Las dudas salpican a BMW

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

BMW desmintió ayer cualquier irregularidad en las emisiones de sus vehículos.
BMW desmintió ayer cualquier irregularidad en las emisiones de sus vehículos. RALPH ORLOWSKI | Reuters

Las acciones de la marca alemana llegaron a perder ayer casi un 9 %, envueltas en especulaciones sobre irregularidades también en sus coches

25 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El escándalo de la manipulación de los motores Volkswagen se extiende como una mancha de aceite. Y la multinacional de Wolfsburg no es la única bajo sospecha. Ayer, la sombra de esas dudas anidó en el cuartel general en Múnich de otro de los símbolos de la industria alemana del automóvil: BMW. Bastó que Auto Bild -una revista germana especializada en el sector de la automoción- mencionase que las emisiones de gases contaminantes de uno de los vehículos de la compañía, el X3 xDrive, son hasta 11 veces superiores a lo permitido por la legislación europea, para que sus acciones sufrieran de lo lindo en la Bolsa de Fráncfort. Tanto, que en los peores momentos del día llegaron a perder casi un 10 % de su valor.

Por eso y porque la fuente citada por la publicación es el instituto de pruebas internacional ICCT (International Council on Clean Transportation), la misma organización sin ánimo de lucro que levantó la liebre de Volkswagen. De poco sirvió que el fabricante bávaro desmintiera de inmediato la información, asegurando que el sistema de control de las emisiones de su vehículo «es el mismo cuando pasa un examen que cuando circula en carretera». «No se han suministrado detalles específicos de las pruebas, no podemos explicar esos resultados, pero contactaremos con el ICCT para pedir explicaciones», indicó la compañía en un comunicado. Los vehículos diésel suponen el 38 % de las ventas totales de la marca.

Las aclaraciones de BMW mitigaron el castigo que estaban sufriendo sus títulos en el parqué, pero no evitaron que el día acabase con un varapalo de más del 5 %. No fue la única damnificada, Daimler también hubo de salir a la palestra en defensa de su buen hacer, dejando claro que sus coches no han sido manipulados. Ni por esas. Su cotización bajó un 4,43 %. El resto de las compañías, golpeadas también duramente en bolsa -de esta criba no se ha salvado nadie- guardan, por el momento, silencio.

Y, mientras, Bruselas urgió ayer a los Estados miembros a investigar qué vehículos pueden haber sido trucados para ofrecer datos engañosos en los niveles de emisiones. En el caso de Volkswagen, la lista de los modelos manipulados y los países en los que han sido vendidos saldrá hoy a luz.

Cambios en la normativa

«Queremos tener una idea clara de cuántos coches pueden estar afectados», explicó una portavoz de la Comisión Europea, quien adelantó también que el Ejecutivo comunitario tiene pensado proponer un cambio en la legislación para que las pruebas que pasan los vehículos se realicen en condiciones de conducción reales. En el caso de Europa, los controles que realizan las diferentes autoridades nacionales para comprobar que los vehículos nuevos cumplen con la normativa medioambiental -la Euro 6 es la norma en vigor, precisamente, desde hace apenas 25 días-, se realizan en instalaciones cerradas, bajo las condiciones que exige la propia norma en cuanto a temperaturas, velocidad, intensidad del aire, etcétera. Y cualquier test de circulación se hace sobre rodillos para simular el funcionamiento de cualquier coche. Sin embargo, la industria apuesta por desarrollar esos ensayos al aire libre para asimilar las emisiones a la propia realidad de un vehículo que circule por carreteras o en una calle.

La purga en la cúpula de VW no ha hecho más que empezar

La manipulación en el sistema de medición de la contaminación que emiten hasta 11 millones de vehículos de Volskwagen repartidos por todo el mundo ha abierto la crisis más importante de la compañía automovilística alemana en sus casi 80 años de vida. Por ahora, se ha llevado por delante a su presidente, Martin Winterkorn, quien el miércoles dimitió de su cargo, aunque insistió en que «desconocía» la implantación del truco que había permitido recortar los límites de gases nocivos de parte de sus vehículos diésel en las pruebas que realizan las autoridades medioambientales estadounidenses.

Pero la cosa no acabará ahí. El escándalo de Volkswagen ha supuesto un golpe tan duro para la multinacional, que su consejo de supervisión -un órgano de control típico de las empresas alemanas- ya ha anticipado que en los próximos días «habrá más consecuencias personales». De hecho, ha advertido que las investigaciones de la firma continúan «a gran velocidad» y que actuarán contra «todos los participantes en lo ocurrido, que ha provocado un daño inconmensurable» a la firma.

Hoy será el día clave, porque se reúne el consejo de administración de la firma, una cita de la que podrían derivarse nuevos ceses y el nombramiento del sustituto de Winterkorn. Medios alemanes daban por hecho ayer que el elegido será Matthias Müller, actual presidente de Porsche, marca deportiva del grupo. Müller, de 62 años, ha sido responsable del área de estrategia de producto de Volkswagen y ha desempeñado cargos en Audi, la enseña de lujo de la compañía.

Junto al de Müller, de 62 años, también ha sonado el nombre del presidente de Skoda, Winfried Vahland.

Además, en las quinielas que están sobre la mesa, figura el director de Producción de Porsche, Oliver Blume, de 47 años, como relevo de Müller al frente de Porsche.

El jefe de EE.UU, en la puerta

Entre los que habrán de hacer las maletas y abandonar la compañía, todas las miradas apuntan a Michael Horn, el máximo responsable de la compañía en EE.?UU., epicentro del terremoto que está sacudiendo los cimientos de la empresa.El mismo que el lunes, en un acto público en Nueva York, admitió que la compañía la había «cagado».

Los máximos responsables de I+D en Audi, Ulrich Hackenberg, y en Porsche, Wolfgang Hatz, también tienen un pie -los dos, según la prensa alemana- fuera.