Alimentos Lácteos arrastra en su caída a más de mil familias

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

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OSCAR CELA

Cooperativas, ganaderos y trabajadores, afectados por su cierre

18 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Alimentos Lácteos ha colocado en una situación de máximo riesgo a las cooperativas que pusieron en marcha la industria hace diez años. Más de 1.000 familias gallegas, incluidas las de los 82 trabajadores de la fábrica de Outeiro de Rei, dependen de los pasos que se den en los próximos días y que podría evitar el cierre de la planta y la caída en cadena de las once cooperativas, en función de su implicación en el proyecto. La Consellería de Medio Rural anunció el viernes que seguiría apoyando la permanencia de la planta. No explicó cómo. La de Economía que es la que tendría que aportar la solución económica, no se pronunció. La situación actual no es algo nuevo, sino el fruto de múltiples decisiones, encadenadas en el tiempo y encaminadas a mantener vivo un proyecto, que sus detractores llevan tiempo vaticinando que se desmorona. Como el cuento popular de Pedro y el Lobo el momento podría haber llegado.

¿Por qué caen las cooperativas si cierra Alimentos Lácteos?

Las cooperativas están asfixiadas porque llevan meses sin cobrar la leche para asumir sus compromisos con los socios, que aguantaron hasta el límite y por los compromisos financieros adquiridos. La primera en tomar la decisión de dejar de entregar la leche a la planta de Outeiro de Rei fue Gancobre, que junto con Arzuana son accionistas mayoritarios. Antes hubo algunos otros casos de entregas parciales. La última en dejar de mandar materia prima fue Tierra Llana, que destapó un problema que se arrastra desde hace ya tiempo. Si en Alimentos Lácteos no entra leche, o no entra la suficiente no puede producir, tiene que cerrar y se genera un problema social de amplísimas proporciones.

¿A qué se debe la asfixia financiera de las cooperativas?

En Alimentos Lácteos hubo dos ampliaciones de capital que las cooperativas (accionistas) cubrieron con leche, la que aportaban a la planta, a través de lo que se conoce como capitalización de deuda, que era la única fórmula que encontraron para hacerlo. Lo hicieron presionadas por entidades financieras y organismos de la administración para poder acceder a avales y a préstamos, que también asumieron y que fueron renegociados. Se formó una bola, que ahora ahoga a las cooperativas, que en algunos casos se podrían ver abocadas al concurso de acreedores. La sociedad anónima no tiene deudas para poder recurrir a la suspensión de pagos porque todas las fue traspasando a las cooperativas. Con los trabajadores de la planta, hasta ahora, tiene los salarios al día.

¿Existe una solución al problema?

La situación es muy complicada, pero podría proceder de varias vías, mediante una inyección de capital más, que no podrían asumir las cooperativas que forman parte del proyecto por la situación en la que se encuentran. Unas están más dañadas que otras, en función de la inversión realizada y de los préstamos participativos que asumieron. En algunos círculos se habla de que sería la gran oportunidad de que se uniera el movimiento cooperativo ganadero, dividido en dos bandos y de que se curaran las heridas derivadas de la apuesta para adjudicar la antigua planta de Pascual a un grupo de cooperativas que se desligó del proyecto inicial de Feiraco. Hay quien asegura que hay contactos para conseguirlo y hay quien sostiene, como el presidente de Tierra Llana, Emilio Abelleira, que si no existen estos movimientos, debería haberlos.

¿Qué pasos se están dando en estos momentos?

Que trascendiera, las cooperativas se reunirán en asamblea la semana próxima para decidir si se cierra Alimentos Lácteos y colocan la leche de sus socios que todavía llega a la planta de Outeiro en otras industrias. La planta no puede seguir funcionando con 75.000 litros de leche al día, cuando su capacidad es de un millón de litros, y los ganaderos no pueden volver a entregar la leche a Alimentos Lácteos sin garantías suficientes de pago.

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