Europa pone en marcha la primera directiva para vigilar la salud de los suelos

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

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De ellos dependen la seguridad alimentaria, el agua limpia y el medio ambiente y por eso el Consejo toma medidas y establece un marco normativo que busca conseguir que sean más sanos y resilientes antes del 2050

13 oct 2025 . Actualizado a las 10:28 h.

De la salud del suelo depende que podamos producir alimentos seguros y que la calidad de las aguas sea buena, entre otras muchas cosas. Sin embargo, según los datos actuales que maneja la Unión Europea, más del 60 % de los suelos se encuentran en condiciones no saludables, además de que las investigaciones muestran que su degradación continua aumentando. Aunque hay abundante leyes y políticas europeas al respecto, hasta ahora no había un marco legislativo dedicado íntegramente al suelo en la UE. Por eso el Consejo decidió esta semana adoptar la directiva de seguimiento del suelo, estableciendo así el primer marco comunitario para evaluar y monitorizar los suelos con el objetivo claro de que estos sean más saludables en el año 2050. 

Según explican en la Comisión, esta directiva es un paso clave para conseguir suelos más sanos y resilientes. Para ello, apuesta por establecer un marco común que permita vigilar el estado de los suelos, prevenir su degradación, promover su recuperación y resiliencia y gestionar los sitios potencialmente contaminados. La directiva no obliga a alcanzar directamente suelos saludables en el 2050, pero establece las bases para medir y guiar las políticas de los estados con el fin de lograr el objetivo propuesto.

Explica la Comisión que esta nueva normativa pide a los Estados miembros que establezcan sistemas de monitorización que permitan evaluar el estado físico, químico y biológico de los suelos en su territorio, utilizando una metodología común para toda la Unión Europea. Para ello, se establecerán redes de puntos de muestreo  y se definirán indicadores comunes. Será cada Estado el encargado de fijar los valores operativos de alerta para detectar la degradación. La Comisión, por su parte, elaborará una lista indicativa de contaminantes del suelo, que incluirá pesticidas, PFAS y metales. 

Otro de los puntos de esta directiva es que establece una metodología para la gestión de los suelos contaminados. Los Estados deberán crear un registro de estos, en el que incluyan los espacios contaminados y los que podrían estarlo. También tendrán que aplicar el principio de quien contamina paga, con el objetivo de identificar a los responsables para que asuman los costes. Al mismo tiempo, se exigirá la aplicación de medidas adecuadas para la reducción de riesgos.

 La Comisión Europea y la Agencia Europea de Medio Ambiente establecerán un portal digital de datos sobre la salud del suelo, que centralizará y facilitará el acceso a los datos de control de forma georreferenciada. Por su parte, los Estados deberán utilizar datos de teledetección para monitorizar algunos indicadores. A mayores, Europa también proporcionará apoyo a los Estados y elaborará documentos y herramientas científicas que ayuden a implementar esta directiva. En un plazo de 90 meses, Europa evaluará los avances conseguidos y propondrá ajustes en la directiva, si son necesarios.

Tras su aprobación por el Consejo, se espera que el Parlamento Europeo vote la nueva directiva en las próximas semanas. En cuanto esto suceda, los Estados miembros tendrán tres años desde la entrada en vigor para trasponer las nuevas normas a la legislación nacional.