Deporte y embarazo, el kit perfecto

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NO SON INCOMPATIBLES. Todo lo contrario. Practicar ejercicio en el embarazo es positivo, siempre que se adapte a las necesidades de cada mujer y se tengan en cuenta ciertas reglas, como evitar los ejercicios de riesgo y los deportes de contacto, sobre todo en el último trimestre.

31 dic 2017 . Actualizado a las 12:07 h.

N i incapacitadas ni enfermas. Son mujeres en pleno proceso para crear vida y esto, muchas veces, es motivo para que uno escuche peticiones como el descanso o el abandono de cualquier hábito que requiera un mínimo de fuerza. Estamos equivocados si creemos que todas estas solicitudes van a ayudar a que la mujer mantenga un embarazo beneficioso y adecuado. 

Para combatir estas falsas informaciones basta el ejemplo de Serena Williams, la tenista estadounidense, que demostró que una embarazada puede con todo al ganar el Abierto de Australia en su semana ocho de gestación. Pero no hace falta ser Serena Williams para confirmar que la actividad física aporta beneficios durante el embarazo, si se adapta de manera adecuada a los cambios físicos y psicológicos, y es vital para sentirse más activa y tener una recuperación óptima en el post-parto. El reposo absoluto, según The American College en varios artículos del ACOG, aumenta los riesgos disminuyendo los beneficios, por lo que podemos decir que el reposo absoluto en obstetricia, a día de hoy, está totalmente proscrito.

Clara Gajino, ginecóloga en el hospital Materno de A Coruña y Tamara Barreiro, licenciada en Educación Física y profesora de entrenamientos especializados: gestantes, embarazadas y posparto en el gimnasio Coruña Sport Center, nos dan las claves. «Primero hay que aclarar que si una mujer previamente a su embarazo no realizaba mucho deporte, esto también influye en que la actividad física que mantenga será menor que la de otra que se encuentra en forma», introduce Clara. Además, la OMS confirma que existen varias grupos en los que podemos diferenciar a mujeres acostumbradas a hacer ejercicio, a las que se les recomienda disminuir la jornada deportiva, mujeres activas físicamente previamente a su embarazo y mujeres sedentarias a las que se les recomienda iniciar poco a poco el entrenamiento, empezando por un ejercicio leve hasta llegar a un ejercicio de intensidad moderada. «Hay dos líneas, por una parte algunas sociedades recomiendan realizar deporte sobre 3 veces a la semana, 1 hora, y otras líneas recomiendan realizar 30 minutos de entrenamiento durante 5 o 6 días por semana», dice. Aún así, no todo entrenamiento es óptimo, pero «hay que tener cuidado con las caídas y sobre todo evitar los ejercicios con riesgo de trauma y de contacto como el hockey, el boxeo o el buceo». Los mejores- explica Clara- son la bicicleta estática, caminar (ya que el 60% de las mujeres embarazadas padece de lumbago) y la natación en todas sus especialidades, ya que es habitual durante el período de gestación que los ligamentos tiendan a la distensión y esto aumenta el riesgo de lesiones como esguinces. El pilates y el yoga son también beneficiosos para el ejercicio de suelo pélvico, ya que estas pacientes pueden tener más riesgo de incontinencia durante el embarazo y el parto, y así evitaran problemas y complicaciones innecesarias, para ellas y para el bebé. Los beneficios no son pocos: «disminuye la probabilidad de padecer diabetes, los trastornos hipertensivos del embarazo como la preeclampsia y la probabilidad de cesárea. Además, aumenta la probabilidad de que el parto sea más rápido y, de cara al bienestar de la mujer, ayuda a llevarlo de la mejor manera posible en cuanto a trastornos anímicos».

Aunque, como en todo, hay excepciones -explica-, por ejemplo, que la paciente tenga un sangrado. En este caso se debe hacer un reposo hasta que el médico valore que ya puede volver a la normalidad. El que exista una placenta previa o tener la bolsa rota, el riesgo de tener un parto prematuro, son, entre otros, algunos ejemplos pero en general, hay muy pocas contradicciones.

De poner a las futuras mamás firmes y de implantar disciplina atlética se encarga Tamara Barreiro, especializada en trabajar con ellas. «La actividad física ideal es en la que uno mismo escucha a su cuerpo. No se debe pecar en exceso ni en defecto y más en estos casos». Tamara confirma que «todas aquellas personas que hayan desarrollado una actividad física de forma cotidiana, una vez que se queden embarazadas tienen que continuar haciendo exactamente lo mismo. Eso sí, con más precaución y controlando la frecuencia cardíaca para que se trabaje un poco con el llamado ‘test de hablar’». ¿Y de qué se trata?, preguntamos. «El entrenador tiene que notar, en el caso de que hagan alguna pregunta, que ella pueda contestar sin sofocarse, sin ver que hiperventila. Siempre que eso no suceda puede continuar haciéndolo de forma regular, hidratándose antes, durante y después del ejercicio», aclara. Hay que tomárselo con normalidad para que el bebé también sienta que todo está funcionando bien. Aquí encontramos otras de las claves, el bebé siente y padece todo lo que su madre vaya descubriendo tanto física como psicológicamente. «Lo que se trata es que la persona esté activa y evite el descanso excesivo, ya que esto le ayudará también a ir controlando su peso», cuenta Tamara, añadiendo que no todo es ejercicio en sus clases, sino que la terapia es fundamental. «Esos pequeños cambios que la mujer nota y que son para ella algo nuevo, a veces, asustan. Es durante el embarazo cuando se descubren cosas que nunca habían aparecido y que una no sabe si son normales, así que las clases de deporte también se convierten en deporterapia. El intercambiar esas opiniones en las clases, a nivel psicológico, les viene fenomenal», comenta.

Hablamos de la necesidad de deporte durante la gestación pero el posparto, es también muy importante. «En este proceso es súper necesario el ejercicio para la recuperación. Un parto es un esfuerzo muy grande y principalmente el suelo pélvico se queda muy debilitado, por lo que hay que volver a potenciarlo y fortalecerlo», explica. El ejercicio que se domina nos pone en comunicación con el cuerpo, dándonos mayor sensación de bienestar general, mejor resistencia física, más autoestima y seguridad emocional, así que si lo estabas dudando, el deporte es un estupendo antídoto para combatir muchos de los síntomas habituales del embarazo.