El BNG, de la fallida vía independentista a la línea «morna» de Ana Pontón

GALICIA

Ana Pontón, con la nueva ejecutiva del Bloque
Ana Pontón, con la nueva ejecutiva del Bloque Sandra Alonso

El Bloque, que sigue con la UPG al frente, solo se despegó del debate abierto por el secesionismo catalán al detectar que no le reportaba votos

10 nov 2021 . Actualizado a las 11:00 h.

Hubo un tiempo en el que el BNG, pese a ser una fuerza que lleva el nacionalismo incrustado en sus siglas, como asegura Ana Pontón, se manifestaba con los independentistas, definía en sus estatutos el objetivo de avanzar hacia la constitución de la «República da Galiza» y llevaba al Parlamento gallego resoluciones en favor del secesionismo catalán y de los referendos de autodeterminación. Puede que el Bloque no fuera exactamente independentista, como interpreta ahora su dirección, pero no hay que remontarse mucho tiempo atrás para comprobar que hacía y defendía lo mismo que otras formaciones independentistas.

El viraje desde las posiciones más soberanistas hasta la línea «morna» y «pragmática» que muchas voces internas atribuyen a Ana Pontón se hizo visible en los debates de la XVII Asemblea Nacional del BNG, celebrada el pasado domingo en el Coliseo de A Coruña. Y este viraje se empezó a gestar ya en el 2016, con el BNG más mermado de los últimos veinte años, al comprobar que, en Galicia, el camino seguido por el independentismo catalán era en realidad una vía muerta, en la que no había votantes.

Pero para entender el cambio operado es necesario ir por partes, analizar la complejidad interna del BNG, que en realidad es una organización frentista dirigida por un partido, la Unión do Povo Galego (UPG), que en el articulo 1 de sus estatutos se define como un «partido comunista patriótico, porque asume a loita de liberación nacional, na perspectiva da instauración dun Estado galego democrático e popular».

Es decir, que tanto el BNG, que ya en sus principios fundacionales de 1982 consagraba el «dereito á autodeterminación e ao exercicio da soberanía nacional», como el partido motriz del frente nacionalista, la UPG, comparten la aspiración de avanzar hacia la constitución de un Estado gallego, aunque se trata de un anhelo a largo plazo que no forma parte de la agenda del día a día.

Estos principios fundacionales próximos a los de cualquier partido independentista no le impidieron al BNG practicar políticas dentro de las coordenadas del sistema, sin salirse del marco constitucional ni del estatutario. Lo hizo cuando formó parte del Gobierno de la Xunta, junto con el PSdeG, al desplegar una agenda más galleguista y socialdemócrata que verdaderamente soberanista, vía que feneció con e bipartito en el 2009 y con la salida de escena de Anxo Quintana.

A partir de esa fecha, y muy especialmente a partir de la XIII Asamblea Nacional de Amio del 2012, el BNG intentó impulsarse con las mismas fuerza que movían al secesionismo catalán. En aquella asamblea, el BNG proclamaba que su objetivo estratégico era la soberanía nacional «concretada, a través do exercicio de autodeterminación, nun Estado galego democrático, laico e republicano: a República da Galiza».

Un año más tarde, Xavier Vence relevaba a Guillerme Vázquez como portavoz nacional, pero la vía independentista se mantenía, pues en sus tesis se defendía que Galicia estuviera «claramente presente no proceso soberanista que se está a abrir noutras nacións sen estado, como Cataluña, Euskadi, Escocia, Irlanda ou Quebec».

No fue hasta la llegada de Ana Pontón a la portavocía nacional, en febrero del 2016, que cambió el curso de las cosas. El BNG se había estrellado en las elecciones generales del año anterior, perdiendo sus dos escaños en Madrid, como ocurrió en los demás procesos electorales. El nacionalismo gallego se desvanecía ante el auge de las mareas y Podemos. Así que las tesis políticas de la XV Asemblea Nacional, la que entronizó a Pontón, se asumió que la vía independentista había resultado fallida. «A explicación social das vantaxes soberanía para a Galiza non deu os froitos agardados», dice el texto.

El BNG entendió que el discurso abstracto y doctrinario en torno al soberanismo «non consegue conectar nin facernos entender». Y aunque por el camino el Bloque utilizó resoluciones de apoyo al secesionismo catalán para provocar rupturas de voto en el seno de En Marea, donde convivían nacionalistas, federalistas y eurocomunistas, lo cierto es que fue a partir del 2016 cuando se empezó a gestar el viraje que el pasado domingo se hizo visible: «O BNG non é independentista». Pero sigue con una inmensa mayoría de miembros de la UPG al frente.