firma tiene en Ribeira, Boiro y A Coruña. Y echando la vista atrás en los antecedentes, parece precipitado vender ya la piel del oso. Cierto que ha sido enjuiciado en varias ocasiones y condenado reiteradas veces, pero también que se ha visto libre de muchas.

Se ha visto, o se han visto. Porque aunque la cabeza visible es la de Tucho (con un 67 % de Vidal Armadores), la empresa es familiar, y a ella están vinculados sus hijos, Antonio, Belén y Ángel. Incluso nueras y yernos figuran entre los accionistas de las sociedades del clan. Porque la pesca es, para los Coyos, tradición familiar y germen de una aventura empresarial que se ramificó después a la energía eólica y al negocio inmobiliario.

A Tucho (Ribeira, 1952), lo de armador le llegó de su padre. Fue de la mano con él y con sus hermanos, José y Manuel, hasta poco después de la muerte de su progenitor. Ya sin el patriarca decidió separarse de sus hermanos e iniciar una saga pesquera familiar por su cuenta, independiente de Hijos de Vidal Bandín. Su mano derecha es su hijo Toño (Antonio Vidal Pego), que aparece solo de forma tangencial en el entramado societario de Vidal Armadores. 

Proceso en EE. UU. 

Hay una explicación para esa contradicción solo aparente, y es que Vidal Pego, que estuvo en busca y captura por la Interpol a raíz de una causa abierta en EE. UU., que  le acusaba de haber intentado introducir en territorio estadounidense 24 toneladas  de merluza negra supuestamente capturadas de forma ilegal por el pesquero Carrán. El ribeirense se declaró culpable y aceptó una multa de 406.000 euros y cuatro años de libertad condicional.

Vidal Armadores también fue sancionada por la actuación del Apache, un barco que finalmente Francia requisó y adaptó para su Armada; por el Camouco, al igual que el anterior apresado por los franceses en Reunión; por el Antillas Reefer, que confiscaron las autoridades de Mozambique;  y más recientemente por un transbordo que hizo el Gallaecia -un barco que la empresa perdió en un incendio en el 2008- al Hammer (el antiguo Carrán), un fallo que el Supremo confirmó el año pasado en el que condena por estafa a Vidal Pego.

Ahora bien, contra todo pronóstico, la empresa salió absuelta de un caso que dio la vuelta al mundo y que da argumento para una novela: el Viarsa 1, el palangrero contra el que Australia mantuvo la persecución más larga de la historia -solo superada recientemente por Sea Shepherd detrás del Thunder- hostigando al pesquero durante 21 días por los mares del Sur para ser interceptado ya cerca de Uruguay, donde tenía su bandera, y conducido hasta Perth, donde los mandos estuvieron retenidos más de dos años.

El Viarsa fue absuelto de pesca ilegal por falta de pruebas. Del resultado del segundo proceso se enteró toda Ribeira: la anunció Tucho con bombas de palenque. No podía ser de otra forma para quien acostumbra a presumir de sus victorias.

Expectación

Ahora está por ver si el expediente abierto por sus vínculos con el Kunlun, el Yongding, el Songhua y el Tiantai, todos en la lista negra de la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos de la Antártida, se celebra del mismo modo. O si tienen que poner los pies en polvorosa, puesto que toda Ribeira se ha sobresaltado con la amenaza de Agricultura de sancionar a 50 tripulantes -de los que no hay duda de que son de la zona de Barbanza- y actuar judicialmente contra las empresas que le surtieron de gasoil, las que le vendieron pertrechos, las que aseguraron sus buques...  Amenaza tormenta.