Muere a los 109 años Nemesia Fernández, la abuela de la Ribeira Sacra

Monforte MONFORTE / LA VOZ

PANTÓN

Nemesia Fernández era una apasionada de la lectura. En la foto, fotografiada con un libro cuando tenía 103 años
Nemesia Fernández era una apasionada de la lectura. En la foto, fotografiada con un libro cuando tenía 103 años ROI FERNANDEZ

Pantón pierde a su vecina más longeva y también a una lectora infatigable que empezó a leer de niña mientras cuidaba al ganado en el monte y no dejó de hacerlo prácticamente hasta el final

03 ene 2022 . Actualizado a las 18:28 h.

Pantón despidió este lunes a Nemesia Fernández Rodríguez, considerada la abuela de la Ribeira Sacra porque era la persona de más edad nacida en este territorio. Nemesia había nacido en 1912 en Augasantas, la misma parroquia en la que echó raíces y formó una familia, y en la que ahora acaba de fallecer. En sus últimos años. Nemesia se había hecho popular por su longevidad y por su afición a la lectura.

Nemesia Fernández murió el 1 de enero. menos de dos meses después de cumplir 109 años. Vivió hasta el final en su casa familiar, que compartía con una hija, su yerno, una nieta y un bisnieto. «Sempre me gustou ler desde noviña e desde que deixei de traballar en algo hai que ocupar o tempo», explicaba ella misma en una entrevista publicada por este diario a principios del 2016, cuando contaba con 103 años. Hasta hace más o menos un año, cuando los primeros achaques importantes que empezó a sufrir se lo impidieron, pasaba la mayor parte del día leyendo. Y lo hacía a un ritmo muy intenso, porque una novela de tamaño medio no solía durarle más de tres día.

Nemesia Fernández trabajó toda su vida en el campo y atribuía su intensa afición a la lectura a su padre y al cura de una parroquia cercana a la suya. Su padre estuvo emigrado en América y de vuelta se trajo una gran cantidad de libros y trató de inculcarle a sus hijos el interés por la lectura. Y el cura era don Tomás, encargado de la parroquia de Mañente, que tenía en su casa una gran biblioteca y le prestaba libros.

Trabajo nunca le faltó trabajo, porque desde los 13 años se tuvo que ocupar prácticamente sola de atender a sus cinco hermanos, pero aprovechaba cualquier momento para leer. Sus familiares suelen contar que cuando de joven salía al campo a pastorear las vacas y las ovejas de la casa siempre llevaba un libro con ella. Tanto le distraía la lectura que a veces dejaba escapar a los animales sin querer y tenía que salir corriendo tras ellos para devolverlos a casa.

De gustos literarios muy diversos, Nemesia Fernández leyó de todo, desde lo más clásico a los superventas contemporáneos. Desde las novelas populares de Corín Tellado, Danielle Steel o Agatha Christie hasta clásicos como el Quijote, El romancero viejo o Ivanhoe. Con más de cien años recordaba, perfectamente algunas de sus lecturas más antiguas, entre las que se contaban libros hoy poco conocidos, como As pupilas do señor reitor, del novelista portugués Júlio Dinis, que leyó traducido al castellano, o El premio gordo, un relato de Xavier de Montepin, un escritor francés del siglo XIX. También le gustaban clásicos de la literatura gallega como Rosalía de Castro o Curros Enríquez, de quienes incluso en sus últimos tiempos era capaz de recordar poemas enteros. Por sus manos pasaron también las obras de novelistas contemporáneos como Ken Follet, Ildefonso Falcones o Luz Gabás.

Antes de que la salud le empezase a fallar hace un año solo una operación de cataratas había sido capaz de apartarla de su pasíón por leer. Fue cuando tenía unos ochenta años, pero el parón solo duró el tiempo que tardó en recuperar la vista. Cuando cumplió 103 años, el Ayuntamiento y la biblioteca pública de Pantón y le entregaron un diploma que la reconocía como "a maior e mellor lectora" del municipio. Su familia lo enmarcó y lo puso en la pared junto al sillón al pie de una ventana de su casa en el que Nemesia Fernández se sentaba siempre a leer.