La operación única que se hizo en Galicia: dos tumores diferentes en los dos pulmones

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El paciente se recupera de dos cirugías robóticas que convierten el caso en inédito

14 may 2022 . Actualizado a las 16:48 h.

«El paciente se fue para casa en buenas condiciones y sin los dos tumores pulmonares». Es el final feliz de una exitosa operación resumida por el anestesista César Bonome, del Hospital San Rafael de A Coruña. Pero no fue una cirugía al uso. Tanto por lo infrecuente del caso, muy raro, como por la técnica realizada la convierten en única en el mundo y pasará a formar parte de la literatura médica.

El paciente, un hombre de Portosín de 74 años, no tenía un cáncer, sino dos. Y no es que uno se originara a partir de la metástasis del otro, sino que eran dos tumores primarios, uno en cada pulmón, que se habían generado al mismo tiempo de forma independiente. Eran gemelos y estaban situados justo en el centro, en una zona de difícil intervención.

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Operar los dos a la vez hoy por hoy es algo inviable, pero salvar la mayor parte de un pulmón manteniendo e incluso mejorando la capacidad respiratoria del paciente y afrontar la segunda cirugía al cabo de 20 días con las heridas aún recientes también suponía un desafío supino. Y más aún si las dos intervenciones se hacían, cada una por separado, con un robot Da Vinci en el que todos sus instrumentos se introducían por un único orificio de apenas tres centímetros, en una operación mínimamente invasiva.

Un reto difícil. Pero no para alguien que se aferra al lema «nada es imposible». Puede parecer un simple eslogan, pero no para el cirujano coruñés Diego González Rivas, que ha extendido por todo el mundo su técnica para operar el pulmón con una única incisión y que, desde septiembre del pasado año, ha dado una vuelta de tuerca más realizándola de forma totalmente robótica. De la cirugía uniportal VATS se ha pasado a la RATS.

«En el hospital donde lo atendieron le habían dicho que era imposible operar los dos pulmones, que había muchísimo riesgo, y que del derecho le tenían que extirpar las dos terceras partes», explica González Rivas.

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Así fue. Al paciente, José García Rodríguez, le habían planteado extraer el lóbulo medio y superior del pulmón derecho y, para el izquierdo, aplicar un tratamiento paliativo con radioterapia. O, lo que es lo mismo, el tumor seguiría ahí, pero con las dificultades añadidas de que con un pulmón maltrecho sus dificultades respiratorias iban a ser mayores aún.

Pidió a un amigo médico una segunda opinión y ahí fue cuando le recomendaron ponerse en manos de Diego González Rivas. Ni el enfermo ni el cirujano se lo pensaron dos veces. La prioridad era eliminar los dos tumores y salvar la mayor parte de los dos pulmones.

Pero no era fácil. «Tenía la capacidad pulmonar muy baja», relata el cirujano. Y así lo constata el anestesista César Bonome, del Hospital San Rafael de A Coruña, donde se realizó la intervención: «La prueba de la función pulmonar era muy justa». El diagnóstico fue un carcinoma escamoso polipoide endobranquial bilateral simétrico. En una primera fase lo que se planteó, y se hizo, fue una cirugía mínimamente invasiva de reconstrucción bronquio-vascular (sleeve) que permitió salvar el lóbulo medio. «Hacer una lobectomía es fácil —señala González Rivas—, no tiene ningún problema, lo complejo es reconstruir el lóbulo medio, que desconecté del inferior y lo empalmé al bronquio intermediario. Estaba tranquilo porque soy el que mayor experiencia tiene en el mundo en este tipo de cirugías. En Shanghái hacía unos 80 casos al año, cuando lo normal es que en España un cirujano haga uno al año».

El paciente se fue para casa sin un tumor y respirando mejor que cuando había entrado a quirófano. Pero quedaba el reto más difícil: acometer una segunda intervención 20 días después, porque existía el riesgo de que el tumor del pulmón izquierdo creciese e invadiera otros órganos mediante metástasis.

Un enorme desafío

En este caso el abordaje anestésico también suponía un desafío, porque la sutura estaba reciente y la amenaza de un posible desgarro en las costuras de la primera intervención era muy real. Primero fue necesario introducir un tubo guiado con un fibroscopio para evitar que se rozaran las suturas y luego había que aplicar una presión baja muy controlada. «Tenías que ventilar los dos lóbulos del pulmón derecho, pero con mucho cuidado, porque si los ventilabas con presiones altas podías lesionarlos o dañarlos, y aplicar unas medidas de protección pulmonar. Había que ser muy prudentes», cuenta César Bonome, anestesista en el Hospital San Rafael, donde se hizo la operación.

Subsanado este problema quedaba una cirugía muy compleja por la difícil localización del tumor. «Reconstruimos el bronquio del lóbulo superior para preservar la mitad del pulmón», dice el médico. José García Rodríguez, que solo perdió una parte del lóbulo inferior, se recupera ahora en su casa. Respira mejor, se fatiga menos y, de momento, no hay rastro cancerígeno en sus pulmones.