¿Acepta Libra?

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

20 sep 2019 . Actualizado a las 13:33 h.

Como no domino el universo fintech, y a mí eso de «minar bitcoins» me suena a un videojuego, me abstendré de hacer predicciones sobre Libra, la moneda virtual anunciada por Facebook. Sé que Zuckerberg ha conseguido convencer a casi una treintena de organizaciones que respaldan la criptodivisa, entre ellas medios de pago (Visa, Mastercard, PayPal, PayU, Stripe, Mercado Pago), tecnológicas, tiendas online y compañías de e-transporte (Spotify, eBay, Booking, Uber, Lyft, FerFetch), operadoras de telecomunicaciones (la francesa Iliad y Vodafone), empresas de capital riesgo (Andreessen Horowitz, Breakthroug Initiatives, Ribbit Capital, Thrive Capital), plataformas de blockchain (Anchorage, BisonTrails, Coinbase, Xapo) y organizaciones de diverso pelaje como Creative Destruction Lab (mentorización de compañías tecnológicas y científicas), Kiva (préstamos por Internet), Mercy Corps (ONG estadounidense de ayuda humanitaria) y Women’s World Banking (institución de microcréditos con el foco puesto en el emprendimiento femenino).

Vale. Pero también sé que un bitcoin, que llegó a cotizar a 20.000 dólares hace un año y medio, doce meses después no llegaba a la cuarta parte de esa cifra. ¿Quién o qué respaldará la moneda de Facebook? ¿Cómo se evitará su volatilidad? ¿Dónde tributará el negocio de las transacciones que genere? ¿Estará sometida a la legislación nacional de cada Estado? ¿Cómo se regulará la emisión de libras y la cantidad en circulación? Demasiados interrogantes y una certeza: que aquellos que no se han preocupado de proteger los datos menores de sus usuarios (fotos, comentarios en las redes, historial de navegación...) se ofrecen ahora -«con diligencia», dice con sorna un internauta- a gestionar nuestro dinero.

Que esta criptomoneda vaya a estar gestionada por un consorcio de empresas agrupadas en la Asociación Libra, con sede en Ginebra (Suiza), me deja mucho más tranquilo, claro. Y también el loable propósito expresado, favorecer a «todas las personas del mundo, vivan donde vivan y tengan o no tengan cuenta bancaria». Bien visto, quizá en la hiperinflacionada Venezuela de Maduro pueda tener éxito.