La línea del Miño y la de Feve son las más vulnerables al cambio climático

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Tren pasando por la zona donde se produjo un derrumbe que obligó a cortar el tráfico ferroviario en Frieira en el mes de marzo
Tren pasando por la zona donde se produjo un derrumbe que obligó a cortar el tráfico ferroviario en Frieira en el mes de marzo XOAN CARLOS GIL

Parte de la conexión ferroviaria entre A Coruña-Ferrol también se incluye entre las que se enfrentan a más daños como derrumbes o cortes de vía

08 sep 2023 . Actualizado a las 18:30 h.

La normativa actual prevé realizar análisis sobre la afectación que traerá el cambio climático en los próximos treinta años en las infraestructuras españolas. Este análisis fue realizado sobre la red de competencia estatal y, en Galicia, refleja a la perfección las dificultades que deberán afrontar —de hecho ya las afrontan— determinados trazados ferroviarios y viarios ante el desequilibrio que provocará el cambio climático, especialmente en variables como el régimen de lluvias, más abundantes en espacios más cortos de tiempo. En el ámbito del ferrocarril, las líneas consideradas más vulnerables son la del Miño y la que une Ferrol con Ribadeo, especialmente el tramo central, así como una parte de la conexión Ferrol-A Coruña.

Todas ellas han sufrido incidencias relacionadas con las inclemencias meteorológicas en los últimos años, especialmente la línea que conecta Vigo con Ourense siguiendo el curso del río Miño, que estuvo cortada en dos períodos diferentes por un derrumbamiento en Frieira que se debió a la acumulación de lluvia en zonas próximas a la vía del tren. Estas incidencias acumuladas motivaron la inclusión de estos tramos en el nivel de criticidad media-alta, pues se consideran más vulnerables que el resto de la red gallega en lo que respecta a los efectos del cambio climático en un período de 30 años vista, especialmente en lo que se refiere en las eventuales afecciones a la circulación de trenes.

En lo que respecta al ferrocarril, el ADIF tiene un listado de sucesos causados por eventos climáticos que podrían afectar a la circulación de trenes: deslizamiento de laderas o de terraplenes en contacto con el cauce del río; insuficiencia en la capacidad de drenaje de la línea; impactos por arrastre de materiales en obras de fábrica (pilas o estribos de puentes y viaductos, por ejemplo) a causa de avenidas extraordinarias de agua en cauces fluviales; arrastre de balasto por lluvias intensas; el efecto de las altas temperaturas en la sujeción de traviesas y carril; afectación a la circulación por incendios en los márgenes de la vía; o problemas en la circulación por nieve, hielo o viento intenso, que puede afectar especialmente a los trenes de alta velocidad.

La vulnerabilidad de la infraestructura se calibra, por tanto, en relación a estos factores de desestabilización, algo en lo que trabajaron cerca de un centenar de técnicos de las Demarcaciones de Carreteras y de las direcciones de mantenimiento del ADIF y de ADIF Alta Velocidad.

En Galicia, las zonas más vulnerables están en el tramo fronterizo entre las provincias de A Coruña y Lugo de la conexión ancho métrico entre Ferrol y Ribadeo, así como el más próximo a la ciudad naval en la línea que la conecta con A Coruña. La también decimonónica línea del Miño entre Vigo y Ourense sufriría un grado de afectación importante, aunque en un grado inferior a los tramos anteriormente mencionados. La única que prácticamente no tiene afecciones debidas al cambio climático sería el eje de alta velocidad entre Santiago y Ourense. El estudio no incluye el tramo de 113 kilómetros que se inaugurará en diciembre entre Ourense y Pedralba. El resto de los trazados afrontarían afecciones de carácter moderado.

Impacto en la alta velocidad

No obstante, en las líneas de alta velocidad, el porcentaje de red en la que la afectación es nula o reducida desciende a solo el 20 % —en la red convencional se sitúa en torno al 40 %—, debido a la vulnerabilidad del balasto (la grava o piedra machacada sobre la que se asientan las traviesas de las vías) ante lluvias muy fuertes en vías donde los trenes alcanzan velocidades muy altas. En Galicia, a excepción de las líneas de altas prestaciones, la mayor parte de los trazados tienen una sola vía, lo que supone un relevante aumento en la vulnerabilidad, pues si la vía se inutiliza no hay otra alternativa para las circulaciones.

En cualquier caso, son las denominadas obras de tierra las que tienen un mayor efecto sobre la integridad de estas infraestructuras. Los taludes con afectación moderada o importante suponen el 50 % de la red en toda España, aunque en Galicia, por sus condiciones orográficas y climáticas, la proporción es mayor.