Un hostelero: «Estamos contentos pero viendo esto no sé cuánto durará»

c. andaluz / M. Doallo OURENSE / LA VOZ

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Los bares abrieron hasta las 21.00 horas y la praza Maior de Ourense se abarrotaron

20 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer día con la nueva relajación de restricciones se notó en la hostelería ourensana. Las terrazas de la zona de vinos se llenaron desde la hora del vermú. «Está todo reservado para comer, tanto en las mesas de la terraza como en las de dentro», explicaba Javier Gómez, propietario del Lar da Sabela, en la plaza Eironciño dos Cabaleiros. Consideraba que la celebración del Día del Padre influyó bastante en esta buena acogida. «Sin duda el San José suele disfrutarse en familia y saliendo a comer, pero para valorar las nuevas medidas habría que ver cómo evoluciona el fin de semana», admitía. Gómez señalaba que el alivio de las restricciones todavía es escaso para el sector y hacía especial hincapié en la necesidad de ampliar el toque de queda: «Siguen siendo inútiles. Hay que darse cuenta que para un restaurante, el servicio de cenas es el 80 % de la facturación. Si nos siguen obligando a cerrar a las 21.00 horas, ¿quién va a salir a cenar? Por lo menos que nos dejen abrir hasta las 23.00, solo eso».

Según fue avanzando la tarde, alguna zonas de la capital se fueron llenando de gente. Caso especial fue el de la praza Maior. En algún momento parecía cualquier fin de semana de julio, por la cantidad de personas que había. A partir de las 20.00 horas, la mayoría de los que ocupaban las terrazas eran jóvenes. Y resultaba evidente que, pese a que había gente respetando las normas, la mayoría disfrutaba sin mascarilla y sin respetar las distancias. «Estamos contentos pero viendo esto no sé cuánto durará», afirmaba un hostelero de la plaza. «Nos resulta imposible estar todo el rato diciéndole a la gente que tiene que respetar las normas. Algunos, después de un año, aún te dicen que no lo sabían. Y lo de decir que fumen fuera de la terraza es otro problema», añadía. Quedaban 20 minutos para las nueve de la noche. «En nada tendremos que decirles que se tienen que ir, y volveremos a estar detrás de ellos. Es muy cansado, aunque tenemos que seguir trabajando», apuntaba.

«Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y ya teníamos ganas», afirmaba un chico que tomaba algo con sus amigos en la praza Maior. Todos con la mascarilla puesta: «En Semana Santa nos van a cerrar de nuevo, porque seguimos igual. Pero es cierto que no se ofrecen alternativas de ocio y los jóvenes necesitamos socializar», señalaba uno de ellos, aunque apuntaba que es importante respetar todas las medidas. En el otro extremo de la praza Maior había un grupo de cuatro chicas. Dos de ellas residen en A Coruña y habían regresado para celebrar con su familia el Día del Padre. «No veníamos desde Navidad. Y lo normal es que salgamos a tomar algo con las amigas y tampoco lo veo exagerado, sobre todo si podemos estar al aire libre, que es menos peligroso», dice una de ellas.

El resto de la zona de los vinos no estaba tan llena, ya que todavía hay locales que siguen cerrados, a pesar del levantamiento de las restricciones. Quedaban 10 minutos para las nueve de la noche y había mesas sin ocupar en muchas terrazas. «Nosotros somos de A Mariña y hemos venido a pasar este puente», afirmaban en un grupo de amigos que cenaba en la calle Lepanto manteniendo la mascarilla en la barbilla. «Por lo menos ahora podemos dar cenas rápidas, tipo pinchos y lo notamos mucho. Solo queremos que esto dure», señalaba un hostelero de esta calle. En la plaza Eironciño dos Cabaleiros y en San Lázaro también había bastante espacio libre a última hora de la tarde, a pesar de que todavía se podía disfrutar de las terrazas. En estas zonas de la capital había grupos más pequeños de amigos y, en general, de más edad que en la praza Maior, y más separados.

Los restaurantes se llenaron a la hora de comer
Los restaurantes se llenaron a la hora de comer MIGUEL VILLAR

La celebración de San José y el Día del Padre animó los restaurantes

La relajación de las restricciones coincidió con la celebración del Día del Padre, que este año volvió a ser festivo, algo que repercutió positivamente en la hostelería ourensana. La mayoría de restaurantes tenían todas las mesas reservadas desde hacía días, como ocurrió en Ceibe, Nova, Habana 83 o Sanmiguel. Los que más disfrutaron del festivo fueron los padres y los Pepes. «Teníamos ganas de que hubiese algo que celebrar y el hecho de que no haya que trabajar pues facilita mucho disfrutar del día», decía José Antonio Valbuena. Este ourensano afincado en Xinzo celebró, por partida doble, rodeado de su mujer, Ana Mon, y de sus hijos, David y Antía. Fueron a comer al Coto do Rano. «Yo vivo en A Coruña y mi hermano en Santiago. Llevábamos desde Navidad sin venir, así que aprovechamos la oportunidad para juntarnos», explicaba Antía.

Alberto Pereira celebró este Día del Padre sin el suyo, que falleció poco antes de que se declarase la pandemia. Pero él y su madre, Pili Tamayo, decidieron salir a comer al Asador de Roa. «Vinimos en su honor porque para nosotros siempre está presente», afirmaba. Para Pepe Melón, el 19 de marzo se celebra su santo, antes que la paternidad. «Es una tradición que empezó mi abuelo. Siguió mi padre, que ni siquiera se llamaba José, y ahora yo», admitía. «Es más importante que su cumpleaños así que estamos contentos de poder reunirnos con él», terminaba su hijo.