Bruselas enfría su ofensiva fiscal contra los gigantes de Internet

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

Dado Ruvic | Reuters

La UE se plantea a corto plazo una tasa por ingresos y gravar por publicidad

22 sep 2017 . Actualizado a las 09:18 h.

«On va voir». Ya veremos. Así ha reaccionado la Comisión Europea a la propuesta cocinada por Alemania, España, Italia y Francia para forzar a las empresas de servicios digitales a pagar una «carga justa» de impuestos en aquellos países donde generan sus beneficios, incluyendo desde redes sociales como Facebook hasta plataformas comerciales como Amazon, pasando por servicios de suscripción (Netflix o Spotify) y plataformas colaborativas (Blablacar o Airbnb).

El cuarteto, el de los países más potentes de la Unión, quiere taponar por la vía de urgencia las hemorragias que han provocado estas compañías a sus respectivas Haciendas en los últimos años. La ingeniería fiscal, los acuerdos a la carta, los vacíos legales y la competencia desleal de algunos países vecinos como Irlanda, Bélgica, Holanda y Luxemburgo generan cada año agujeros multimillonarios en las arcas públicas. «El actual marco fiscal no encaja con la realidad moderna», reconoció este jueves Bruselas. Todos los mecanismos impositivos están diseñados tomando como referencia la economía tradicional. Una situación que aprovechan las digitales para escapar de las garras del fisco. A diferencia de las primeras, los gigantes de servicios virtuales pagan al fisco tasas de menos del 9 %, la mitad que sus competidoras. A pesar de las cifras, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, no ve con buenos ojos la propuesta de gravar a las digitales con un «impuesto equitativo» sobre los ingresos, en lugar de los beneficios. «Hay que saber qué entendemos por servicio digital, determinar el ámbito de aplicación del impuesto, garantizar la libertad de servicio y cumplir con la jurisprudencia actual», trata de justificar la institución que opta por seguir negociando sine die la armonización del impuesto de sociedades.

El comisario letón quiere extender el debate de la fiscalidad digital al ámbito internacional. Pero el debate en el seno de la OCDE y el G-20 tendría que esperar hasta primavera, y Bruselas teme que algunos países europeos pierdan la paciencia y adopten medidas unilaterales. «Tenemos que mantener la integridad del mercado único evitando fragmentaciones», sostuvo Dombrovskis.

Batalla entre países

¿Y qué propone mientras tanto? «Todas las medidas a corto plazo tiene sus ventajas y sus inconvenientes», explica su equipo. Se baraja desde la tasa a los ingresos a un impuesto sobre las transacciones de empresas de servicios en línea sin residencia fiscal en la UE, o una tasa a los ingresos generados por la actividad publicitaria. Algunos socios perciben estas iniciativas como un ataque a su modelo fiscal. Dublín y Luxemburgo son los más belicosos. Las grandes compañías siguen de cerca los acontecimientos. «Cualquier decisión que adoptemos lo haremos consultando con todas las partes interesadas», trató de calmar Dombrovskis.

A la espera de una estrategia para doblegar a los gigantes digitales, las principales potencias económicas de la Unión tienen claro que no pueden seguir esperando más tiempo. Desde el año 2008 los ingresos de las principales compañías digitales y empresas de comercio electrónico crecieron un 32 % frente al 1 % de las minoristas que, sin embargo, cargan con el mayor peso tributario. En el 2017 nueve de las 20 empresas de mayor cotización bursátil son tecnológicas. Concentran más del 54 % del valor del mercado, pero apenas pagan impuestos. En algunos casos porque su modelo de negocio, como la comercialización de datos de usuarios de redes sociales, no está sujeto a tasas. Y así seguirá siendo a menos que los 28 adopten una postura común antes de fin de año.