Mariluz y Arturo: «Pasamos casi seis meses de veraneo»

MUXÍA

Ana Garcia

Mi paraíso está aquí. ¿Para qué cambiar de destino si sabes que estás donde quieres estar? El que lo encuentra, no lo suelta. Es el caso de Mariluz y Arturo. Y el de muchos otros que no renuncian a ese lugar mágico por nada del mundo

06 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace más de tres décadas que Mariluz y su marido Arturo encontraron en la maravillosa playa de Lago, en Muxía, su paraíso. Les fascinó tanto este lugar que ya nunca más dejaron de venir. Y así llevan 31 veranos, sin faltar ni un solo año porque esta ya es su casa, el rincón en el mundo al que llegan y del que nunca quieren irse. Todavía recuerdan los primeros veranos en los que se quedaban a disfrutar de la naturaleza y llegaban con una tienda de campaña y poco más. El resto era lo de menos. Solo importaban ellos, el mar, la playa y un cielo abierto a sus pies: «Nosotros empezamos haciendo acampada libre, en la playa. Después de llevar allí tres o cuatro años, ya no nos dejaron estar más. El marido de Maruja, los dueños de la finca, dijo que no nos fuéramos, que iba él a hacer un cámping. Y lo hizo. Y mucha gente de los que estábamos en la playa en acampada libre nos quedamos aquí», explica Mariluz desde O Paraíso, que se ha convertido en su segunda casa.

«Lo vimos nacer. Al principio, no nos cobraba porque era todo tierra, sin hierba y sin nada. Y nos dejó acampar mientras no lo tenía todo arreglado», explican esta clienta fiel y su marido, que están deseando que llegue la primavera para instalarse en su particular paraíso. «A mediados de marzo o así ya venimos todos los fines de semana, y luego estamos hasta el mes de octubre», interrumpe Arturo, mientras ella explica que tienen una caravana que dejan instalada en la parcela todo el año y que incluso vienen en invierno para ver que todo está en orden. «Casi seis meses nos pasamos aquí. Es como si tuviéramos el chalé», aclara ella para que nos hagamos una idea del gran arraigo que tiene esta pareja de A Coruña en la playa de Lago.

VER EL MAR TODO EL DÍA

De esta esquina del mundo solo pueden decir cosas buenas. No es difícil, la verdad, porque el lugar es uno de esos que se te quedan grabados a fuego y al que siempre quieres volver: «Nos gusta venir porque el sitio es muy bonito, la playa es grande, y desde donde estamos nosotros en la parcela, vemos el mar todo el día. Después la tranquilidad que hay aquí, porque es un cámping muy familiar y tranquilo. Además, hay de todo».

Otro de los grandes atractivos es que se encuentran en un lugar estratégico de la Costa da Morte: «Nos ponemos en cinco minutos en coche para ir a comprar tanto a Muxía como a Camariñas. También tenemos la farmacia cerca... de todo. Estamos a medio camino de ambas localizaciones. Da igual ir a un sitio que a otro». Además, también aprovechan para hacer turismo por la zona: «De cabo Vilán a Touriñán para recorrer en coche y disfrutar. E incluso ir hasta Finisterre tampoco te lleva tanto. Son 40 minutos desde aquí. Tenemos muchos sitios para ir. Por ejemplo, Nemiña, la playa de los Ingleses, incluso a Laxe si quieres, son 20 o 40 minutos. No hay distancias».

Sobre la posibilidad de buscarse un nuevo lugar de veraneo, la respuesta de ambos es un no rotundo: «Aquí estamos felices. De aquí no nos mueve nadie, a no ser que nos vayamos al nicho. ¿A dónde vas a ir? ¿A Benidorm? ¡Pero si incluso los de Benidorm vienen aquí!»

ACOMPAÑADOS DE SU HIJA

Tan a gusto están que incluso su hija tiene una parcela cerca de la suya. Ella también heredó la misma pasión que sus padres por este cámping, y no encuentra otro lugar en el mundo como este para pasar el verano. «Unos amigos tuvieron que dejar la caravana y la cogió, está a nuestro lado. Ella siempre venía con nosotros desde que tenía cuatro o cinco años, así que estamos aquí los tres de maravilla. Ella en su caravana y nosotros en la nuestra», confiesa Mariluz, que dice que entre todos forman una «gran familia»: «Con los dueños, José Manuel e Isabel, tenemos una excelente relación».

Y así pasan los días, sin más preocupación que levantarse y disfrutar, porque ellos no conciben un verano sin su remanso de paz. Un lugar en el que Arturo puede ir a pescar, una de sus grandes pasiones. «A lo mejor podemos salir a cualquier otro sitio una semana o así, pero después venimos para aquí todo el verano. Estamos encantados, es evidente. Si no, no llevaríamos tanto tiempo viniendo», confiesa él, mientras Mariluz sonríe dándole la razón. ¿Dónde van a estar mejor?