Las familias, de ruta por barrancos

AL SOL

ANA GARCÍA

La orografía gallega es perfecta para el «canyoing», deporte al que cada vez se suman más padres con hijos que, eso sí, deben tomar medidas de seguridad

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Eso de ir con la familia de excursión monte a través y comprobar las bondades de la naturaleza dando sosegados paseos mientras se almuerza un bocata de jamón tiene ahora su versión más aventurera. La orografía gallega es perfecta para practicar deportes de riesgo, situación a la que sacan cada vez más rendimiento las familias gallegas, que se apuntan a realizar barranquismo para vivir una experiencia diferente sin salir de la comunidad. Según explica Agustín Rico, socio de Galaicaventura, una web especializada en deportes alternativos, «tomando las medidas adecuadas, cualquiera puede practicar barranquismo, y en Galicia hay muchas opciones para iniciarse».

Santa Baia

Serra de Outes

Perfecto para iniciarse

Agustín Rico asegura que tanto el barranco de Santa Baia como el de Melón, en Ourense, son ideales para una primera toma de contacto con este deporte. Durante el descenso se cruza un frondoso bosque que cuenta con diferentes tipos de árboles, alfombras de musgo, rocas y cascadas. La duración media es de dos horas y media y la edad mínima es de 14 años. Rico recuerda que es muy importante llevar un calzado adecuado para realizar esta actividad, es decir, zapatillas deportivas con buena sujeción.

Pozas de Melón

Ribadavia

Saltos de 2 a 8 metros de altura

El descenso de estos cañones es perfecto para hacerse con las habilidades del barraquismo, una actividad que además es ideal para familiarizarse con el conocido como turismo activo. Concretamente, el barranco del río Cerves, en el concello de Melón (entre Ribadavia y A Cañiza), seducirá no solo por sus paisajes, sino también por las aguas cristalinas de sus pozas. Además, el barranco tiene varios saltos de entre dos y ocho metros de altura.

A Curota

A Pobra

Un final con grata sorpresa

En la Serra do Barbanza, el imponente cañón de A Curota es uno de los favoritos de los gallegos adeptos a este deporte. El río discurre entre paredes de granito de más de cien metros, y durante la ruta uno puede caminar sobre cantos rodados y realizar multitud de saltos al agua. Los expertos advierten de que es un cañón sencillo para la iniciación, aunque quizás algo más exigente a nivel físico que los dos anteriores. Una vez llega el final, la recompensa es inmejorable: el tramo culmina en las piscinas naturales del río Pedras, ofreciendo una impresionante vista panorámica de la ría de Arousa. Con una duración aproximada de cuatro horas, el precio es de 35 euros.

O Ézaro

Dumbría

Chute de adrenalina

Este barranco, apto solo para aquellos que ya tengan ciertas nociones en eso del canyoing, supondrá un chute de adrenalina nada más comenzar, con un gran salto para entrar en contacto con el agua. A continuación, y tras dar varias brazadas, se caminará hasta llegar al primer tobogán, que no será el único y es que minutos más tarde, uno de 5 metros de deslizamiento sobre granito empujados por un gran chorro de agua hará las delicias de los más aventureros. No faltarán las actividades de rapel en este recorrido.

Es más, cuando se enfila el final del trayecto, el descenso rapelando junto a la cascada de alrededor de sesenta metros de altura es el momento idóneo para disfrutar de poder tener tan cerca la increíble caída del agua. Los amantes de la tirolina tampoco se irán de vacío y vivirán un momento único tras bajar un tramo de la ladera del monte Pindo.

Río Verdugo

Ponte Caldelas

Para todos los gustos

Se trata de uno de los barrancos más completos de Galicia. Según explican desde Galaicaventura, «combina buena parte de las técnicas usadas en este deporte: progresión caminando y a nado, rapel, saltos y toboganes naturales. No es el mejor si uno no ha hecho barranquismo nunca, pero es cierto que se adapta bien al diferente nivel de los miembros del grupo, ya que aunque tiene partes de dificultad, existen alternativas para los que no sean aún tan profesionales. Este cañón se disfruta por la combinación de diversión y adrenalina, pero también por el entorno.

Aunque son muchos los turistas y locales que se acercan a ver las pozas del río Verdugo para disfrutar de las diferentes cascadas, Agustín Rico asegura que, en principio, este deporte puede practicarse todo el año y que, de hecho, treintañeros y familias -el grueso del perfil- practican barranquismo en todas las estaciones.