Estos son los dos vicepresidentes y los nueve conselleiros que acompañarán a Alfonso Rueda

redacción LA VOZ

GALICIA

El nuevo gabinete, con siete hombres y cinco mujeres, toma posesión mañana con la única novedad de Diego Calvo

15 may 2022 . Actualizado a las 19:42 h.

Dos vicepresidentes y nueve conselleiros acompañarán a Alfonso Rueda en su nueva etapa al frente del Gobierno de la Xunta. El nuevo gabinete que tomará posesión mañana está compuesto por siete hombres y cinco mujeres, con la única novedad de Diego Calvo. Estos son los perfiles de todos ellos:  

Francisco Conde, Vicepresidente primero y conselleiro de Economía 

Monforte de Lemos, 1968

Álvaro Ballesteros

El número dos de la Xunta de Alfonso Rueda

Francisco Conde es Paco para los amigos. Y así se refirió a él el nuevo presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, cuando en su recorrido como candidato a suceder a Alberto Núñez Feijoo, alabó su trabajo al frente de la Consellería de Economía. «Estoy viendo a Paco, reivindico el trabajo de Paco. Hay que estar en el Gobierno para ver todo lo que hace y, si Paco quiere, seguiré contando con él en el Gobierno. Eres imprescindible», aseveró Rueda hace poco más de dos semanas.

Tan imprescindible que Conde, también vicepresidente con Feijoo (vicepresidente segundo se le nombró en el 2020), se convierte en el nuevo coordinador de todas las consellerías económicas del gabinete de Rueda. Asciende como vicepresidente primero

El salto a la primera línea política de alguien extremadamente discreto lo dio en el 2009, pero fuera de los focos. Se convirtió en asesor de Feijoo para asuntos económicos cuando este llegó a la Xunta. Desde hace años les une una fuerte amistad más allá de la política. En el 2012 se le nombró conselleiro de Economía, relevando a Javier Guerra. 

Doctor en Economía de la empresa por la Universidad Complutense, desde 1995 fue profesor de Estructura económica en la también madrileña Universidad CEU San Pablo. Durante aquellos años también fue director del Instituto Robert Schuman de Estudios Europeos, además de vicedecano de la Facultad de Economía y director y vicerrector de Relaciones Internacionales. 

Porque es a Madrid a donde este lucense está profundamente vinculado, ya que allí reside su familia: su mujer, periodista, y sus dos hijos. Y a la capital de España va prácticamente todos los fines de semana. 

Sin embargo, Conde ha demostrado ser —como aseguró Rueda— «imprescindible» en el Gobierno autonómico. Así, pese a haber tenido la oportunidad de regresar a Madrid, otra vez de la mano de Feijoo (era otra de las personas con las que contaba el ya presidente del PP), ha seguido en Galicia. Y eso que el propio Feijoo lo incluyó en la junta directiva nacional del partido tras el congreso de los populares en Sevilla. 

Conde se queda manteniendo la misma implicación que mostró con los empresarios durante los peores momentos de la pandemia. Decidió quedarse en Galicia «por responsabilidad», como ha dicho siempre en privado, haciendo gala de esa discreción que le ha llevado al segundo puesto en la jerarquía del Gobierno autonómico. Sus retos serán la coordinación y gestión de los fondos europeos que lleguen a Galicia y la recuperación de la industria tras los palos de Alcoa, Vestas, Barreras o el cierre de las térmicas

Diego Calvo, vicepresidente segundo

San Sadurniño, 1975

XOAN A. SOLER

Nuevo vicepresidente tras pasar por la política local, provincial y el Parlamento

 Aficionado a los coches, ha pasado de cero a cien, de ver San Caetano desde fuera a ser vicepresidente segundo en el gobierno de Alfonso Rueda. La incorporación del presidente del PP de A Coruña, un territorio donde ese partido superó el 49 % de los votos en las autonómicas del 2020, es la principal novedad del Ejecutivo. 

Inició su carrera política a los 18 años en Nuevas Generaciones, y fue creciendo de la mano de su mentor político, Carlos Negreira, exalcalde de A Coruña. Fue diputado antes que concejal. Entró en O Hórreo en el 2003, dos años antes de la pérdida de la mayoría de Fraga. En el 2009 fue nombrado primer delegado territorial de la Xunta en A Coruña a las órdenes, precisamente, de Alfonso Rueda. Desde allí gestionó la unión de los municipios de Oza y Cesuras. Posteriormente presidió la Diputación de A Coruña, entre el 2011 y el 2015, con la reducción a cero de la deuda de ese organismo entre sus metas.

Cuando Carlos Negreira dejó la política en 2015, Calvo cogió su testigo al frente del PP provincial, en el 2016. Tanto el exregidor como el presidente de honor de los populares coruñeses José Manuel Romay Beccaría siguen siendo sus grandes valedores. En el 2016 se convirtió en vicepresidente del Parlamento, donde le cogió la crisis del PP y la sucesión de Feijoo.

Por sus resultados en A Coruña, sonó entre los candidatos al relevo. En ese proceso de cambio, Feijoo, ya como presidente del PP nacional, le encargó estar al frente de la gestión de las listas electorales en todo el país, un puesto difícil de compatibilizar con el liderazgo en Galicia que le apartó de cualquier sucesión. Calvo defendió que era preciso un congreso para organizar la sucesión e hizo público su apoyo a Alfonso Rueda, que unos días más tarde le invitó públicamente a estar en su Gobierno.

Está divorciado y tiene un hijo, Matías, que cumplirá 14 años en agosto y con el que pasa todo el tiempo posible. Le acompaña a los mítines y a otra de sus aficiones: la pesca en el mar. Calvo estudió Económicas y se especializó en desarrollo local y comarcal. Creció en la ferretería de su familia, culé en una casa de merengues, y dicen que es «un manitas», que disfruta montando muebles y sabe de de reformas. Ahora asume la vicepresidencia segunda con competencias en Presidencia, Xustiza e Deportes.

Miguel Corgos López-Prado, conselleiro de Facenda

A Coruña, 1971

Ana García

Un alto cargo de la casa para gestionar las cuentas públicas

No fue fácil la tarea que Miguel Corgos tuvo que asumir a su llegada a la Consellería de Facenda. Aterrizaba pocos días después de que su predecesor, Valeriano Martínez falleciera de forma repentina en su despacho después de sufrir un infarto. Y lo hacía con el calendario apurándole el paso, porque solo un día después de ser nombrado por Feijoo, se daba luz verde al proyecto de Presupuestos de Galicia para el 2022 que Corgos debía defender a lo largo de su mandato. Eso sí, las cuentas públicas no eran un papel desconocido para el nuevo conselleiro. El nombramiento de Corgos, hasta entonces director xeral de Orzamentos, daba continuidad a la labor de su predecesor y facilitaba la presentación de las cuentas en los plazos estipulados.

Licenciado en Ciencias Económicas en la especialidad de Economía Financiera por la Universidade de A Coruña, Corgos llegó a la consellería que ahora capitanea hace cuatro legislaturas, nombrado por Marta Fernández Currás. Y se mantuvo, primero con Elena Muñoz y después con Valeriano Martínez, que apenas hizo cambios cuando se incorporó al cargo en el 2015.

Con un máster en Administración Financiera y un posgrado en Auditoría de Cuentas, Corgos realizó un curso de la escala superior de finanzas en la especialidad de Intervención y otro sobre gestión tributaria. Durante la etapa del bipartito también fue subdirector xeral de Control Financiero Permanente (2005) y subdirector xeral de Control Orzamentario en la Consellería de Facenda. Su veteranía y el conocimiento que tiene de la casa, han sido sus mayores avales para convertirse una vez más en el guardián de las cuentas públicas.

Ángeles Vázquez, conselleira de Medio Ambiente

Melide, 1972

 

Sandra Alonso

Al frente de una compleja macroconsellería con varios frentes abiertos

La influencia de Ángeles Vázquez en la política autonómica no ha dejado de crecer desde que abandonó la alcaldía de su pueblo, Melide, en el 2015, cargo que ya compatibilizó con escaños en la Diputación y el Congreso. Cuando Feijoo reclutó a esta hija de ganaderos para la Xunta le concedió el control de la Consellería do Medio Rural, en la que conoció la cara más amarga de la vida pública por la grave ola de incendios del 2017, de la que afloró una política de piel dura que aguantó la presión de la oposición, que pedía su cabeza. Lejos de dársela, el ya expresidente la mantuvo en el puesto para impulsar las primeras reformas en la gestión del monte, y tres años después de sentarse en el Consello cambió sus competencias.

Aunque esta licenciada en Xeografía por la USC que también tuvo un pasado en el entorno de la docencia y la comunicación siguió trabajando sobre el terreno, porque se puso al frente de una cartera que incluye Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, un departamento con varios frentes abiertos, como la transición ecológica, con normas y plazos de implantación muy exigentes en el horizonte; el urbanismo, con el reto de la rehabilitación como principal motor y con una batería de ayudas europeas de compleja gestión; o el acceso a la vivienda, un problema creciente en las ciudades que lastra el futuro de los jóvenes.

Tiene mano con algunos postres y le gusta caminar y conocer los rincones sobre los que tiene que articular normas y leyes. Nacida en una pequeña aldea, Maceda, ha contrapuesto el feísmo a otro concepto, el del «fermosismo».   

La confianza del ya expresidente, extendida ahora por Alfonso Rueda, también llegó al ámbito orgánico. En el anterior congreso popular, celebrado en el 2020, fue nombrada vicesecretaria de Axenda Verde del PPdeG, esto es, la máxima responsable del partido en cuestiones de medio ambiente, un campo preferente y colonizado por los adversarios de la izquierda. Y también entró semanas atrás en el selecto grupo de gallegos que Feijoo colocó en la junta directiva nacional. 

Ethel Vázquez, conselleira de Infraestructuras

Santiago, 1972

Ethel Vázquez
Ethel Vázquez XOAN A. SOLER

Una ingeniera enganchada a la política

Una vez confirmada en el cargo, Ethel Vázquez transmitió este mensaje a su personal de confianza en la consellería: «Estades todos confirmados. Desfrutade do día de descanso e mañá a traballar, que hai moito que facer». Esta mentalidad casi calvinista respecto al trabajo es lo que define a esta ingeniera de Caminos con suerte, pues dirige la consellería que lleva los asuntos que le apasionan: el agua —en realidad es funcionaria de Augas de Galicia—, la movilidad y las infraestructuras. No obstante, combina la seriedad de lo laboral con el sentido del humor —hace unos días se la vio pasear con un hermoso ejemplar de cerdo por las calles de Lalín, al que conducía como si fuera un pequinés— y con un instinto maternal que expresa con el lenguaje de la repostería. Cuando toca bronca, toca bronca. Pero cuando toca bizcocho... está delicioso.

Ethel Vázquez ha estado estudiando para política desde el 2014, cuando accedió a dirigir la consellería en la que era segunda de Agustín Hernández. Al principio se le notaba la inexperiencia, y tal vez la reticencia. La resistencia de los técnicos a meterse en la vaguedad perpetua —a veces incluso vacuidad— de lo político. Pero no hay duda de que le ha cogido gusto y no hay día en el que no le apetezca arrancarse con una polémica. Sus favoritas, las que tienen como diana al Gobierno central, en el que echa de menos a Ábalos. Otras veces las polémicas le afectan de lleno, como la paralización judicial de la vía Ártabra, en el área metropolitana coruñesa, un marrón en toda regla.

En una consellería donde las microobras tienen mucha relevancia es necesario tener capacidad de diálogo hasta para poner un paso de cebra. Y siempre se corre el riesgo de que el alcalde de Oleiros te ponga en un cartel atropellada por un coche. Aunque la primera en reírse para sus adentros fuera la propia conselleira. Ethel Vázquez afronta ahora una nueva etapa en la que poco va a cambiar. Tratará de poner en marcha la ley del ciclo del agua, apostar por la movilidad sostenible, mejorar la seguridad vial y construir infraestructuras sanitarias, algo que le gusta especialmente.

Román Rodríguez, conselleiro de Educación e Cultura

Lalín, 1968

EDUARDO PEREZ

Con el desafío de adaptarse a tiempo a la nueva ley educativa

El conselleiro Román Rodríguez es un veterano de la gestión política, primero como concejal en su Lalín natal (1999), después como diputado autonómico (desde el 2009) y portavoz educativo, y finalmente como conselleiro en tres etapas: del 2015 al 2018 al frente de Educación e Cultura; en el 2018 solo con Cultura, para dar un impulso al Xacobeo; y durante la crisis del coronavirus, en septiembre del 2020, al reunificar de nuevo ambos campos.

Geógrafo de profesión, doctor en la materia y docente en la USC, Román Rodríguez se caracteriza por su buen talante y su cintura política, que está en las antípodas de la tecnocracia que a veces respira San Caetano.

Su segunda llegada a Educación, en pleno terremoto covid que supuso atrasar una semana el inicio de curso, fue un ejemplo de ello: supo tener gestos ante los colectivos para apaciguar las aguas, que bajaban muy revueltas tras meses de abandono emocional, y no tuvo reparos al fulminar a la cúpula anterior de Educación.

Para pilotar ese departamento, Rodríguez rescató de la jubilación a José Luis Mira, un pope de la administración educativa española. Rodríguez le deja bastante autonomía, aunque sea quien marca la estrategia.

Lo peor de la legislatura en materia educativa ya ha pasado, con una gestión de la pandemia bastante aceptable en el contexto español y la aplicación acelerada de los nuevos currículos educativos y la aplicación exprés de la nueva ley, la Lomloe. Lo cierto es que hay una cierta descoordinación en este punto (el desarrollo de la nueva norma), pero la culpa se reparte con Madrid y su avalancha de normativa.

El otro gran área, el de Cultura, sigue un esquema parecido, con un asentado secretario xeral, Anxo Lorenzo, al frente. 

María Jesús Lorenzana, conselleira de Emprego e Igualdade

A Coruña, 1981

XOAN A. SOLER

Una precoz funcionaria que lidió con los planes de rescate durante la pandemia

Coruñesa del 81, María Jesús Lorenzana entró joven en la Administración. Con solo 26 años aprobó la oposición e ingresó como letrada de una Xunta gobernada entonces por el bipartito. El primer gran ascenso, aunque todavía fuera de cámaras, le llegó en el 2013, cuando Beatriz Mato, entonces conselleira de Traballo, la nombró secretaria xeral técnica de ese departamento, un cargo de coordinación que luego también desempeñaría en las consellerías de Medio Ambiente (hasta la salida de Mato del Gobierno gallego) y de Medio Rural.

Fue en octubre del 2020 cuando Feijoo, tras su última mayoría absoluta, se fijó en ella para recuperar un departamento, el de Emprego, que llevaba un lustro sin entidad propia en el organigrama de la Xunta, integrado en la macroconsellería de Economía de Francisco Conde.

El momento lo demandaba. En plena crisis sanitaria, Lorenzana —que sumó las competencias de Igualdade— no tuvo los tradicionales días de gracia para hacerse con el departamento. Apenas un mes después de su nombramiento estaba presentando ya el primer plan de rescate (luego vinieron tres más) para aliviar la situación crítica de las pymes, los autónomos y, en especial, de la hostelería, en cuya negociación trabajó mano a mano con un Rueda que ahora la confirma para seguir pilotando la política de empleo en Galicia.

La situación del mercado de trabajo es ahora más favorable que cuando llegó al cargo, con 23.000 afiliados más a la Seguridad Social y casi 31.000 parados menos. Por eso, la vista, además de en las urgencias del presente, está puesta en el futuro, con el diseño de una Agenda Gallega de Capacidades que busca dar un vuelco total a la formación para el empleo para alinearla con la demanda de un mercado de trabajo en continua transformación.

Julio García Comesaña, conselleiro de Sanidade

Vigo, 1968

PACO RODRÍGUEZ

La larga carrera de un físico que ha pasado de la gestión a la política

Una carrera de larga distancia es una lucha contra uno mismo. El corredor pelea contra su propia preparación, su paciencia, su voluntad y, en fin, contra su ambición por cruzar la línea de meta. En el mundo sanitario sorprendió que Feijoo nombrase conselleiro de Sanidade hace año y medio al radiofísico Julio García Comesaña (Vigo, 54 años), muy experimentado en la gestión sanitaria pero nada bregado en la refriega política.

Sin embargo, a quienes más lo habían tratado, que saben de su afición a correr en solitario en sus ratos libres, les pareció un hito lógico en una carrera de fondo que había comenzado muchos años antes. El entonces gerente del Meixoeiro, Jesús Vázquez Almuiña (años después conselleiro con Feijoo y antecesor de Comesaña en ese cargo), lo fichó para el servicio de protección radiológica en el 2003. Estaba ligado a la UGT cuando empezó en la gestión sanitaria, como director de centro del Meixoeiro, en los últimos meses del gobierno de Fraga y con su mentor, Manuel Sánchez, como gerente del Chuvi. Con el bipartito de Touriño despuntó su carrera. Nadie le recuerda grandes postulados ideológicos. A partir de ahí fue ocupando todos los puestos posibles en el mundo de la gestión hasta ser gerente (y apagafuegos) en Ourense y Vigo. Desde ahí saltó a conselleiro tras la primera etapa de la gestión de la pandemia de coronavirus. Solo unos meses después, se afilió al PP. Ya tiene cargos orgánicos.

Una decena de consultados de todas las sensibilidades coinciden en que Julio Comesaña ha forjado su perfil con su incansable cordialidad, su lealtad a los jefes y su capacidad de diálogo. A veces, extenuante: «Para cualquier problema te monta una comisión con cientos de personas», resopla un jefe de servicio. «Su dedicación al trabajo es total, es como un sacerdocio, no tiene horarios», coinciden todos. A nadie sorprende recibir un correo suyo a las dos de la mañana o verlo el mismo día en las cuatro puntas de Galicia.

Para lo bueno y para lo malo, es radiofísico en un sistema medicocéntrico. Se conoce todos los recovecos del sistema, pero hay doctores —y no pocos— que recelan de que «no conoce ni la consulta ni la relación médico-paciente ni el lenguaje asistencial». En su equipo defienden que durante más de 10 años estuvo «tratando pacientes y calculando los tratamientos, leyéndose las historias clínicas, viendo imágenes e informes, y participando en comités clínicos».

Es también un apasionado creyente de la innovación y las tecnologías para el sistema sanitario. Es discreto, cartesiano, meticuloso en el análisis, a veces rígido. Le preocupa estar al tanto de absolutamente todos los detalles de una organización en la que trabajan 40.000 personas y con más de 450 centros asistenciales. Hay quien señala que además de conselleiro es el gerente de las siete áreas sanitarias y el jefe de todos los servicios.

Ser el conselleiro del covid ha hecho que los gallegos lo conozcan tanto como a su nuevo jefe, Alfonso Rueda, según las encuestas de Sondaxe. Pero ahora, a base de actos, foros, reuniones, presentaciones, cumbres, intervenciones y ruedas de prensa trata de ser algo más que el conselleiro de la pandemia.

Alguna de sus primeras intervenciones en el Parlamento se convirtió en meme, pero ha tardado poco en afilar con solvencia el colmillo político. Por eso, ahora sí, la mayoría del mundo sanitario (y también del PP) da por hecho que la suya es una carrera de fondo.

Fabiola García martínez, consellería de Política Social

Ribeira, 1985

Sandra Alonso

La más joven del equipo con el reto de cambiar los centros de mayores tras el covid

Repite como la más joven del equipo. Licenciada en Derecho por la USC, acumula una amplia trayectoria en la Administración gallega como asesora de varias consellerías hasta que saltó al escenario municipal en Ribeira en las elecciones del 2015. Poco duró como teniente de alcalde, ya que en diciembre del 2016 asumió la Dirección Xeral de Maiores de la Consellería de Política Social, con José Manuel Rey Varela al frente de este departamento, a quien sucedió en el 2018 tras la vuelta de Rey Varela a la política municipal de Ferrol.

Metódica y trabajadora, Fabiola está casada con Lucas Martinón, quien fue director de comunicación de la Xunta, y es madre de un niño -y está esperando otro-. Su familia y amigos ocupan su escaso tiempo libre, y además de ser buena cocinera se defiende bien en el bricolaje. Viajar es otra de sus pasiones y siempre tiene un recuerdo para su abuela, una de sus referencias más importantes.

De talante abierto y dialogante, tiene dos retos difíciles, muy difíciles, al frente de su cartera: la baja natalidad y el envejecimiento de la población. Ni las medidas de conciliación ni las ayudas a la familia han tenido hasta el momento un efecto claro. Entre las propuestas estrella de los últimos meses, la gratuidad de todas las guarderías a partir del próximo curso.

Pero sus deberes para lo que queda de legislatura van mucho más allá. La pandemia, pese a que Galicia esquivó las consecuencias más duras, evidenciaron que el modelo residencial está obsoleto. García tiene ante sí el reto de modificar la estructura de centros de mayores para hacerlos más flexibles y dinámicos. La aplicación de la ley de la dependencia sigue siendo otra tarea a tener en cuenta, ya que la crisis del coronavirus ha incrementado los tiempos de espera.

José González, conselleiro do Medio Rural

Ourense, 1970

PACO RODRÍGUEZ

Un inspector de Hacienda en el estratégico sector agrario

Es probable que en el momento en el que José González aceptó entrar en política, allá por el verano del 2016 cuando era jefe del equipo de inspección de la Agencia Tributaria en Vigo, no se parara a pensar en los kilómetros que iba a acabar realizando a lo largo de los cuatro años que pronto cumplirá como conselleiro de Medio Rural.

Pero esa disposición para moverse entre granjas, industrias agroalimentarias, aldeas remotas o los despachos de Madrid le ha valido para abrir una línea de diálogo con el sector y los sindicatos agrarios. Y pese a las discrepancias, que haberlas hailas, no es extraño verlo al lado de los dirigentes de esos colectivos como ocurrió en la última gran manifestación del campo en Madrid.

Mantiene una buena sintonía con el ministro de Agricultura, Luis Planas, aunque no se cansa de enviar cartas a su departamento hasta obtener una respuesta a sus demandas. Tampoco se corta cuando tiene que decirle a un directivo de una multinacional que los ganaderos tienen que recibir precios justos por sus productos.

Esa insistencia es la que le ha llevado también a sacar adelante la Lei de Recuperación de Terra Agraria de Galicia, una norma que pronto cumplirá un año y cuya puesta en marcha a través de los diferentes modelos de recuperación de fincas que detalla es uno de sus grandes desafíos. Pero también lo son en materia de recuperación de tierras, terminar los procesos de concentración parcelaria que se están decretando; en el terreno de la promoción de la calidad de los productos del campo, estaría la implementación de las estrategias para el impulso del sector lácteo, el vino y la carne (ahora en elaboración), la puesta en marcha de una sección de Galicia Calidade Alimentaria y la aprobación de la nueva Lei de Calidade Alimentaria; y también en el campo de la anticipación a los incendios forestales, continuar impulsando las labores de prevención, la construcción de una nueva base aérea en Verín, la aprobación de la nueva Lei Integral de Loita contra o Lume, la implementación del Plan Forestal o el remate del inventario forestal continuo, fundamental para determinar las hectáreas de eucalipto que realmente hay plantadas en la comunidad y lograr el equilibrio de especies. Ahí tendrá que hilar fino para equilibrar el interés de los propietarios forestales con el mantenimiento de la biodiversidad. Y deberá hacerlo a golpe de concienciación. 

 La lucha contra el fuego es, desde luego, un gran desafío. Fue su labor al frente de la comisión de incendios del Parlamento lo que lo impulsó, apoyado por Pedro Puy, a la consellería.Le dio un giro a la política contra el fuego, ampliando los recursos dedicados a prevención y creando una dirección xeral específica. Para él la clave, en todo y más cuando se habla de tierras, es una buena gestión de recursos.

 Rosa Quintana, conselleira do Mar

Venezuela, 1959

PEPA LOSADA

La más veterana del gabinete, tras el presidente, y que llegó a gestionar también el área rural

Confesaba Rosa Quintana el viernes pasado, antes de recibir la llamada de Rueda, que tras 33 años trabajando con el sector pesquero este todavía le brinda cada día una ilusión nueva. Le faltó decir que sobresaltos también. Ayer mismo, mientras Rueda tomaba posesión, tenía a los mejilloneros concentrados ante el Parlamento en protesta por haberles privado de zonas de costa para extraer la semilla que necesitan para sus bateas. Pero el flamante nuevo presidente no se lo ha tenido en cuenta. Sabe que si hay alguien que pueda mantener adrizado el barco en esta tormenta es ella. Así que Rueda la ha dejado al timón de la Consellería do Mar.

Confía en que siga achicando el agua de los golpes del mar, como en su día Feijoo la mandó con esa misma agua a apagar incendios en Medio Rural, cuando la crisis económica aconsejó apretar el cinturón en el número de consellerías.

Rosa Quintana es la conselleira que más tiempo ha estado al frente de los asuntos marítimos en los sucesivos Gobiernos autonómicos. No lo es de toda la era Feijoo, porque queda en tablas con Alfonso Rueda, con el que empezó en aquel Ejecutivo que Feijoo designó en el 2009. Su continuidad estuvo en duda en el 2016, cuando su proyecto de Lei de Acuicultura puso al mar en pie de guerra, que escenificó su rechazo con una multitudinaria manifestación en el Obradoiro, pero logró recuperar la confianza y así es que lleva trece años seguidos en el despacho del que despojó a la socialista Carmen Gallego.

Trece años sin apenas vacaciones y una baja de quince días. Dos semanas en las que se operó por un cáncer que le comunicaron que tenía el mismo día que se hundió el Paquito. Un paréntesis en el que traspasó sus competencias... a Rueda.

Por delante, muchos retos. El primero, arreglar la crisis entre percebeiros y bateeiros. Pero vienen tiempos revueltos: el veto al arrastre, los límites a las artes de fondo, la posible retirada de las bonificaciones al gasoil... Muchos fuegos que apagar achicando agua.

 

Información elaborada por Juan Capeáns, Sara Cabrero, Gabriel Lemos, Ángel Paniagua, Ana Balseiro, María Cedrón, Pablo González, Elisa Álvarez, Xosé Gago,  Esperanza Abuín y Sara Carreira.