La declaración del padre de Samuel Luiz ante los cinco acusados del crimen: «A ningún animal se le deja abandonado en una cuneta, y así dejasteis a mi hijo»
GALICIA
El emotivo testimonio de Maxsoud Luiz en el juicio por el asesinato hunde a los implicados y provoca las lágrimas de Katy Silva. Los abogados de los cinco imputados no le hicieron ni una pregunta. «Todo el mundo sabía que era una pandilla extremadamente violenta», apuntó uno de los testigos, que los conocía
28 oct 2024 . Actualizado a las 19:01 h.Al padre de Samuel, Maxsoud Luiz, le supuso un esfuerzo supremo subirse al estrado. «Qué difícil es estar hoy aquí», dijo acantonado tras un muro de tristeza. En la Audiencia Provincial de A Coruña se iba a escuchar a un padre destrozado al que mataron a su hijo y sus palabras prenderían hasta un cubo de hielo.
Conforme avanzaba en su declaración de esta mañana, los acusados se fueron hundiendo más en sus sillas. Katy Silva no paró de llorar ni un segundo. Alejandro Míguez, con rostro serio, lo escuchó con atención sin pestañear. Kaio Amaral, Alejandro Freire y Diego Montaña no levantaron la vista del suelo.
El padre de Samuel los tenía sentados a su izquierda y solo se dirigió a ellos en una ocasión, cuando les dijo: «A ningún animal se le deja abandonado en una cuneta, y así dejasteis a mi hijo».
A preguntas de las acusaciones —las defensas no le quisieron consultar nada— Maxsoud Luiz contó quién y cómo era su hijo: «Samuel era mi mejor amigo. Era un chico que estudiaba por las tardes y trabajaba por las mañanas. Tuvo una educación excelente. Nunca bebió y no le gustaba estar en peleas. Recibió una educación ejemplar. Estuvo en la iglesia conmigo y ahí educamos a ser buena gente. Nadie podía hablar mal de mi hijo, dentro y fuera de casa. Yo siempre le decía que si en alguna ocasión veía una pelea, que se apartase, que si usaba la violencia podría destruir a una familia».
Maxsoud Luiz rememoró su dura infancia para explicar la educación que quiso a dar a su hijo: «Vengo de una familia infeliz, que por la violencia de género y por la bebida se autodestruyó. Le enseñé a mi hijo aquellos valores que yo no recibí. Fue lo que le enseñé a mi hijo hasta el día en que me lo quitaron».
Censuró el «odio» que recibió Samuel aquella noche y pidió que «quien tenga que pagar, que pague» porque lo que quiere es seguir con su vida mientras «hay muchas familias destrozadas, no hay una, hay muchas». «Yo no nací para juzgar, yo nací para estar dentro de una iglesia para ayudar a la gente y enseñar valores (...) Lo que hicieron con mi hijo fue odio», dijo.
Recordó que antes de su muerte le preguntaron a Samuel si quería irse a vivir a un piso que tenía la familia. «Él nos dijo que de la casa familiar se iría cuando se fuera a casar».
Sobre la orientación sexual de Samuel, su padre recordó el día en que le preguntó al respecto tras ver «unas cosas» en casa: «Una mañana lo acerqué en coche al trabajo y en un momento dado paré y le saqué el tema. ''Papá, aún no es el momento de hablar de eso''. Ya no volvimos a hablar de eso. Soy un padre que conoce y respeta a su hijo». Samuel se había apartado un poco de la iglesia evangélica y un día su padre le pidió que volviera, pero «él me dijo que su camino era otro».
Un amigo de Alejandro Freire: «Todo el mundo sabía que era una pandilla violenta que actuaban en grupo»
En la sesión de este lunes declararon amigos o conocidos de algunos de los acusados. Todos dijeron haber tenido una relación cordial con ellos pero ahora reconocen una enemistad inquebrantable tanto en lo personal como en lo jurídico.
La primera en comparecer fue una amiga de Samuel que, además, también lo era de la madre de Kaio. Dijo que este, a los dos días del crimen, le envió un mensaje pidiéndole que dejara de señalarlo en las redes sociales como uno de los asesinos, según declaró la joven. «Le contesté que eso no era cierto y me citó en su casa. Fui allí y me contó que los verdaderos culpables eran Diego Montaña, Alejandro Freire y Katy Silva». Le precisó que el primero fue el que comenzó a golpear a la víctima, que el segundo le hizo un mataleón y la acusada empujó a la amiga de Samuel.
En cuanto a la participación del propio Kaio, la testigo recordó que le había asegurado que él solo quiso parar la agresión. Por último, destacó que este mismo acusado le había enviado otro mensaje «en el que me pedía que hablase bien de él en las redes sociales, que no tuvo nada que ver y que las imágenes lo demostrarían».
Tras esta comparecencia llegó la que un sobrino del padrino de Kaio Amaral. Precisó que a este solo lo había visto tres veces en su vida. Pese a todo, «me escribió tras la muerte de Samuel para que lo exculpara en redes sociales. Pero yo no lo hice».
El mejor testimonio fue el último, el de un ex amigo de Alejandro Freire. Lo fueron en su día, según matizó, cuando el acusado formaba parte de su pandilla hasta que conoció a la otra «y se distanció de nosotros». Reconoció que cuando eso pasó, «hablamos con Alejandro para advertirle que sus nuevos amigos eran violentos, pero no nos escuchó». Incluso dijo que cuando comenzó a salir con la otra pandilla —la de los acusados y menores condenados—, él se metió a consumir cocaína.
«Fuimos amigos y a raíz de esto ya dejamos de serlo», zanjó el testigo, que en la noche del asesinato llegó al paseo marítimo de A Coruña cuando una ambulancia se llevaba a Samuel. Allí se encontró con un menor al que conocía. Formaba parte de la pandilla de los acusados y «como sabía que era un grupo que había protagonizado varias peleas y que siempre actuaban en grupo contra alguien, le pregunté si habían sido ellos y solo me respondió que lo habían dejado tirado».
De Kaio Amaral dijo que meses antes había agredido a un amigo de él. «Todo el mundo sabía que era una pandilla extremadamente violenta», comentó.
Tenía la sospecha de que su entonces amigo, Alejandro Freire, estaba metido en la agresión. «Le escribí al día siguiente preguntándole y tardó dos días en contestar. Me dijo que le habían pegado a un chico. Se sabía que eran personas agresivas, no sé si específicamente contra los homosexuales», dijo. A preguntas del letrado de Diego Montaña, responde: «Particularmente sí pienso que el ser gay estuvo relacionado con su muerte».
Sin juicio hasta el miércoles, cuando comienzan a declarar los policías
Mañana martes no habrá sesión tras la renuncia de las partes a cinco testigos, entre los que estaba la madre de Diego Montaña. La presidenta del tribunal del Jurado volvió ayer a insistir sobre la no comparecencia de un testigo. Se trata de un amigo de los acusados que en el momento de los hechos era menor. Argumentó que no podía acudir a la Audiencia porque tiene que cuidar a su abuela, hospitalizada en Francia. La jueza ya lo multó por no acudir el día en que tenía que haberlo hecho. Ahora le recuerda que de volver a hacerlo lo acusaría de un delito de obstrucción a la Justicia y la policía iría a detenerlo.
El juicio por la muerte de Samuel Luiz continuará el miércoles. Comienzan las testificales de los investigadores. Así, están llamados a declarar, aparte de dos amigos de los acusados, el mando policial que coordinó la investigación. También los dos primeros agentes en acudir al lugar de los hechos, el responsable de la última fase de la investigación y el comisario que recepcionó las imágenes.