Irene Miras, nutricionista: «Una alimentación adecuada puede servir para reducir la medicación»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Irene Mirás atenderá el servicio en el centro de salud de A Valenzá
Irene Mirás atenderá el servicio en el centro de salud de A Valenzá Santi M. Amil

Los nutricionistas de los centros de salud ayudarán a pacientes crónicos

30 ene 2023 . Actualizado a las 19:43 h.

El Sergas acaba de poner en marcha las unidades de apoyo nutricional para atención primaria. Esta incorporación de nutricionistas y técnicos superiores en dietética a la cartera de servicios del primer nivel asistencial pretende actuar en una doble vertiente: el apoyo a pacientes con patologías crónicas y la prevención y mejora de la educación alimentaria a través de actividades grupales. En el área sanitaria ourensana se han incorporado trece profesionales para el plan piloto que se evaluará dentro de un año. En concreto cinco están en la ciudad y se reparten en los centros de salud de Valle Inclán, Nóvoa Santos-O Couto, A Ponte, A Cuña y A Carballeira-Coles. Otras cinco atenderán la provincia por zonas: una se ocupará de pacientes de O Barco, Trives y Viana, otra de Verín, un tercer profesional atenderá la demanda de Xinzo, Allariz y Maceda, el cuarto tendrá a su cargo Celanova, Bande y Castro Caldelas y la quinta plaza habilitada cubrirá O Carballiño y Ribadavia. Habrá además una persona específicamente orientada a pediatría (que tendrá consulta en el Nóvoa Santos), y dos más para reforzar la atención a pacientes con patologías crónicas como obesidad, diabetes, hipertensión, insuficiencia renal o problemas cardiovasculares. Una de ellas es Irene Mirás (Ames, 1997), adscrita al de A Valenzá, en Barbadás.

—¿Cómo tiene que hacer el paciente para solicitar una consulta nutricional?

—Por el momento no puede solicitarlo directamente como hace, por ejemplo, para pedir cita con su médico de cabecera. Nosotros somos una unidad de apoyo para dar soporte a los profesionales del centro de salud que son quienes nos van a derivar a los pacientes. Ellos, el personal médico y de enfermería, son los que deciden porque son quienes conocen a esas personas y sus patologías y quienes valorarán si nuestra intervención podría ayudarles.

—¿Hasta que punto puede mejorar a un paciente crónico con la alimentación?

—El estilo de vida, tanto la alimentación como el ejercicio físico, tienen una incidencia directa en valores como la tensión arterial o el colesterol, por ejemplo. Hay una serie de problemas de salud que pueden mejorar si modificas algunos hábitos y una alimentación adecuada puede servir incluso para reducir o evitar, en determinados casos, que se llegue a tomar medicación. Por ejemplo, con una persona prediabética o que está en un estado inicial de la enfermedad, se puede intervenir para evitar que siga avanzando o incluso llegar a revertir y que no tenga que medicarse. Esto no significa que podamos curar con la alimentación a todos los diabéticos. Es importante que no creamos tampoco en ciertas tendencias que otorgan propiedades casi milagrosas a lo que comemos.

—¿Se refiere a las dietas anticáncer?

—Es una de ellas. Son cosas que no tienen ninguna base científica. Pensar que te vas a curar de un cáncer con solo la alimentación es absurdo. Son cosas que suponen un peligro para quien se las crea y deje de tratarse con la medicación que corresponda. Nosotros podemos ayudar, dentro de un trabajo multidisciplinar con el equipo médico que le trate porque en general una alimentación saludable beneficia para afrontar cualquier proceso de enfermedad pero no va a solucionar por sí sola una patología de este tipo. No se puede caer en mensajes sensacionalistas con la nutrición. La alimentación no va a sustituir ni a los medicamentos ni las intervenciones que se necesitan para tratar un cáncer. Nosotros podemos aportar nuestro grano de arena. Por ejemplo, hay pacientes a los que les cuesta comer porque a veces el tratamiento les genera cambios incluso en el gusto. Podemos darles consejos para cambiar alimentos que les desagraden por otros que no les generen ese rechazo y orientarles sobre los que les van a aportar más nutrientes.

—¿En estas nuevas consultas ayudarán a la gente a adelgazar?

—Existe la idea de que nuestra función está limitada a ese aspecto y aunque en ocasiones algunas patologías o pacientes en concreto pueden requerir bajar de peso, hay gente que come mal y que está delgada. Como también hay personas que tienen un porcentaje de grasa o un peso adecuado pero que pueden tener una patología que requiera una ayuda nutricional. Es el caso de personas con una diabetes tipo 1, o a la que se le acabe de diagnosticar celiaquía y necesita orientación para enfocar su alimentación. Es cierto que el sobrepeso influye negativamente en nuestro estado de salud y en muchas enfermedades pero nuestra línea de acción es mucho más amplia y global que hacer adelgazar. Podemos ayudar en casos de alergias, de intolerancias, aconsejar en distintos ciclos de la vida como puede ser el embarazo en la mujer... Podemos apoyar a muchas personas aunque no tengan un problema de obesidad.

—¿Hay quien come bien y engorda o eso es un mito?

—Sí. Puede haber buenos hábitos alimenticios y que haya otros factores que están influyendo para que esa persona tenga sobrepeso, desde medicamentos que tenga que tomar a la imposibilidad de hacer ejercicio físico porque tenga, por ejemplo, problemas de movilidad. Hay muchas cosas que pueden influir, incluso el cómo descansa o la salud mental. No se puede estigmatizar. Hay que escuchar a la persona e intentar apoyarla. Cuando alguien llega a una consulta de un nutricionista se valora no solo lo que come, aunque esa es nuestra especialidad. La salud hay que entenderla de modo global y hay que valorar las circunstancias en cada caso para ver cuál es la solución mejor. No se trata de dar dietas y punto. Tampoco hay que agobiar a las personas, sino intentar ayudarles generando nuevos hábitos, con tiempo y poco a poco. Todos los cambios son significativos pero si tienes veinte cosas que modificar pues hay que empezar por dos y luego ya irás avanzando. Intentar hacerlo todo perfecto desde el principio puede ser abrumador. Los cambios repentinos rara vez suponen una mejoría duradera, que al fin y al cabo es lo que perseguimos.

—¿En qué consiste la línea de acción comunitaria que también se les ha encargado?

—Está enfocado a la prevención y a la formación en hábitos saludables y la idea es trabajar con distintos colectivos, desde los colegios a asociaciones vecinales. Se trata de informar y potenciar que la gente asuma que comiendo mejor puede prevenir futuros problemas.