Antonio Quinteiro pone fin a once años al frente del Compostela

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Antonio Quinteiro, expresidente del Compostela
Antonio Quinteiro, expresidente del Compostela Sandra Alonso

Deja la entidad en manos de sus siete compañeros de directiva tras las fallidas negociaciones para el desembarco de Jota Peleteiro en San Lázaro

29 jun 2022 . Actualizado a las 12:59 h.

En una mañana de sol y frío en San Lázaro, solo y sereno en la sala de trofeos. En ese escenario anunció Antonio Quinteiro su adiós a la presidencia de la Sociedad Deportiva Compostela después de once años al frente. Se echa a un lado y el club queda en manos de sus siete compañeros de directiva, que en los próximos días deberán confirmar quien de ellos toma el relevo como máximo mandatario de la entidad azul y blanca.

La puesta en escena dejó claro el divorcio y que las dos partes fueron capaces de mantener las formas en el momento de separar sus caminos.

Quinteiro se va convencido de que con el fallido acuerdo para el desembarco de Jota Peleteiro en el club a través de la empresa Rammalloc Sports al Compos se le escapa una gran oportunidad de seguir creciendo, «para hacer un proyecto más ilusionante y más competitivo». «El club necesitaba a alguien que viniese con una apuesta seria y de continuidad», añadió.

Calificó como «falsedades» los comentarios acerca de que a Peleteiro solo le preocupase el primer equipo o que estuviese interesado en la venta de Roque y de Pablo Durán.

No obstante, preguntado acerca de por qué no había dado a conocer las líneas maestras del proyecto con el que pretendía recalar en San Lázaro, no dio una respuesta firme. Considera que probablemente fuese por un criterio de prudencia, de no querer adelantar acontecimientos hasta que el acuerdo fuese firme.

Del acuerdo al desencuentro

Quinteiro recuerda que las negociaciones estaban bien encauzadas. Hasta que llegó el momento de concretarlas: «La directiva saliente tiene que entregar las cuentas, hacer declaraciones de todos aquellos compromisos que el club tiene pendientes, si es que los tiene, que no es nuestro caso, y responsabilizarse de los últimos cinco ejercicios, de todas aquellas acciones que haya tomado en pago de jugadores, Seguridad Social, estar al corriente de pagos con Hacienda y todo. Se han pasado unas actas acompañadas del acuerdo que Jota Peleteiro y Rammalloc hacían para ese cambio de dirección. Se pasan las actas que la directiva debe firmar. Son elaboradas por Rammalloc y entiendo que ellos deben tener todas las garantías para entrar, como cuando yo entré aquí».

Es entonces cuando aparecen las dudas: «Empieza a haber diferencias en esas actas. Los abogados del club hacen un par de reuniones con el letrado de Rammalloc y empieza a haber diferencias en estas actas, en las que se le pidieron unas correcciones para que estuviesen de acuerdo ambas partes. Posteriormente, incluso el abogado mío personal interviene también en reuniones con el de Jota Peleteiro, para poder perfilar eso de manera que sea firmable por las dos partes. Pero las semanas fueron pasando. Las fechas que ponía Rammalloc para firmar el acuerdo conmigo y las actas de la junta directiva se iban agotando. Rammalloc decía que se le agotaba el tiempo».

Y concluyó su exposición indicando que «algunos de los directivos, por recomendación de sus abogados personales, que les han dicho que no rubricasen esas actas que tenían que firmar para el cambio de la junta, no lo hicieron». A partir de ahí se rompieron las negociaciones.

Fuentes de la directiva aseguran que la negativa a firmar no era de «algunos sino de los siete» e insisten en que en todos los momentos de la negociación indicaron que no estaban dispuestos a asumir riesgos que, a su entender, no les correspondían.

El ya dimitido presidente también explicó que estaba dispuesto a garantizar él personalmente todas las responsabilidades y que Rammalloc «se comprometía a no reclamar nada a ningún directivo que no fuese Antonio Quinteiro». Pero tampoco prosperó esta vía: «Ellos siguen diciendo que sus abogados les recomiendan que no se firme, que eso no es una garantía para ellos».

Buenos deseos

Llegados a este punto, Quinteiro entendió que no le quedaba otra opción que presentar la dimisión irrevocable: «Le deseo lo mejor al club, seguiré siendo socio, un aficionado más, vendré cada domingo que pueda a apoyar al club y estaré en la grada como un aficionado más, deseándole que le vaya bien. Con un buen trabajo, como el que hasta ahora se ha realizado, el proyecto seguirá la misma línea».

Tras 55 minutos de rueda de prensa, se despidió de los empleados presentes en las oficinas del club y cruzó la puerta de salida por segunda vez como ex presidente. La primera fue el lunes, después de presentar la dimisión irrevocable a sus compañeros en la reunión extraordinaria instada por él mismo.

El único acreedor del club y el dueño de la marca

A principios de mes saltaron a la luz pública las negociaciones entre Antonio Quinteiro y Jota Peleteiro, que finalmente no llegaron a puerto. En ningún momento trascendieron cifras.

Tampoco se conoce la cuantía del dinero aportado por Quinteiro al club a lo largo de estos once años al frente de la entidad. Si bien es el único acreedor del Compostela, asegura que esa condición no va a suponer un problema para el futuro del club. Pero sí es una cuestión que habrá que poner sobre el tapete más pronto que tarde: «En los próximos días tendré que hablar con la junta directiva para ver cómo establecemos todo eso. Ahora mismo lo más importante es que la junta se ponga a trabajar para preparar el proyecto de la próxima temporada, que está ahí encima. Lo demás no va a ser un problema entre la junta directiva y yo porque, ante todo, somos amigos y hemos trabajado aquí durante muchos años. Insisto en que no voy a poner, obviamente, ningún problema para eso, siempre y cuando ellos me den una alternativa. Yo no puedo exigir ahora mismo ese acuerdo sabiendo que hay otras prioridades dentro del club y que hay que poner a funcionar el proyecto de la nueva temporada».

Antonio Quinteiro también es el dueño de la marca Sociedad Deportiva Compostela, que adquirió a la par que desembarcó en el club once años atrás. Con anterioridad había sido subastada como uno de los activos de la entonces sociedad anónima deportiva, en el marco del proceso de liquidación al que se vio abocada por decisión judicial tras acogerse a la Ley Concursal.