Descartado: los jabalíes de Cortegada no comen almejas de Carril, aunque sí cangrejos, anguilas y caramuxos

SOSTENIBILIDAD

Un estudio de Illas Atlánticas descarta que los animales se alimenten a costa de los preciados moluscos, que apenas tocan e incluso podrían favorecer, al devorar alguno de sus depredadores
18 abr 2025 . Actualizado a las 04:45 h.En un contexto marcado por una crisis productiva de proporciones trágicas, cualquier factor que genere algún tipo de impacto sobre el marisqueo en la ría de Arousa debe ser tenido en cuenta. Aunque no es su principal preocupación, la presencia de una especie tan prolífica como los jabalíes en el entorno de la isla de Cortegada ha extendido la impresión de que estos animales se alimentan, por ejemplo, de las preciadas almejas de Carril. Siguiendo su vocación de mantener el equilibrio ambiental y preservar tanto la fauna y la flora autóctonas como los procesos ecológicos, el Parque Nacional Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia ha emprendido un estudio detallado de la población de porcos bravos que frecuenta esta zona. Y sus conclusiones bien pueden tranquilizar a los parquistas: su dieta, que es amplia y variada, incluye moluscos como los caramuxos, pero no la joya gastronómica carrilexa, como tampoco el berberecho ni ninguna otra especie de interés comercial. De hecho, menos del 5 % de las localizaciones que se han registrado los sitúan en los bancos de marisqueo.
En consonancia con el incremento que las poblaciones de jabalí han experimentado en Europa desde mediados del siglo pasado, un grupo de ellos alcanzó Cortegada hace alrededor de diez años. Antes se habían producido avistamientos esporádicos, pero desde entonces su presencia se ha convertido en algo habitual. Esto no quiere decir que pueblen exclusivamente la isla. Muy al contrario, su hábitat dibuja una especie de triángulo cuyo vértice se sitúa en el archipiélago carrilexo, mientras su base se adentra profundamente en el territorio dominado por el monte Xiabre y la orilla sur de la desembocadura del Ulla. Lo que sucede es que han encontrado en ella «un refuxio e unha zona de alimentación de alta calidade», tal y como indican las conclusiones del informe de Illas Atlánticas.
Una veintena de ejemplares
A lo largo de cinco años, los técnicos del parque nacional marcaron 45 ejemplares. 16 de ellos fueron equipados con collares GPS que permiten seguir sus movimientos. El resto fueron identificados mediante marcas en sus orejas. De esta forma fue posible conocer sus desplazamientos y buena parte de sus costumbres. La piara que ronda Cortegada está formada, aproximadamente, por cinco individuos adultos, diez que no han alcanzado la madurez y entre cinco y diez crías. Teniendo en cuenta su enorme dinamismo, tanto en sus movimientos como en su natalidad y mortalidad, el informe deduce que, en su momento de mayor expansión, el grupo cuenta con 25 integrantes. A lo largo del período de estudio, doce animales fueron hallados muertos, a los que, obviamente, es necesario sumar aquellos cuyos cuerpos no fueron encontrados.
Resulta particularmente revelador el estudio de sus excrementos, que Illas Atlánticas llevó a cabo mediante una técnica genética denominada metabarcoding. La dieta del jabalí arousano no puede ser más variada. La investigación identificó 186 especies presentes en ella. Ningún bivalvo de interés verdaderamente comercial, a excepción del caramuxo. Sus tres fuentes de alimentación principales son, por este orden, el cangrejo común (un depredador de la almeja, a la que, por lo tanto, el jabalí puede incluso favorecer), la anguila y el gobio, un pequeño pez de agua dulce, pero en su menú no faltan congrios, piardas, insectos, bastantes plantas y alguna que otra sorpresa, como los gatos y los zorros, aunque en muy ligeras proporciones.
Las evidencias científicas establecen, en definitiva, que el impacto del porco bravo en los recursos marisqueros y en la biodiversidad del parque nacional es mínimo. La suya es, al fin y al cabo, una especie autóctona en Galicia. Es uno de los nuestros.

Cámaras de fototrampeo. Además de marcar a los ejemplares y geolocalizarlos, el parque nacional ha realizado un experimento de fototrampeo y mantiene su seguimiento a largo plazo para evaluar el impacto del jabalí sobre la vegetación y otros valores ecológicos de Cortegada, como los hongos y los invertebrados.