La recta final de Alimentos Lácteos

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

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OSCAR CELA

La empresa entra en concurso de acreedores con escasas perspectivas de salir adelante

26 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los malos augurios se cumplieron y Alimentos Lácteos presentará concurso de acreedores mañana, con un pasivo que, si no fallaron los números que se barajaron en los últimos meses, rondará los 14 millones. La Xunta y el socio industrial, el grupo Pascual, no llegaron a un acuerdo en las condiciones económicas del plan de viabilidad y la burgalesa comunicó su retirada del proyecto. La decisión fue comunicada por los conselleiros de Medio Rural y de Economía a las cooperativas y al gerente de la empresa y, horas después, a los 82 trabajadores de la planta. La respuesta se produjo en el límite de los plazos, después de meses de incertidumbres y de esperas.

¿Por qué se frustró el acuerdo?

Aunque oficialmente poco trascendió de las negociaciones entre las partes, todo parece indicar que hubo desavenencias entre la Xunta y Pascual a la hora de plasmar los compromisos económicos en un acuerdo. Fuentes de la administración autónoma aseguraron que el grupo burgalés no estaba dispuesto a aportar financiación al proyecto, lo que provocó un efecto en cadena, que hizo que seguidamente se descolgaran las entidades financieras. Al desaparecer el socio industrial, Alimentos Lácteos retorna a los inicios. La Xunta sigue insistiendo en que apoya el proyecto si aparece un nuevo socio industrial solvente. Fuentes consultadas señalaron que no se descarta que ambas partes vuelvan a retomar el camino de la negociación, con el concurso de acreedores en marcha y que pueda haber un entendimiento en ese nuevo contexto.

¿Cuál es la postura de Pascual?

Pascual, dueño de la planta a través de Corporación Empresarial Pascual, está en una encrucijada. Alimentos Lácteos le debe 3 millones de euros. La sociedad anónima se hizo con la planta en régimen de alquiler, con opción de compra. El precio pactado fueron 116.000 euros al mes. No es lo único que llevó al grupo burgalés a encargar a MV Asociados, consultora vinculada a uno de sus antiguos directivos, un plan de negocio para tratar de mantener en funcionamiento la planta. Pascual firmó en su día un compromiso con la plantilla de que pagaría indemnizaciones de 45 días de salario por año trabajado, en caso de que la industria cerrara en el plazo de tres años. Lo hizo en el límite. Fuentes consultadas reconocieron que en la negociación el grupo burgalés no se comprometía a hacer aportaciones económicas directas para cubrir esos cinco millones que se necesitan para poner de nuevo en marcha la planta. Se habló de colaboración, aplazamiento en el pago de los alquileres, gestión -ya estaba designada la persona que iba a llevar las riendas de la planta- e incluso de aportaciones de leche para cubrir las necesidades de la fábrica en los primeros tiempos.

¿Qué opina el grupo burgalés?

Ni confirma ni desmiente. Al menos esa era la postura que mantuvo el viernes, después de que trascendiera su retirada del proyecto, comunicada por la Xunta, no por el grupo. Pascual no ha dado la cara hasta ahora. Reconoció en su momento que le estaba echando una mano a Alimentos Lácteos en el plan de negocio, en la búsqueda del socio industrial y en el asesoramiento. No admitió públicamente que estaba detrás del denominado socio industrial. Las relaciones entre la Xunta y Pascual, hasta ahora, siempre fueron cordiales, lo que permitió que el grupo burgalés optara por la opción de las cooperativas escindidas de la oferta de Feiraco a la hora de seleccionar adjudicatario para la planta de Outeiro de Rei.

¿Puede aparecer otro socio industrial?

La Xunta dejó claro que apoyaría el proyecto siempre y cuando apareciera un socio industrial solvente «que achegue experiencia, capacidade de xestión e capacidade financiera». Antes de que la opción Pascual se situara en cabeza, hubo intentos de acercamiento con Feiraco, que reúne condiciones de las que apunta la Xunta y con el grupo asturiano Capsa. El interés eran unas marcas, que constituyen el único activo de la sociedad anónima, depreciado desde que Alimentos Lácteos perdió la capacidad de abastecer sus mercados. Otras industrias, más que interesadas en recuperar el proyecto, están a la espera de que se cierren las opciones de una empresa que recibió todos los apoyos de la administración autónoma desde el momento de su nacimiento.

¿Cómo se presenta el concurso?

Alimentos Lácteos llega al concurso con una deuda que ronda los 14 millones de euros. Además de los ya algo más de 3 millones de Pascual por el alquiler hay que sumar los seis millones de la Xunta, cuatro en préstamos y dos en avales. Las cooperativas enterraron en la sociedad 2,9 millones en préstamos, buena parte de ellos en entregas de leche, y la deuda de las entregas de materia prima, que a principios de marzo se cifraba en 700.000 euros. En conjunto se habló siempre de alrededor de un centenar de acreedores, entre los que figuraban Ecoembes, con 1,2 millones y Cogen con 400.000 euros, además de préstamos bancarios por 460.000 euros y deudas salariales.

¿Qué pasará con la plantilla?

Lo ocurrido no supone una sorpresa. Tenían puestas las esperanzas en que su antiguo patrón acudiera en su rescate y se mantuviera la actividad en la fábrica y los empleos. Después de aceptar un ERE temporal de nueve meses se movilizaron, día sí y día también, tratando de obtener respuestas de la Xunta. En este nuevo escenario están dispuestos a exigir del grupo burgalés que cumpla con su compromiso indemnizatorio, recogido por escrito.

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