La persistencia del mal tiempo alarma a mariscadores y agricultores

X. Ramón Alvite / A. Gerpe

AGRICULTURA

Representantes de la pesca y la ganadería dicen estar preocupados porque la situación no parece cambiar

05 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Durante el mes de enero la lluvia ha sido prácticamente constante en la comarca, y febrero parece llevar el mismo camino. Al agua se añade la sucesión de temporales y esta persistencia del mal tiempo alarma a mariscadores y agricultores. Razones para ello tienen, porque su actividad cotidiana se está viendo alterada y ya se han producido los primeros indicios que justifican la preocupación.

En la comarca, la Cofradía de Palmeira, a tenor de lo que afirma su patrón mayor, Miguel Franco, parece ser la más perjudicada. Asegura que el mar de fondo provocó la mortandad de mucho berberecho en sus concesiones, hasta el punto de que teme que el marisqueo a pie en la playa de A Cambra se vea seriamente dañado. En el arenal de Cruces se acumulan las algas y, por si fuese poco, el pósito tiene pendiente de sembrar desde el pasado mes diez toneladas de almeja fina y japónica: «A colleita vaise perder. Os traballadores de a pe van ser os máis castigados», manifiesta Franco.

El mar de fondo también ha propiciado una ligera mortandad de bivalvo en algunas concesiones de Cabo de Cruz y Palmeira, mientras que la máxima preocupación de rianxeiros y noieses es la salinidad del agua. En este sentido, el patrón mayor de Noia, Santiago Cruz, reconoce que miembros de la directiva van periódicamente a controlar la presa del Tambre ante el temor de que se abran las compuertas y muera berberecho en masa, como ocurrió en el 2006: «O embalse está cheo. Nós dicímoslles que abran cando sobe a marea, pero eles soltan auga constantemente».

Ante esta situación, los biólogos de las cofradías llevan a cabo diariamente controles de los arrastres propiciados por los temporales y de la salinidad del agua.

Forraje

En el caso de la agricultura, la lluvia amenaza con poner en peligro el abastecimiento de alimento para el ganado en las explotaciones agroganaderas. La abundante humedad que hay en las fincas, muchas de ellas inundadas, imposibilitará el ensilado del forraje y se reducirá drásticamente la cantidad de comida de la que dispondrán las granjas: «Outros anos neste tempo a maioría das praderías estaban abonadas e a herba alcanzaba os 15 ou 20 centímetros. Este ano non sei se chegará a esta medida no medio da primavera», apunta un ganadero mazaricano.

La primera quincena de febrero suele ser el período durante el que se abonan los prados, labor que el mal tiempo no ha posibilitado realizar. Varias empresas de la comarca distribuidoras de fertilizantes confirman el escaso volumen de ventas registrado hasta el momento. «O mal tempo, unido e os altos prezos dos abonos provocan que os produtores se manteñan á espera», comenta el responsable de una firma.

Además de la merma en el volumen, los retrasos en el abono en el crecimiento de la hierba ocasionan, de forma paralela, contratiempos en la siembra del maíz que se efectúa en las mismas fincas en las que previamente se cortó el forraje.

Tampoco se salvan las granjas que utilizan el pastoreo como forma de manejo del rebaño. Estos establos han visto duplicados los gastos de alimentación del ganado. Algún empresario advierte de la situación crítica que sufrirán muchos profesionales si no cesan las precipitaciones: «Os gastos en concentrado e ensilado son moito maiores se as vacas non poden ir fóra. Se o inverno segue así de duro non quedará máis remedio que comprar comida porque a que temos non vai chegar».