La solución, que el BCE compre bonos en las subastas del Tesoro

manuel lago Peñas

ECONOMÍA

Un simple anuncio podría bastar para parar los pies a la especulación

19 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Una de las razones fundamentales para explicar la crisis de la deuda pública europea es la especulación financiera. Las variables estructurales de la economía, de las cuentas públicas, de la deuda de la UE tienen mejores valores que las de EE.?UU., Japón o el Reino Unido. Y sin embargo, los ataques contra la deuda se concentran de forma exclusiva en países de la Unión Europea.

La razón fundamental de esta situación es el diferente papel que juegan las autoridades monetarias de cada uno de estos países o áreas. La Reserva Federal, el Banco de Inglaterra o el Banco de Japón actúan como siempre lo han hecho los bancos centrales, como prestamistas en última instancia de sus Gobiernos y, por ello, compran toda la deuda pública de sus Estados que sea necesaria. Tanto para financiar las arcas públicas como para mantener bajos los tipos de interés. Por eso los especuladores financieros saben que actuando en el mercado secundario van a perder.

Comprando la deuda pública en el mercado primario, esto es, en el momento en que la emite el Tesoro si la demanda privada no es suficiente, estos bancos centrales mantiene bajos los tipos y alejan la especulación.

Pero el Banco Central Europeo no lo hace. Sus estatutos, impuestos por Alemania con la creación del euro, no le permiten actuar para financiar a los Estados y, por lo tanto, no compra deuda en el mercado primario.

Por otro lado, el Gobierno alemán y sus representantes en el BCE impiden que actúe de forma abierta y decidida. Solo lo hace en el mercado secundario, que es precisamente donde operan los especuladores con un volumen de operaciones que, en el caso español, superan casi en 100 veces la cifra de las emisiones de deuda del mercado primario.

Un dato revelador

Un solo dato sirve para demostrarlo. Según la última cifra conocida, el BCE ha adquirido 180.000 millones de euros en deuda publica, mientras que la Reserva Federal norteamericana ya ha comprado 950.000 millones de dólares en deuda de Estados Unidos.

Además, cuando el BCE interviene, lo hace en cifras bajas, siempre con la oposición de los alemanes, de forma timorata y sin publicidad, lo que provoca que su actuación sea positiva, pero claramente insuficiente.

Y sin embargo, el Banco Central Europeo es la única esperanza en el corto plazo para salvar el euro y, por lo tanto, para salvar la propia UE. Mientras se avanza en la creación de un Tesoro común, se decide la emisión de eurobonos o se acaba de materializar y dotar de recursos al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, lo único que tenemos es el BCE.

Y si no actúa ya, a lo mejor, no llegamos a contar con esos instrumentos que sí serán una buena solución en el medio plazo. Cuando Europa está asomada al abismo es preciso actuar con decisión, superando las restricciones reglamentarias.

Si se acepta este espíritu, la solución no es ni tan compleja ni tan gravosa. Utilizando las cifras de España, teniendo en cuenta el calendario de vencimientos de letras y bonos y las nuevas necesidades de financiación, el Tesoro emitirá deuda por un importe máximo de 20.000 millones de euros en los dos próximos meses.

Compromiso inequívoco

En este escenario, mi propuesta de actuación del BCE es simple: debe comprometerse de forma pública a comprar toda la deuda española que se emita en los próximos meses que no sea adquirida por inversores privados y en todo caso cuando alcance un tipo de interés del 4 % en el caso de los bonos a 10 años. Esto es, comprar títulos en el mercado primario, estableciendo un tipo de interés máximo a partir del cual compraría toda la deuda necesaria, y financiar así las necesidades de los Estados por lo menos en los seis próximos meses, mientras se avanza en las soluciones de medio plazo.

Como los especuladores operan apostando contra la subida de tipos de la deuda, si el BCE se compromete a actuar para impedir que en el mercado primario superen el 4 %, se acabaría con la especulación de forma inmediata.

Y hasta es posible que ni siquiera tenga que llegar a comprar la deuda, porque es más que posible que con el solo aviso de que está dispuesto a hacerlo sea suficiente para normalizar los mercados de deuda.

Manuel Lago Peñas es economista de CC.?OO.