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La Xunta confía en dar con un inversor que salve a Isidro 1952 de la extinción

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

ANGEL MANSO

La oposición carga contra el Gobierno por no controlar a las firmas que subvenciona

08 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Non dea por perdida a empresa, que non está perdida». El director del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), Juan Cividanes, mostró ayer abiertamente su confianza en encontrar un proyecto empresarial solvente que salve de la extinción y liquidación a la empresa transformadora de productos del mar Isidro 1952 y, de paso, mantenga los puestos de trabajo que ahora peligran. Y así se lo espetó a la diputada del Grupo Común da Esquerda, Paula Quintana, que llevó a la Comisión de Pesca del Parlamento de Galicia la crisis de la procesadora de productos marinos que resultó de la evolución de la antigua mayorista de pescados Isidro de la Cal. Esta requirió de la Xunta explicaciones de la «situación esperpéntica» que se está viviendo, con anuncios de operaciones de compra-venta que después no se materializan y peces sin alimentar, y exigió más concreción sobre esa búsqueda de posibles inversores que ya dejó caer el conselleiro de Economía en el pleno de la semana pasada. «Non chega con que diga que se está a traballar, senón que concrete que xuntanzas se mantiveron» con posibles compradores y si ha habido contacto «co administrador concursal».

Pero Cividanes no fue mucho más concreto que Conde en su día sobre el posible interés en hacerse con Isidro 1952. Se limitó a exponer que son dos las líneas de actuación: «O diálogo co conxunto dos traballadores a través do comité de empresa e buscar un proxecto solvente que dé continuidade á empresa». Y si aparece esa iniciativa emprendedora, «a disposición da Xunta a facer viable ese proxecto coas ferramentas que temos» es máxima. El director del Igape mostró como aval otras actuaciones del Gobierno autonómico en situaciones de crisis similares: «Paquito, por exemplo, tivo apoios para saír adiante e manter riqueza e emprego. Fandicosta tamén, aínda que foi outra situación e en condicións diferentes, pero tivo apoio da Xunta para continuar», expuso.

En cuanto al mantenimiento de los puestos de trabajo, Cividanes señaló que la empresa tiene ya una administración concursal y que esta es la que tiene en sus manos la decisión sobre el ERE planteado por la empresa para el 60 % de la plantilla (136 de los 223 trabajadores) y que no se llegó a aplicar.

Control de las empresas

En este aspecto, Quinteiro, además de reprochar la política industrial de la Xunta, incapaz de frenar la destrucción de empresas y de puestos de trabajo, preguntó al director del Igape por el control que la Administración hace de cómo invierten el dinero público aquellas compañías que reciben subvenciones.

Porque llama la atención que una empresa que recibió más de 20 millones de euros en ayudas llegue al punto de querer desprenderse de más de la mitad de la plantilla y reducir el sueldo y las condiciones de trabajo a los restantes sin que el Gobierno haya ejercido un control sobre lo que los trabajadores tipifican de «nefasta gestión empresarial: «Dase diñeiro sen control. Como é posible que unha empresa que recibe abultadas axudas peche e destrúa postos de traballo e a Xunta no faga nada?», expuso Quinteiro, antes de exigir que se vinculen las ayudas a los puestos de trabajo.

Cividanes recurrió al índice de producción industrial, la EPA y la internacionalización de empresas para contrarrestar la visión negativa del Grupo Común da Esquerda sobre la política industrial autonómica antes de apuntar que la administración concursal tiene como «misión específica detectar se en Isidro 1952 houbo mala xestión ou non». Y «si houbera algo, se actuará», recalcó el director del Igape. Por ahora, «estamos en salvar a empresa e os postos de traballo».

El absurdo de dejar de engordar unos peces en cuyos alevines se gastaron 100.000 euros 

No solo preocupa a la oposición la situación de los 223 trabajadores que llevan sin cobrar desde noviembre y que todavía se mueven en la incertidumbre de qué ocurrirá con el ERE de extinción que en diciembre presentó la dirección de Isidro 1952. También inquieta el futuro de «un millón de exemplares de ollomol que non teñen alimento e, aínda que a Xunta di que está todo controlado, os coidadores din que non reciben de comer dende outubro». A Paula Quinteiro le extraña este abandono cuando, según aseguró, el año pasado la empresa gastó 100.000 euros en esos alevines que ahora viven, que no se engordan, en 33 jaulas instaladas en la ría de Lorbé.

Pero desde la Xunta insisten en que los peces están bien. Que no hay canibalismo, que no hay mortandad y que no hay incumplimientos del bienestar animal, circunstancia que en su día certificaron los Gardacostas de Galicia, que visitaron los criaderos de Lorbé acompañados de agentes de la Policía Autonómica para comprobar la situación en que se encontraban. Y esta era «de normalidade», recordó Cividanes, que dijo que se sigue haciendo vigilancia «a pesares de que xa está a administración concursal» y aseguró que «se houbera que facer unha actuación diferente se faría». Nada aludió a la posibilidad de liberar los besugos en el medio natural, una solicitud que en su día presentó la dirección de la empresa en las consellerías de Medio Ambiente y de Mar. Desde este último departamento señalaron que la cuestión todavía está en estudio.