Bruselas pide inyectar casi el 50 % de las ayudas en el 2021

c. p. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

FRANCOIS WALSCHAERTS / POOL

Países como España o Italia no pueden esperar más tiempo sin provocar daños estructurales en sus economías

24 jun 2020 . Actualizado a las 20:16 h.

La exasperante lentitud con la que los líderes europeos están negociando los términos y condiciones del fondo de recuperación, bautizado como Next Generation EU, contrasta con las prisas y la ansiedad de la Comisión Europea. Consciente de lo mucho que se juega la UE en la cuenta atrás hasta su alumbramiento, el equipo de Ursula von der Leyen, lanzó hoy una nueva propuesta para añadir más presión y urgencia a las conversaciones.

El comisario de Presupuestos, Johannes Hahn, fue el encargado de dar a conocer los detalles. El austriaco quiere el visto bueno de las cancillerías europeas para desembolsar casi el 50 % de las ayudas del fondo a lo largo del 2021. Países como España e Italia no pueden esperar más tiempo.

De acuerdo al documento publicado, el Ejecutivo comunitario quiere inyectar 344.000 millones de euros -de los 750.000 millones con los que espera alimentar la hucha de los rescates-, en un solo año. Al menos 211.000 en ayudas directas y otros 133.000 millones en préstamos. Ambas partidas complementarían la primera partida (de las siete) de los presupuestos europeos, que ascendería a 166.700 millones de euros. Bruselas insiste en que es necesario concentrar el gasto en estos primeros compases de la reactivación para no perder terreno en la recuperación: «Debemos afrontar de manera inmediata los daños económicos y sociales causados por la pandemia, impulsar una recuperación sostenible y proteger y crear empleos», sostuvo hoy. 

No está claro que la propuesta vaya a prosperar. En primer lugar porque los líderes europeos barajan un fondo menos ambicioso. Berlín puso su techo en los 500.000 millones de euros. En segundo lugar, por las zancadillas que están poniendo algunos socios como los Países Bajos a la aprobación temprana del programa. Finalmente por las discrepancias en torno al presupuesto europeo para el período 2021-2027. Países como Dinamarca quieren conservar sus privilegios para adelgazar contribuciones y sus socios ortodoxos exigen revisar las prioridades de la UE para recortar partidas como la de agricultura y cohesión.

A todo ello hay que sumar los problemas que está teniendo Bruselas para convencer a los líderes de la UE para que aumenten los recursos propios con los que cuenta la Comisión, a través de la introducción de nuevos impuestos.