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Un buque perforador irlandés entorpece la faena de los pesqueros en Gran Sol

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

La flota advierte de que las operaciones petrolíferas afectan a las especies del caladero

07 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

De un tiempo a esta parte, cada verano suena la misma cantinela. Irlanda busca hidrocarburos desesperadamente en su costa suroeste, es decir, en pleno Gran Sol. De momento, no los ha hallado, pero insiste. Cada año aparece por uno de los principales caladeros pesqueros de Europa un buque dedicado a las prospecciones sísmicas para hallar rastro de petróleo o gas. Al principio, estas exploraciones duraban unas dos semanas, durante las cuales el resto de buques tenían que faenar con pies de plomo para no entorpecer el trabajo.

Pero, desde finales de junio, anda por Gran Sol el barco Stena Icemax, de la petrolera irlandesa Providence Resources, con permiso para perforar. Con él van otros tres de suministro y un cuarto más de apoyo para actuar en caso de emergencia. Así figura en el aviso lanzado a toda la flota pesquera que suele operar en la cuenca de Porcupine, rica, sobre todo, en cigalas. La advertencia explica que los pesqueros deberán guardar una distancia mínima de 500 metros del barco para no interferir en sus perforaciones petrolíferas. Y deberán hacerlo al menos durante dos meses desde el inicio de los trabajos, esto es, hasta finales de este mes de agosto.

Andar con ojo no es precisamente lo que más molesta a la flota gallega que faena en Porcupine. Está preocupada porque está casi segura de que todas estas operaciones en busca de hidrocarburos pueden afectar al caladero y a sus recursos pesqueros. Así lo denuncia Juan Carlos Corrás, gerente de la asociación de armadores Pescagalicia, con barcos de arrastre y artes fijas que faenan en Gran Sol. Corrás explica que han advertido oficialmente acerca de los posibles daños que pueden sufrir las especies con estos trabajos. Lo hicieron hace unas semanas en el seno de la última reunión del consejo consultivo para las aguas noroccidentales, celebrada en Edimburgo (Escocia). «Les dijimos que la cigala va a acabar afectada», explica Corrás. La respuesta que obtuvieron fue que «según la Comisión Europea, no hay estudios que avalen esos perjuicios». Aunque sí reconocieron las autoridades irlandesas que algunos informes elaborados en Noruega, con su costa plagada de plataformas, sí recogen desplazamientos de las especies como consecuencia de las exploraciones, pero con el tiempo vuelven a su espacio. Corrás duda de que la cigala regrese al caladero si las investigaciones consiguen desplazarla. El gerente de la asociación denuncia que estos trabajos en la costa de Irlanda cada año se prolongan durante más tiempo y, además, también se amplía cada vez más la zona de exploración. «Están alterando nuestra forma de trabajo en nuestros caladeros habituales», denuncia Juan Carlos Corrás.

En mayo, veda para la cigala

La flota pesquera guarda un mes de veda de la cigala en el mes de mayo para poder faenar en verano. Las investigaciones petrolíferas suelen ser a lo largo de los meses de estío para desarrollar con más tranquilidad los sondeos y perforaciones, que en invierno tendrían que verse interrumpidas con frecuencia debido al estado del mar.