El avistamiento de fauna marina aviva el turismo náutico en la Costa da Morte

Patricia Blanco
PATRICIA BLANCO CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCIA

Delfines, ballenas, aves, algún atún... La posibilidad de contemplarlos atrae a locales y visitantes a las rutas en barco

24 jul 2023 . Actualizado a las 12:10 h.

Oliver Moure, responsable de Cruceros Fisterra, tiene 51 años y lleva en el mar «desde rapaz». Aunque había visto otros ejemplares a cierta distancia, no ha podido olvidar aquella ballena que, en el 2018, les pasó por debajo del barco María Elena: «Nunca vira algo así, esa manobra que fixo. Mirounos, de verdade que si, nós co barco apagado, e meteuse por debaixo. Cheguei a pensar que alí se acababa todo, pero nin nos rozou», evoca. Una experiencia extraordinaria e irrepetible, pero no hace falta llegar a tanto para decir que el avistamiento de fauna marina es un atractivo que aviva el turismo náutico en la Costa da Morte.

Solo en el entorno de Fisterra hay al menos cuatro empresas ofreciendo salidas al mar para admirar las puestas de sol, la costa desde el agua y todos los secretos que el medio marino quiera mostrar: «Nunca sabes que te vas atopar. Un día un golfiño, outro día outra cousa. Xa incluso a cor da auga cambia». El fenómeno redes es capital. «Cada vez que colgo fotos de golfiños e demais, a xente pregunta», admite Oliver. Y atrae porque aunque las imágenes gusten, la sensación no es la misma: «Son cousas reais que hai que ver alí».

Jornadas tan prolíficas en avistamientos como la de hace semana y media contribuyen a estimular la demanda, aunque Oliver siempre deja claro a quien se sube que los delfines se ven «se eles queren, porque eu non os teño amarrados», ríe.

Cruceros Fisterra, veterano de estas salidas, las inició en el 2008, y desde entonces, hasta el año pasado, ya sin más remedio que elevarlos, mantuvieron estables unos precios que, para la experiencia que se vive, bien se pueden tildar de módicos. Salen a las 11.00, para grupos, a las 12.30, a las 17.00 y en la puesta de sol, esta última la ruta más larga, dos horas y pico frente a la hora y cuarto u hora y media de las otras. En casi todas ellas, estos días pasados, avistaron delfines. «Na da posta de sol é máis probable, é a hora deles, pero vimos golfiños mañá e tarde, van detrás dos cardúmenes [bancos de peces]», explica. También divisaron ballenas y hasta un «atún grandísimo». Nada de orcas en lo que va de verano, aunque sí las avistaron el año pasado y hace dos años, sin tener percance alguno con ellas.

Opción de turismo activo

David Trillo, desde su taximar Robinson da Lobeira, con el que lleva seis veranos, acredita como Oliver que cada vez que sube a redes una imagen o vídeo de algún avistamiento especial, «o interese medra». Fue él quien hace unos días filmó el lomo de una ballena: «Xeralmente para velas hai que saírse un par de millas do cabo Fisterra», reseña. No hay ninguna garantía de que vaya a aparecer fauna marina extraordinaria, pero ese es el gusanillo. Días calmos, sin viento, suelen traer más posibilidades, «aínda que no mar nunca sabes».

Recibe preguntas de todo tipo y sube a bordo a tripulantes de toda Europa, «e de Mississippi, e de Texas...». Experiencias que incluso para los duchos en el mar son interesantes. Todo un cofre de tesoros naturales son los fondos, como saben firmas como Buceo Finisterre o Buceo Malpica, por citar dos referencias en la comarca.

Para Oliver, que este año inició campaña algo más tarde de lo habitual, a finales de mayo, estas opciones del turismo entran dentro de las necesarias iniciativas de cara a locales y visitantes: «A xente ten que estar entretida. A Costa da Morte non só se vén comer, durmir e ir á praia. A xente quere facer algo, e hai que ofrecer un atractivo turístico se queremos vivir disto», valora el responsable de Cruceros Fisterra. Eso sí, con respeto. Es por eso que, por ejemplo cuando avistan cetáceos, apagan motor y piden silencio a quienes van a bordo.

ANA GARCIA

«He venido por la puesta de sol, pero si aparece algo más, será un caramelito»

La alicantina Lorena Castelló (44 años) se subió el lunes al barco María Elena. Llegó a Fisterra en bus desde Santiago: «Hice el Camino desde O Cebreiro y quería conocer el fin del mundo. Quería ver la puesta de sol y salir al mar me pareció una buena opción», explicaba poco antes de salir del puerto. En un albergue supo que desde esta embarcación habían avistado hace pocos días delfines y hasta ballenas, y todavía se le hizo más atractivo: «Yo vengo por la puesta de sol, pero si aparece es algo más, pues es un caramelito». De Fisterra se llevó buen sabor de boca y playas que la impresionaron, experiencias que suma a la del Camiño, que hizo por vez primera: «Era, además, la primera vez que viajaba sola, y ha sido increíble. Repetiré».

Estrellas y mar de ardora también se buscan por mar

El taximar Robinson da Lobeira —utópica Navieira Jalisia— es un sueño para David Trillo, marino mercante de Brens (Cee). Una forma de seguir disfrutando del mar incluso cuando su trabajo le permite pisar tierra, y no solo de día, moviéndose entre faros, acercándose a las Islas Lobeiras, la cascada de O Ézaro o el cabo Fisterra, entre otros lugares. Hace algo más de cinco años que ya ofrece en su embarcación salidas nocturnas para ver las estrellas, hasta 24 kilómetros mar adentro, pero también para navegar bajo la luz de la luna llena o ver la pesca de sardinas admirando los cerqueros.

Se le puede sumar el atractivo y misterioso mar de ardora, fenómeno de bioluminiscencia que para las gentes del mar es (o era) cotidiano, pero que para mucha gente, también profesionales y aficionados a la fotografía, se ha convertido en motivo de peregrinación a ciertos puntos de la Costa da Morte donde se ha documentado. Como las aves o los cetáceos, nunca es seguro, y ahí está la cuestión. Acariciar esa luz azul es un estímulo si uno lo presencia en una playa, pero admirar el «ronsel» tras la embarcación tiene su aquel, y no pocos tratan de encontrarlo.

A la experiencia el marino ceense suma también ahora una certificación como guía para ver con él las estrellas. Con la Costa da Morte declarada el pasado enero Destino Starlight, Trillo fue una de las muchas personas que tres meses después, en abril, se formó para, oficialmente, poder ser Monitor Astronómico Starlight. Ahora, siendo la Lobeira uno de sus lugares fetiche, ha convertido con Navieira Jalisia esta isla en eso mismo, un pequeño «destino Starlight».

Embarcarse es un atractivo incluso para los locales, como el corcubionés Arnoldo Ostasevicius, que este pasado lunes se subía por vez primera a bordo de Cruceros Fisterra, junto a su pareja: «O que me chama a atención é poder ver a posta de sol, pero vela dende o mar, porque dende a terra véxoa todos os días», explicaba antes de zarpar el barco.