Rafael Pillado hace de su juicio una «causa colectiva» contra el amianto

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

FERROL

Rafael Pillado, acompañado de Cristina Almeida y de su letrado, a la entrada en el juzgado.
Rafael Pillado, acompañado de Cristina Almeida y de su letrado, a la entrada en el juzgado. JOSE PARDO

El proceso abierto contra Navantia ha quedado visto para sentencia

20 sep 2022 . Actualizado a las 17:44 h.

«Forza, Rafa!», fue el grito unánime que acompañó a Rafael Pillado a su entrada en el juzgado de Ferrol en la mañana de este martes. El bullicio hacía presagiar a los funcionarios de las dependencias judiciales que no se enfrentaban a una jornada al uso. Compañeros, activistas y representantes de la Asociación Galega de Vítimas do Amianto y las entidades culturales Fuco Buxán y Memoria Histórica Democrática arroparon al sindicalista antes de la hora fijada para el inicio de su última gran batalla. Tras anunciar el pasado febrero que padecía un mesotelioma, un cáncer irreversible causado por el contacto directo con el amianto, Pillado avanzaba que emprendería acciones legales contra la dirección de Navantia. Siete meses después, flanqueado por la abogada Cristina Almeida que acudió a Ferrol para brindarle su apoyo, el demandante accedió al interior del edificio judicial.

Con él, para trasladarle todo su apoyo, intentaron hacer lo propio las personas concentradas a la puerta de los juzgados. «Solo hay capacidad para cuatro o cinco personas más, esto no es la Audiencia Nacional», determinaba el agente encargado de controlar los accesos a las dependencias, con el objetivo de intentar restablecer el orden en una jornada cargada de emociones.

Finalmente, el hermano y las sobrinas de Rafael sí pudieron acercase unos metros más y aguardar al otro lado de la puerta de la sala de vistas para escudriñar en la mirada de su familiar, a la salida de la sesión, sus impresiones tras el juicio.

Incomparecencia

Al filo de las 13.30 horas del mediodía, el juicio quedaba visto para sentencia y Rafael volvía a recibir el calor de la calle. «No compareció el abogado de Navantia, aunque sí lo hizo la procuradora que anunció que no venía en representación de la empresa», determinó el sindicalista al término de la vista. «Esta actitud por parte de la empresa me parece de una falta de respeto y es profundamente negativa», ahondó Pillado.

A pesar de la no comparecencia, el juicio se celebró con normalidad y, a la espera de una sentencia, el demandante avanza que es consciente de que «habrá un recurso por parte de Navantia, pero esta situación pone de manifiesto su falta de interés en el tema». Rafael Pillado se muestra confiado en que la justicia jugará su papel y sostiene que ahora todo queda abierto «a cómo se desarrolle el proceso».

«La reclamación nuestra es muy clara, por un lado está el contacto directo con el amianto y sus efectos y, por otro, la enfermedad que me está impidiendo desarrollar mi actividad cultural y social con normalidad», expuso Pillado que quiso subrayar, además, que este proceso judicial es también el de las miles de personas afectadas en la comarca. «Mi caso es una forma de visibilizar esta realidad», sentenció.

Así, a la espera de conocer el sentido de la sentencia, Rafael ha cerrado un nuevo capítulo de su cruzada contra los «asesinatos silenciosos» causados por el amianto, cumpliendo con su voluntad de acabar con la clandestinidad de la enfermedad. Sobre todo, según destacaron los asistentes a la movilización, «por los que ya no están».

Estado de salud

Consciente de que su recorrido vital es limitado, Pillado explica que «mientras la salud lo permita seguiré participando de esta lucha, que es colectiva». Actualmente se encuentra inmerso en un tratamiento de inmunoterapia, pero la falta de apetito y la fatiga no le impiden sacar fuerzas de flaqueza para depurar responsabilidades por el empleo masivo de un «material asesino» que irrumpió con fuerza a finales de los 50, con especial incidencia en esta comarca indisolublemente ligada al sector naval.