El de Boiro es el segundo incendio más grave en Barbanza desde el 2006

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Solo el fuego del monte Pindo en el 2013 supera en superficie al último siniestro

10 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos días, cuando a los profesionales de los servicios de prevención y extinción de Barbanza se les preguntaba por la dimensión del incendio que se originó en Boiro el pasado jueves y que ha arrasado unas 2.200 hectáreas, se remitían invariablemente al 2006. Aquel fatídico verano la comarca se convirtió en un auténtico infierno, ardió por los cuatro costados, y en la mente de todos estaba evitar que eso se repitiera. En esta ocasión, las condiciones meteorológicas ayudaron desde el momento en que cesaron las fuertes rachas de viento del nordeste y la niebla rebajó las temperaturas y, aun así, este es ya el segundo fuego forestal de mayor envergadura de los registrados en la comarca desde aquel año, y el tercero de Galicia este verano.

Aunque en los últimos ejercicios ha habido incendios importantes, como el que amenazó varios núcleos habitados en Rianxo en marzo del 2019, hay que remontarse a hace casi una década para encontrar una catástrofe forestal similar a la que acaba de sufrir la sierra de Barbanza. En septiembre del 2013 el fuego calcinó unas 2.300 hectáreas en el monte Pindo, el más devastador desde un 2006 con unas cifras espeluznantes en cuanto a superficie arrasada: por aquel entonces, solo en el distrito forestal IV —que excluye los municipios de Carnota, Muros y Mazaricos— se quemaron más de 12.000 hectáreas.

Con todo, hay que tener en cuenta que en el 2006 se registraron cientos de focos, mientras que tanto en el siniestro de la semana pasada como el del monte Pindo del 2013 hubo un único frente que se extendió con suma rapidez.

Recuento de hectáreas

El último gran incendio registrado hasta la fecha era el de Rianxo en el 2019, con 1.162 hectáreas calcinadas, pero en los últimos años hubo otros veranos especialmente negros para el monte barbanzano. En el 2007, el fantasma del fuego volvió a asomar con un gran foco que quemó 600 hectáreas en Muros, mientras que, en el 2010, las llamas, que se originaron en la misma zona que hace casi una semana, arrasaron más de 500 hectáreas.

Porto do Son es otro de los municipios que ha sufrido en mayor medida el castigo del fuego. En el 2016, dos incendios registrados a mediados de agosto calcinaron 1.600 hectáreas, afectando también a Ribeira.

En total, sumando todos estos siniestros, el terreno quemado en la comarca en poco más de una década supera las 8.000 hectáreas. Por ahora, porque como apuntaban estos días desde los equipos de extinción, «aínda queda verán».

Vigilancia continua

Aunque está perimetrado desde el domingo y la superficie afectada por el incendio iniciado en Cures el jueves no ha aumentado en las últimas horas, el fuego siguen sin estar sofocado y los medios de extinción están sobre el terreno refrescando los rescoldos y atajando las reproducciones, que en los últimos días han sido continuas. «Estamos vixiantes, porque con estas condicións meteorolóxicas hai que estar moi atentos a posibles puntos quentes», explicaba ayer por la mañana el conselleiro de Medio Rural, José González, que confiaba en que a lo largo del día el incendio quedase ya controlado.

El próximo paso será evaluar los daños y el riesgo de escorrentías y erosión, para lo cual ya se ha desplazado a la comarca un equipo de técnicos especialistas del Centro de Investigación Forestal de Lourizán. Sobre el terreno también siguen movilizados numerosos medios de extinción, que recorren todo el perímetro para enfriar el suelo. En la jornada de ayer, estas tareas se centraron en la zona de A Pobra.

Medio Rural se compromete a trabajar en la regeneración del terreno quemado

Una vez que lo peor del incendio ha quedado superado, la retina se llena con imágenes del monte carbonizado, una amplísima extensión que será regenerada con el apoyo de la Administración autonómica. Así se lo trasladó al alcalde de Ribeira, Manuel Ruiz, el propio conselleiro de Medio Rural, con el que los regidores de los tres municipios afectados por las llamas prevén reunirse en los próximos días.

«A nosa preocupación está en certa medida atenuada polo compromiso de que se levará a cabo unha recuperación integral do terreo», manifestó Ruiz.

Por su parte, el regidor de Boiro, José Ramón Romero, urgió a empezar a trabajar de inmediato para minimizar el riesgo de erosión del terreno: «A que se queimou é unha zona complexa, escarpada e con pendentes importantes, convén actuar e empezar a traballar desde xa nun novo modelo forestal».

El alcalde de A Pobra, Xosé Lois Piñeiro, también está pendiente de los pasos que dé Medio Rural, pero añadió que hay determinadas actuaciones que «non poden esperar a que cheguen as axudas, asumirémolas nós e logo xa veremos se podemos optar a algúns fondos».