El transporte escolar en O Courel

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

MARCOS MÍGUEZ

08 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En O Courel se pretende cambiar el modelo de transporte escolar, que funciona correctamente desde hace treinta años, sustituyéndolo por líneas de microbuses. Actualmente el transporte está a cargo de taxistas locales, con vehículos de hasta nueve plazas, que además de ser la opción más acertada para una zona de montaña, con carreteras estrechas y clima adverso, contribuye a la economía local y a la fijación de la población.

La licitación del servicio pretende pasar de las seis líneas actuales a cuatro, con tres microbuses que no pueden acceder a los pueblos, haciendo que, en algunos casos, los niños que viven a seis kilómetros del colegio tengan que recorrer hasta sesenta para llegar al mismo. Obviamente, este nuevo modelo elimina los puestos de trabajo del taxi, ya que el transporte escolar es fundamental para mantener la viabilidad de los mismos.

He leído en la prensa que se trata de una obligación de la Unión Europea por lo que me he asomado al suplemento del Diario Oficial de la UE y me he encontrado con la licitación y adjudicación del transporte escolar del Gobierno de Aragón para la provincia de Huesca, curso 2020/2021, y allí figuran adjudicaciones de rutas a taxis de cinco, siete y nueve plazas, además de otras a microbuses, en función del número de alumnos.

Pero, independientemente de esta contradicción, cualquiera que conozca las carreteras de O Courel, y otras sierras limítrofes, sabe que la seguridad en el transporte está vinculada al tipo de vehículo. Las dimensiones de las vías, la dificultad en los cruces y las condiciones climáticas adversas gran parte del año aconsejan minimizar ese riesgo con el uso de vehículos de dimensiones reducidas.

Todas las estrategias europeas para las zonas de montaña mantienen el principio de no discriminación que supone que las condiciones de calidad de vida, de atención sanitaria, de transporte de los habitantes, etcétera, en las áreas de montaña sean homologables a la de los ciudadanos de otras zonas: nadie debe ser penalizado con una hora de autobús para ir al colegio.

Hace 40 años, un miembro del Gobierno visitó O Courel, concretamente la escuela de Meiraos, en aquellos años en estado ruinoso. Algunos miembros de su séquito no entraron en el edificio al considerarlo peligroso; en aquella estancia creo recordar que asistían a clase diariamente cuatro o cinco niños. Tal vez la única forma de volver atrás el cambio de modelo de transporte sea el montar cada mañana en el autobús escolar a los responsables de esa decisión. A ver si así se enteran.