Así volvió a caer Sito Miñanco

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

GALICIA

Uno de los micros fue colocado en una portería de fútbol, en Vilanova, y facilitó la localización de la droga
Uno de los micros fue colocado en una portería de fútbol, en Vilanova, y facilitó la localización de la droga MARTINA MISER

Delatado por micros ocultos en coches, casas e incluso en una portería de fútbol

18 nov 2022 . Actualizado a las 18:56 h.

Sito Miñanco se ocultaba bajo al alias de Mario, dos colombianos le guardaban la espalda estando en régimen penitenciario de semilibertad y se comunicaba con teléfonos satelitales manipulados por dos técnicos holandeses especializados en móviles iPhone. Dominaban tanto los dispositivos que la propia empresa fabricante Apple, durante el transcurso de la investigación, los tentó con 30.000 euros al mes de sueldo para cada uno si cambiaban Galicia por Silicon Valley.

El gran jefe fue detenido el 5 de febrero. Junto a él, 40 arrestados más. La Policía Nacional acusa a este arousano de 62 años de liderar una de las organizaciones más activas del mundo en el tráfico de cocaína. La investigación, bautizada Mito, duró 18 meses y se cerró con el decomiso de 3,8 toneladas de cocaína cerca de las Azores, 616 kilos en Holanda y 63 de marihuana en Madrid que tenían como destino Hamburgo. También se interceptaron 889.470 euros en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Cuatro colombianos que volaban a Bogotá los escondían en los dobles fondos de sus mochilas.

Fue la enésima caída de José Ramón Prado Bugallo (Cambados, 1955), Sito Miñanco, que sigue en prisión preventiva. Su trabajada y sofisticada organización no era tan perfecta como creía. De hecho, las fisuras en el casco de su multinacional eran tan pequeñas como un micrófono oculto. Ahí estuvo precisamente la clave, en la gran cantidad de sofisticados micros con sistemas de grabación que le colocaron donde menos podía imaginar. Varios coches y tres casas fueron instrumentos clave, igual que la gran cantidad de conversaciones de móvil intervenidas. Incluso se contrató la instalación de seis antenas en zonas altas de las Rías Baixas, poniendo el punto de mira en las de Arousa y Pontevedra.

La colección de grabaciones ocultas supuso todo un libro abierto en el que Sito Miñanco y los suyos cantaban por soleares. Incluso después de perder, presuntamente, un cuantioso alijo de 3,8 toneladas de coca en el que el arousano tendría una participación de 700 kilos:

-«Estoy jodido porque yo estos 700 no los perdía: si me dicen antes que es un barco de línea regular, con carga, yo ni hago el trabajo».

Fue una confesión a un subordinado. Ya en conversaciones previas alertaba del peligro:

-«Si no tienes comunicación estás perdido, si no tienes te matas. El barco sale de Colombia y vamos desde el Estrecho: ahí puede ir pegado a Marruecos».  

Dos entregas

La tesis policial apunta a una estrategia clara. La embarcación se llama Thoran y su tripulación la integraban ocho turcos. Zarpó de Colombia y fue abordada el 2 de octubre a 540 millas de las islas Canarias.

La intención de los investigados era recoger con una lancha rápida la sustancia ilícita y regresar al sur de España haciendo una parada en alta mar para dejar los fardos. El plan se torció y Sito Miñanco fue notificado casi en tiempo real por una mujer que fue identificada como su pareja sentimental:

-«Estoy hablando con el Turco y su información es real: que la policía está a bordo y ya están arrestados. Él [en alusión a la persona que iba al mando de la planeadora] está esperando a tener nuevas noticias acerca de cuál es la situación a bordo, y ellos están buscando [la cocaína]».

Sito Miñanco, a diferencia de sus allegados mucho más optimistas, ya lo tenía claro:

-«Cómo alguien puede pensar que eso se va a salvar. Rompen todo para encontrarlo, y si no lo llevan a puerto

La investigación, coordinada por la Udyco y los Greco, concluye que aquí se refuerza la vertiente gallega: «Se pudo comprobar la participación activa en la citada operación de José Manuel Ferradás (vinculado a Barbanza) en la utilización de su pesquero O Capricho para, posiblemente, aprovechar su actividad pesquera en la zona donde faena para recibir la sustancia estupefaciente [de la planeadora] e introducirla en tierra de forma discreta y sin levantar sospechas.

Pero Sito Miñanco, así lo demuestra su historial, es aficionado a tropezar en la misma piedra, tal y como exponen las diligencias: «Pese a la gran pérdida que supuso la pérdida del Thoran, la organización liderada por JRPB (iniciales del principal acusado), alias Mario, continuó organizando un nuevo envío desde Sudamérica a España, concretamente 2.500 kilos de cocaína, de los que 1.000 kilos serían propiedad de JRPB y 1.500 del proveedor, llamado Lucho y también Roberto».

El propio Miñanco dejó este testimonio:

-«Nosotros metemos mil kilos, ellos 1.500 y cargaría el barco en Ecuador [...]. Hazme caso: no sabes qué va pasar, se necesitan 20.000 litros de combustible».  

Cuentas en 23 bancos

Solo así, con grande y presunta actividad comercial, se explica que la organización moviese su dinero a través de 23 entidades bancarias repartidas por España, Europa y Sudamérica. De hecho, en conversaciones interceptadas se habla de monedas extranjeras en el contexto de diferentes negocios. «Cuántas libras pueden costar los motores», pregunta el que fue lugarteniente de Miñanco durante los últimos 17 años, el colombiano Luis Enrique García Arango. Otro socio, este más reciente, es David Pérez Lago, hijo de Esther Lago, la fallecida esposa de Laureano Oubiña. Pérez Lago sigue en prisión -solicitó en los últimos días declarar después de haberse negado tras la detención-, y se le sitúa en una posición próxima al presunto capo.

Brillan con luz propia, entre los audios del sumario, los recogidos por un micrófono instalado en el remoto campo de fútbol de András, en Vilanova de Arousa. Un recinto rodeado de árboles y al que solo se accede por una única pista. Allí se reunían comisionados de Sito Miñanco para aislarse del mundo durante unos minutos y coordinarse. Lo que menos imaginaban es que los sistemas de grabación eran como esponjas y que, en cuestión de telecomunicaciones, no siempre los malos van un paso por delante de los buenos. Aunque se gasten, como fue el caso, 700.000 euros en los equipos más sofisticados.