¿Y si no hay acuerdo sobre el «brexit»?

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

LISI NIESNER | Reuters

Los británicos caerán por el precipicio, pero pueden arrastrar también a la UE

22 sep 2018 . Actualizado a las 09:41 h.

Un brexit duro sería una «catástrofe», según el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Pero la primera ministra británica, Theresa May, insiste a modo de autoconvicción en que «un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo», Queda menos de un mes para que se cumpla el ultimátum lanzado por la UE en Salzburgo: O el Reino Unido llega a un acuerdo con los Veintisiete o el país puede ir preparando el chaleco de emergencia. Los británicos se precipitan hacia una salida traumática que puede poner patas arriba la economía, la cooperación transfronteriza y hasta la convivencia ciudadana a uno y otro lado del canal de la Mancha.

¿Por qué no se acuerda un divorcio amistoso?

El negociador europeo, Michel Barnier, dejó claro desde el inicio de las negociaciones que cualquier acuerdo de salida debía respetar la integridad del mercado único y los derechos de los ciudadanos, así como evitar una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte. Ninguna de las propuestas que hasta ahora ha puesto May sobre la mesa son aceptables para las cancillerías europeas. Londres insiste en un acuerdo de libre comercio «a medida», sin barreras. Se compromete a recaudar en nombre de la UE los aranceles de productos que accedan a la UE a través de su territorio, pero se niega a aceptar la libre circulación de personas. Para Bruselas no es razonable. «No habrá picoteos», insiste Barnier. El francés cree que este modelo ofrece ventajas a los británicos, pero socavaría las cuatro libertades de circulación de la UE, incluida la de personas y servicios. Tampoco ofrece garantías para evitar que estalle de nuevo la violencia en el Ulster si se levanta una frontera física entre las dos Irlandas.

¿Qué consecuencias tendrá el «brexit» duro?

Si el Reino Unido no llega a una entente con los socios a mediados de octubre, el 29 de marzo del 2019 se «caerán por el precipicio» según fuentes comunitarias. Pero esa caída puede arrastrar también a la UE. Las economías están muy entrelazadas. Las cadenas de suministro se verían interrumpidas obligando a buena parte de la industria a ralentizar o paralizar el trabajo. La consecuencia más inmediata será el colapso del transporte por los controles sanitarios y fitosanitarios en las fronteras. El cierre del espacio aéreo y los accesos terrestres y marítimos pueden desembocar en atascos kilométricos con miles de camiones, buques y vehículos particulares atrapados a ambos lados del canal de la Mancha. Se da por descontado un descalabro en los mercados financieros. La libra arrastraría consigo al euro. La combinación de una creciente inflación y la incertidumbre empresarial podría llevarse por delante más de medio millón de empleos en el Reino Unido y 1.2 millones en la UE. Acciones tan sencillas como efectuar una transferencia bancaria, conducir un coche en territorio británico o llamar por teléfono al Reino Unido ya no estarán reguladas por la UE. La subida de tarifas o los permisos estarán sujetos al arbitrio de empresas y autoridades británicas. Algunos expertos apuntan a la posibilidad de que escaseen los suministros de fármacos y de que se interrumpan investigaciones de carácter médico y científico. Las pensiones tampoco están garantizadas, como tampoco lo estará el derecho de residencia para los 3 millones de europeos que viven en la isla.

¿Ha preparado Bruselas un plan de contingencia?

Sí. Un equipo de 16 funcionarios ha dado forma a 68 fichas aclaratorias sobre el potencial impacto de un brexit duro sobre diferentes sectores de la economía. Las advertencias han llegado hasta las capitales y los cuarteles de las grandes empresas. Muchas de ellas ya están preparadas. El problema reside en las pymes. Tienen menos capacidad de adaptación para reorientar sus negocios, como sugiere la Comisión. Bruselas insta a no aplazar decisiones como la reubicación de las actividades empresariales hacia los países de la UE para evitar que se les cierre la persiana el 30 de marzo del 2019. Para los ciudadanos la recomendación más recurrente es que convaliden y certifiquen sus cualificaciones profesionales para poder trasladarse a la UE en caso de fuerza mayor.

¿Puede afectar a Galicia?

Sí, y los documentos de trabajo de la Comisión así lo reflejan. No solo en términos de exportaciones, que empiezan a notar el peso del brexit (una caída del 13%). La pesca, uno de los sectores más expuestos, puede arrastrar a la economía gallega, vinculada al mar. Se calculan pérdidas de 535 millones y la expulsión de la flota del Gran Sol (66 buques).

¿Qué relación podrían tener la UE y Reino Unido?

Londres insiste en un estatus privilegiado, pero Bruselas ya le ha dicho que eso no está en la carta. El menú ofrece tres modelos alternativos. El «noruego» supondría abrir las puertas del Espacio Económico Europeo a los británicos a cambio de someterse a las normas europeas en materia laboral, de competencia, ayudas públicas y respetar la circulación de personas, bienes, servicios y capitales, excluyendo productos agrícolas y la pesca. También deberían abonar una factura simbólica a los presupuestos europeos. May detesta esta vía. No quiere someterse a las normas de la UE ni rendirle cuentas. La opción que gana fuerza es la «canadiense», un acuerdo de libre comercio similar al CETA, con normas comunes sobre salud, denominaciones de origen y requisitos medioambientales. El problema es que llevará mucho tiempo negociarlo y no soluciona el problema fronterizo en Irlanda. La última vía es la de someterse a las reglas de la OMC, con sus consecuentes controles, aranceles aduaneros y barreras administrativas.

Holanda, primer país europeo que se prepara para el peor escenario

Si se analiza la agenda política española se tiene la impresión de que el brexit debe ser una disputa que tiene lugar en una galaxia muy lejana. Pero no piensan de igual forma en Holanda, cuyo Parlamento ya ha empezado a evaluar los escenarios que se abren para el país si finalmente se consuma un divorcio sin acuerdo. «Todo se volverá muy complicado», advirtió ayer el primer ministro, Mark Rutte. Las lógicas dificultades de convivencia que se derivan de que está formado por varios partidos no ha impedido al gobierno hacer los cálculos: un brexit duro podría costarle a Holanda más de 10.000 millones de euros.

«Me temo que todo se volverá muy complicado si los británicos no razonan y no toman otro camino, porque no creo que la posición europea sea irracional», afirmó Rutte, quien, según Efe, aprovechó el debate sobre los presupuestos del año que viene para preparar a Holanda para el peor escenario a la vista de cómo terminó la cumbre de Salzburgo. «Un posible brexit sin acuerdo no está descartado. El gabinete se está preparando para ello y ha reservado [del presupuesto para 2019] unos 92 millones de euros para dar más capacidad a las aduanas y a la autoridad para la seguridad alimentaria», anunció el ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra.

Entre el 1 y el 2% del PIB

La introducción de una nueva frontera entre Holanda y el Reino Unido implica que estas organizaciones «deben inspeccionar más productos y cumplir con las formalidades» aduaneras, por lo que necesitarán más efectivos para cubrir los gastos, por ejemplo, de los policías nacionales, la policía militar, la fiscalía o el servicio de inmigración.

Aunque se ha hecho hincapié en que los empresarios afectados encontrarán otros mercados para vender sus productos, el Gobierno no se olvida de que, hasta entonces, hasta el año 2030 aproximadamente, un brexit duro podría costarle a Holanda entre el 1 y el 2 % de su PIB. Holanda obtiene del comercio con el Reino Unido alrededor del 3 % de su riqueza anual, el equivalente a unos 22.700 millones de euros al año.

El factor humano no es desdeñable. Unas 218.000 personas trabajan para compañías holandesas que abastecen directamente el mercado británico, tanto en bienes como en servicios, y en sectores que recaen sobre todo en la pesca, las carnes y la agricultura.