El AVE y los negacionistas

OPINIÓN

Brais Lorenzo

21 dic 2021 . Actualizado a las 08:41 h.

Si el paso del tiempo tiene algo bueno es que sirve para reposarlo todo. Se reposan los agravios, y también las victorias. Que queden cosas pendientes no puede nublar la percepción de la historia. Si hay que moderar el entusiasmo por la apertura de la línea de alta velocidad, también hay que moderar la insatisfacción. Las interpretaciones son todas legítimas, pero no todas se basan en la racionalidad. La llegada del AVE ha reavivado un cierto negacionismo en algunos sectores gallegos hacia la alta velocidad, que no es más que la modernización del principal acceso ferroviario a Galicia, y no solo una conexión con Madrid, ese poderoso remolino económico que lo absorbe todo y al que tanto temen los identitarios, como si les disgustara el sincretismo con la capital del imperio, o tal vez con el resto del mundo. El telón de grelos.

Dicen que quieren más cercanías y más media distancia, como si todo eso fuera incompatible con mejorar los largos recorridos que antes solo podían hacerse en avión, uno de los medios de transporte que más influyen en el cambio climático y que terminará por prohibirse en recorridos en los que haya una alternativa ferroviaria rápida. Sorprenden algunos quiebros estratégicos, pues se alejan de la eficiente praxis histórica de los diputados del BNG en el Congreso, a los que tanto les debemos por su insistencia, siempre bien informada, por que se cumplieran los compromisos con la alta velocidad. El propio Castelao hizo lo propio con el acceso ferroviario desde Zamora en las Cortes de la República.

El sistema radial es un desastre en un país tan plural, en eso hay que estar de acuerdo. Pero con el paso del tiempo el AVE servirá también para ir a Barcelona en tiempos razonables, que dejarían en el limbo de los malos sueños aquellos viajes de 36 horas de los gallegos de Cataluña. Siempre es mejor celebrar los éxitos colectivos. Y celebrar que en este asunto hubo un consenso político tácito del que solo se movía de la fotografía el universo de Podemos y sus clichés sobre la alta velocidad. ¿Transporte elitista? Ya no. La liberalización de las vías y la entrada del bajo coste están llenando los trenes. Liberalizar es abrir a la competencia las líneas para empezar a amortizarlas mínimamente. No se trata de privatizar nada, como interesadamente siguen diciendo algunos. La competencia está ya bajando los precios y está aumentando la oferta. Hay mucho por hacer en Galicia en materia ferroviaria, por eso no hay que ser triunfalistas. Y recordar que esta línea se hizo con más garantías de seguridad gracias al activismo de las víctimas del accidente de Angrois.